La incertidumbre de alguien menor siempre puede generar la serotonina suficiente para la falta de motivación de alguien mayor.
Izuku Midoriya la conoció sin esperar nada a cambio. Kaina Tsutsumi, menos.
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Historia corta.
La serotonina influye en el amor al mejorar el estado de ánimo y el bienestar, promover comportamientos prosociales como la confianza, reducir la ansiedad y estabilizar las emociones, lo que fortalece las relaciones románticas.
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— Estas enamorada.
— Imposible. —replicó rápidamente intentando remarcar una mirada seria que fue opacada por el suave rubor en sus mejillas.
Kaina recorría pensante los alrededores de su departamento iluminado suavemente por los tenues destellos de luz que entraban entre las ventanas. La ansiedad y los nervios le carcomían desde hacía ya un par de horas y la mejor solución que encontró fue recibir ayuda de su mejor amigo.
— Niña, no te puedo tomar en serio con esa mirada de colegiala enamorada. —el chico frente a ella respondió con una sonrisa burlona.
O eso creía... Kaina lo observó con molestia pero aquellas palabras aumentaron levemente su vergüenza.
— No te traje a que me des más problemas, Keigo idiota, quiero que me des soluciones.
Keigo la observó y aquella sonrisa burlona en su rostro relució. — Es sencillo, lo invitas a tu casa, lo amordazas y después te lo foll...
— No podría ni verlo a la cara después de lo que le dije ayer. —replicó rápidamente. — Fue prácticamente una declaración indirecta.
Keigo soltó una carcajada recordando lo que aquella chica le había mencionado. El rostro serio y molesto de Kaina se inundaba poco a poco en un rojo más intenso mientras la risa del chico se intensificaba.
Keigo se incorporó de pie estando justo frente a la chica y colocándose una toalla sobre la cabeza imitando el cabello de una chica. —"Trataré de ayudarte a alcanzarlas así como tú lo haces conmigo..." —Keigo imitó la voz de Kaina mientras reía.
Keigo esquivó una chancla voladora que se dirigía hacia él.
— Que carácter, no sé cómo ese niño se va a enamorar de ti...
Keigo respondió con una sonrisita mientras se encaminaba fuera del departamento, siendo seguido por Kaina.
— Se que puede ser muy cliché y aburrido que diga esto pero... se tu misma.
Keigo y Kaina caminaban entre el pasillo que separaba los departamentos de ella e Izuku. Al estar frente a la puerta del departamento del chico, Keigo se detuvo y dio media vuelta para observar a Kaina.
— Nunca es tarde para comenzar a hacer cosas que no hiciste... así que solo disfruta. —Keigo repentinamente golpeó la puerta del departamento del chico y al hacerlo, se alejó de ahí hasta el ascensor. — ¡Si se casan quiero estar en primera fila! —gritó a lo lejos.
