Terminó de leer el documento y luego puso su atención en él, arrodillándose para quedar a la altura del más joven. El mayor sacudió cariñosamente el cabello del rubio menor.
—Bien hecho, Maxie— felicitó. —Estarás bien en Mónaco, ya verás. —Maximilian lo abrazó y Max le devolvió el gesto a su hermano mayor. No importaba cuan asustado estuviera, Maximilian siempre estaba ahí para hacerlo sentir mejor. Su hermano lo cargó en brazos, y se dispuso a hablar con la profesora.
—Es una lástima que tengan que mudarse...—habló—Maxie es uno de los mejores estudiantes del curso, estoy segura de que tiene un futuro brillante por delante.
—Lo sé, — afirmó el adolescente—mi hermanito es uno en un millón. Estoy seguro de que podrá adaptarse a la situación, en Mónaco irá a una prestigiosa academia, y podrá ver a su mejor amigo, Charles, todos los días. Eso te emociona ¿No, Maxie?
El niño asintió animadamente. ¡No podía esperar a jugar todos los días con Charles! ¡Así no tenía que esperar a final de mes para poder verlo! ¡Iban a jugar todos los días! ¡Y correrían! ¡Y dibujarían!
—Eso me alegra... Maximilian, tienes que prometerme que vas a cuidar de Maxie, ¿Entendido? — le exigió la mujer al joven más alto. Empujando con un dedo la corbata del uniforme del rubio mayor para dejar claro su punto. —Salir de Países Bajos puede afectar mucho en su desarrollo, sólo tiene seis años, va a necesitar mucho, mucho apoyo...—siguió elaborando—...y no lo pierdan de vista, por favor. Ya sabes que él...no reacciona bien ante la soledad.
Maximilian asintió, despreocupado.
—No se preocupe, Profesora Janssen, nadie perderá de vista a este angelito— aseguró su hermano mayor.
Pero era una mentira.
Todo fue una absoluta mentira.
—Tu pronunciación es terrible, tu gramática desastrosa, tu léxico es mediocre— el profesor siguió y siguió criticando hasta su forma de respirar. Max estaba conteniendo las lágrimas, tratando de encontrar algo positivo en el regaño, algo que pudiera usar para resolver el problema.
—Dos años aprendiendo francés y todavía estás en un nivel tan básico, así nunca tendrás más amigos en la escuela— el hombre se sentó, sosteniendo su sien y haciendo su mejor esfuerzo para no perder los pocos estribos que le quedaban.
—Pero Charles me entiende...—trató de argumentar. El profesor estampó la mano contra el escritorio y lo miró con furia, molesto porque se atrevió a refutarle. —¡Con él hablas inglés la mayoría del tiempo! ¡¿No te da vergüenza que todos los niños de Mónaco hablen tres idiomas y tú apenas puedas hablar en francés y te escuches como un retardado mental?!— Max se hizo pequeño, intentando con todas sus fuerzas no bajarle la cabeza al maestro, porque sabía que si lo hacía, sería peor.
—¡¿Te atreves a bajarme la cabeza?! ¡Mírame cuando te hablo, Verstappen!
Max cerró los ojos asustado, temblando y mordiendo su labio para evitar gimotear. Fue cuando escuchó una voz salvadora.
—¿Qué pasa aquí? — Maximilian se encontraba en el umbral de la puerta, con su ropa pulcra y el semblante molesto, mirando al profesor con desaprobación. Max corrió rápidamente a esconderse abrazando las piernas de su hermano mayor, buscando refugio.
—Joven Maximilian, le he pedido amablemente que no entre mientras su hermano menor se encuentra en clases, es una distracción—dijo el tutor, acomodándose frente a ambos.
—Si, pero yo también le he dicho que no le hable así a Maxie— defendió. —Entiendo que sea el mejor profesor de francés de todo Mónaco, pero sus métodos no me gustan, menos cando los usa con mi hermanito.
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Immersion | Chestappen
أدب الهواةInmersión: Opuesto a escapar. Escapar. En eso se basaba la vida del atractivo y popular Max Verstappen. Sin ninguna motivación, ni preocupación por el futuro, el joven Verstappen se dedica a pasearse sin rumbo por los pasillos de la Universidad Inte...