Un Aston Martin Vantage se detuvo en el estacionamiento que a esas horas del día se encontraba desierto. Del auto bajó un imponente, atractivo y deslumbrante chico rubio, que se acomodó el cabello con la mano mientras se dedicaba a caminar despreocupadamente hacia el salón de clases. Max Verstappen era muchas cosas, sobre todo si le preguntaban a él mismo. Max te diría que él era el inalcanzable, poderoso, confiado, caliente, sexy, adinerado, guapo, talentoso, deseado, anhelado, cotizado, admirado, amado y envidiado hijo menor de los Verstappen, el ser más perfecto que alguna vez el universo se había tomado el atrevimiento de crear. Él diría que a sus cortos veintiún años, era el arquetipo de chico exitoso, que solamente se manifestaba en los sueños más húmedos de las personas. O al menos, así se veía Max, aunque las personas que lo conocían tenían un concepto ligeramente diferente.
No obstante, si en algo concordaban las dos versiones existentes sobre la personalidad de Max, era en que el chico neerlandés era capaz de hacer cualquier cosa en el universo, menos llegar temprano a clases (mucho menos si eran clases de verano). Aunque se encontraba estudiando en la universidad más prestigiosa de todo Mónaco, al rubio poco o nada le importaba estar en un asiento que miles de personas matarían por tener, pues para él era un completo despropósito. Su hermano mayor heredaría la empresa familiar, y a él tampoco le interesaba involucrarse. Sus padres, ya completamente decepcionados, habían desistido hace mucho de tratar que dejara de avergonzar el apellido de su familia. La reputación y la opinión pública que tenía estaban por los suelos, pues cada semana protagonizaba un escándalo diferente, mayormente relacionado a sus esporádicas relaciones con diferentes chicas o el abuso de sustancias. ¿Para qué fingir que estaba interesado en graduarse? La realidad es que no podía ser más indiferente a ello. Eso lo demostraba llegando a las casi siete de la noche, a su clase que empezaba a las seis en punto de la tarde.
—Joven Verstappen, le voy a pedir amablemente que se retire de mi salón. Le advertí la última vez que si llegaba tarde la siguiente clase, no iba a tener permitido entrar hasta que respete mi clase y a la institución— le riñó el docente enfrente de todo el salón al verlo entrar campantemente por la puerta como si no faltaran 30 minutos para que se acabara la clase de ese día. Max rodó los ojos, hastiado.
Dirigió su vista hacia los asientos del final del salón, viendo a su mejor amigo Charles aguantarse la risa al lado de los otros ineptos de sus amigos, grabando secretamente la interacción, seguramente para burlarse luego. Max salió por la puerta, y a través de la pequeña ventana de cristal de esta les levantó el dedo medio al grupo de chicos que le regresaban el gesto de forma maliciosa. Charles, en medio de su risa, le hizo un ademán que simulaba señalar un reloj con su mano, recordándole que tenían una fiesta esa noche, después de esa clase. Max asintió agresivamente, sacando su dedo medio una última vez antes de retirarse del lugar completamente.
Max, aburrido y esperando que el tiempo pasara para que sus amigos salieran y pudieran pasar a ahogarse en alcohol y otras sustancias ilícitas, empezó a merodear por los pasillos de su facultad, tratando de encontrar un buen lugar para fumarse un cigarrillo sin ser atrapado por una de las cámaras de seguridad. En medio de su búsqueda, recordó que tenía su teléfono prácticamente descargado desde que esa mañana se despertó al lado de una tipa desconocida en un hotel al otro lado de la ciudad. Se dispuso a sacarlo con la intención de cargarlo, pues si iba a ir de fiesta esa noche también, quizá lo necesitaría. Miró brevemente la pantalla de su celular, para revisar cuanto porcentaje de batería tenía, en efecto contando con un miserable 3%. Al mismo tiempo vio notificaciones en su grupo de chat con sus amigos. Seguramente ya se estaban mofando de él.
9 mensajes de: El harem de Charles | 07:07 pm
George: ¿Vieron la cara de Max? El profesor al fin lo puso en su lugar | 07:05 pm
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Immersion | Chestappen
FanficInmersión: Opuesto a escapar. Escapar. En eso se basaba la vida del atractivo y popular Max Verstappen. Sin ninguna motivación, ni preocupación por el futuro, el joven Verstappen se dedica a pasearse sin rumbo por los pasillos de la Universidad Inte...