"Es una idea adecuada establecer una influencia en este país si estás buscando participar en torneos nacionales en algún futuro." El señor Kim estaba más familiarizado con este mundo y sabía la influencia que tenían los chinos en cuanto a torneos.
Para extranjeros los privilegios no eran muchos y si no eras reconocido puede que no seas admitido en torneos. Pero si alguien como el señor Han está involucrado con la escuela de Kung Fu Sakura Bushido las cosas podrían mejorar mucho.
No solo su escuela de artes marciales sería considerada para competiciones de alto prestigio, sino que también serían inmediatamente reconocidos cada vez que se presenten a una combinación.
Dash solo quería que su hogar brillara, mantener a los suyos cerca y enseñarles correctamente el sentido del sacrificio.
...
Al día siguiente en la zona donde se realizaría el torneo, Dash junto al señor Kim y con ayuda del señor Han completaron los registros.
Al terminar con los preparativos de registro, Dash pudo ver el nombre de Sakura Bushido en la competición y una sonrisa de satisfacción había aparecido en su rostro desde que sucedió.
Para muchos tal vez esto no signifique mucho cuando dejaría el país unos días después de que el torneo finalice, pero para Dash esto era un orgullo total, ya que de esa manera haría que muchos vieran su trayectoria y se animarán a imitar su fuerte deseo de ser fuerte.
"Este es un lugar increíble, ¿cuántas personas crees que haya en este lugar?" Devon quien lo había acompañado hasta este lugar junto a su familia vio los alrededores y no pudo evitar exclamar mientras se imaginaba la competición en unos días.
"Algunas quinientas, muchos de los sitios estarían ocupados, así que tienes suerte de que como competidor té haya elegido un buen lugar para poder presenciar los combates."
Cuando Dash dijo esto miró la arena y asintió, todo era exactamente como lo recordaba así que no había mucho de que prestar atención más allá de saber algunas cosas antes de que empezara el torneo.
Los dos continuaron viendo el lugar y coincidieron en que había mucha diferencia entre las competiciones de Karate a las de Kung Fu demostrando la diversidad de ambos torneos.
"¿Hasta ahora que es lo que más te gusta de este lugar?" A un lado de ella, Dash le preguntó mientras miraba a lo lejos como Dre tenía su emotiva conversación con el señor Han.
"Mi experiencia es normal, supongo que tu amigo debe de pasar malos momentos cuando los ancianos lo señalan como si fuera un muñeco nunca antes visto." Devon miró a Dre a lo lejos y no pudo evitar mencionar esto mientras recordaba todas las cosas que había visto en su viaje.
"Los chinos no suelen ver a personas de piel oscura, sería como si enviaras a un chino a otro país donde los rasgos asiáticos sean raros de ver como África..."
Más allá del racismo era normal que esas situaciones se presentaran, la curiosidad es algo que a las personas las ponen inquieta y no se puede evitar.
Durante su tiempo en el hospital, Dash había visto uno sin número de casos especiales donde los pacientes de otros países eran enviados al hospital en el que era atendido debido a sus altos índices de éxito en tratamientos de enfermedades extrañas, por lo que entendía algo sobre lo que estaba a hablando en cuanto a curiosidad se trataba.
"Vamos por un poco de helado, el calor me está matando en este lugar..." Devon arrastró a Dash a una heladería en busca de su nieve de chocolate.
...
Dentro de un edificio había una amplia área donde muchas personas estaban sentadas disfrutando de postres y helados que tenían muy buena apariencia. Justo adelante estaba la zona donde se compraba y en ese momento Dash quien había acompañado a Devon llamó mucho la atención por sus rasgos extranjeros.
Aunque era joven tenía buena apariencia, cosa que le hacía ver bien a la vista según sus propios juicios.
Como este lugar estaba lleno de locales, Dash quien se sentía una mosca en un panal de abejas caminó rígidamente hacia la fila justo detrás de Devon quien no se había inmutado por esas miradas.
"Al menos deberían de disimular sus miradas, que desastre..." Devon quien ya se había convencido de comprar un helado trató de sacar las demás cosas de su mente.
"He escuchado del señor Han qué hay torneos femeninos de Kung Fu pero solo a partir de los quince años. Hay incluso torneos de parejas donde los campeones de este año son de Corea del Sur, lo mejor de todo es que los premios son elevados."
Mientras Devon elegía los helados que comprar asintió al escuchar las palabras de Dash y luego dijo: "¿Ahora estás considerando apuntarme a un torneo aquí?"
"¿No es eso fantástico? Ambos seríamos imparables en las competiciones, solo con unos años más podríamos llegar a ser la pareja dorada de las artes marciales."
Mientras Dash decía esto, miró como Devon apagaba y le entraban un helado sabor menta que era uno de sus preferidos.
"Sabes qué amo competir, pero ahora solo quiero comer mi helado de chocolate..." Devon con todas las molestias a su alrededor, no quería estar hablando de torneos y cosas relacionadas con las artes marciales, ya que sus puños ardían.
"Mira ese niño, un completo diablillo..." Dash miró a un niño que estaba tirando el helado mientras se sacaba los mocos.
"Mejor regresemos, quiero contarte sobre muchas de las cosas que he visto hasta ahora..." Devon sin querer permanecer ni un minuto más en este lugar, regresó junto a Dash al lugar donde todos habían acordado reunirse.
Los sitios que no conoces son aterradores, especialmente la ciudad. Muchos intentan estafarte y otros más, venderte cosas que ni siquiera sabes para qué sirven.
En algún momento de la caminata, Dash quien pensó que cobraban por foto para tomarse una con un perico, estaba por comprar directamente el perico sin darse cuenta.
Después de seguir vagando por diferentes sitios y tomar una docena de fotos más, Dash y Devon regresaron junto a los demás al hotel para descansar.
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Cobra Kai: El guerrero Dragon
FanficEn las paredes de la habitación de un hospital, donde las sombras de la muerte se entrelazan con los destinos de los que aún quieren vivir, Dash Hale quien sabe que estaba cerca de su final, se ríe con autocrítica al saber que se acercaba la hora de...