Capitulo 11.

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El sonido de la lluvia contras las ventanas me despertó temprano. La tormenta había comenzado durante la noche y ahora se desataba con furia. Me levantó de la cama con cuidado de no despertar a Jasper, quien duerme plácidamente siempre en esa misma posición.

Como de costumbre me dirijo a la cocina y la sombra de Julián jugando con su robot me pone los nervios de punta.


―Buenos días, mamá ― no aparta la mirada de su juguete y su tono de voz es igual.
―Buenos días ―respondo tratando de sonar natural, mientras lleno mi taza de café.


El timbre suena haciéndome dar un pequeño salto en mi lugar, pues hacía mucho tiempo que no lo escuchaba, se había descompuesto y no habíamos tenido tiempo de repararlo por la gravedad de la enfermedad de Julián.


―¿Cuándo arreglo el timbre tu padre? ―le pregunto a Julian pero no me responde.


Camino hacia la puerta y la abro encontrándome con mis padres.


―Buenos días, Ana ― me saluda mi madre mientras se  acerca a darme un abrazo.


Mi padre hace lo mismo y los invito a pasar a la cocina en la que ya esta Jasper haciendo desayuno, ni siquiera escuche el momento en el que llego a la cocina.


―¿Y la tía Rosy? ―pregunta Julián abrazando a sus abuelos refiriéndose a Lila, yo suelo ser la única que le dice Rosy a lila.
―Llegara dentro de una hora ―le responde mi padre y todos comenzamos a platicar sobre nuestros últimos días.


Y así fue, exactamente una hora después, Rosy toca el timbre y se une a nosotros, levantando mis energías pues por una extraña sensación me sentía llena de ansiedad.
Media hora después me llaman de la escuela de Julián y me piden que valla a firmar unos papeles para que pueda estar inscrito oficialmente.
Les informo la noticia y deciden acompañarme Julián y Rosy,  salimos y me doy cuenta que la lluvia ha parado y las calles se encuentran secas, trato de no darle importancia pues el sol esta lo suficientemente fuerte como para secarlo todo rápido.

Hoy tampoco hay tanto carro en las avenidas lo cual me viene demasiado bien, al querer dar vuelta en una esquina el mismo carro azul de la vez pasada se me atraviesa y sin alcanzar a pisar el freno mi carro se detiene de golpe, mi corazon late desbocado. Estuve a punto de chocar. El carro azul se posa al lado del mío y cuando la ventanilla se baja la misma viejita de la otra vez ríe.


―Lo siento, señorita ―su sonrisa inocente aparece― a mi edad ya nada es pecado.


Rosy ríe y yo ignoro a la anciana, pues realmente me molesto su imprudencia.
Llegamos a la escuela y pasamos, le pido a Rosy que cuide a Julián mientras  yo firmo todo el papeleo.


―Ahora solo necesito que firme aquí usted y alguna otra persona para que Julián Grant quede inscrito ―me indica una maestra y yo retrocedo confundida.
―Su nombre es Julián Gibson ―la corrijo mientras me fijo en todos los documentos, todos dicen “Julián Grant”
―Oh, lo sentimos, tenemos una nueva empleada y esta equivocándose con la mayoría de los papeleos ―se disculpa pero a mi me queda un amargo sabor de boca.


Le hablo a Rosy para que me ayude a firmar algo mientras Julián se queda en un banco viendo un libro.
Le doy la hoja a Rosy y le indico donde firmar, cuando me entrega la hoja mi sangre queda helada y comprendo que algo no esta bien, pues a firmado bajo el nombre de Rosy Grant, siendo que su nombre es Lila Roselyn Grant.
La veo fijamente a los ojos tratando de obtener alguna respuesta a eso o que me diga que es broma y lo firme con su verdadero nombre pero no lo hace.
Un nuevo miedo comienza a crecer dentro de mi y no le digo nada al respecto tratando de actuar lo mas natural posible.
Terminamos y me acerco a mi hijo, quien esta leyendo un libro, siendo que no sabe leer.
Mi corazón late desbocado y mis manos tiemblan pero trato de fingir que todo esta bien. Me urge saber que es lo que esta pasando.
Nos marchamos de ahí y en el carro pongo música a todo volumen para distraer mi mente. La misma canción que sonó la vez que Julián y Jasper estaban cantando tan emotivamente suena esta vez y ahora son mi hermana y mi hijo quien la cantan.
Llegamos a casa y bajo del coche a toda prisa queriendo inhalar todo el aire posible esperando a que eso me tranquilice un poco.
Durante la cena trato de calmarme y echarle la culpa a mi paranoia, no puede estar pasando nada sobrenatural o algo por el estilo, solo es mi mente haciéndome malas jugadas, seguro todo tiene una explicación.

Mis padres y mi hermana se retiran, al parecer ya tienen lugar en donde vivir y he prometido ir mañana a visitarlos, acuesto a Julián a dormir y Jasper se encierra en su oficina para trabajar en un proyecto que tiene pendiente.
Yo me meto a la regadera y busco bañarme con agua muy fría para despejar mi mente pero el agua no cambia de temperatura. Me desespero y salgo envuelta en una toalla.
Me coloco mi pijama y me siento en mi cama para pensar las cosas con mas claridad. Quiero sacar todas las ultimas dudas de mi mente pero no puedo, son demasiadas cosas que no están bien y mientras más pienso más miedo siento.

Respiro hondo y me convenzo que yo soy la que esta mal, que solo he prestado mas atención a mi entorno, antes no solía hacerlo pues siempre me encontraba preocupada por la salud de mi hijo.


Sueños de silicio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora