Introducción

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La chica se subió a su regazo sin romper el beso que compartían, en el proceso metiendo la mano en su pantalón, él esbozó una sonrisa altanera mientras se dedicaba tocar a la chica por debajo de su falda. Estaba tratando de enfocarse en lo que estaba haciendo, pero el maldito sonido del tono de su celular era una constante tortura para sus actividades, si no fuese adicto a las redes sociales, se hubiera deshecho de la carcacha hace siglos. Tomó el aparato en una mano mientras con la otra seguía atendiendo sus asuntos privados. El contenido de este lo dislocó.

30 mensajes nuevos de: Charles | 02:36 pm

Charles: ¡MAX, MALDITO HIJO DE PERRA, CONTESTA! | 02:35 pm

Charles: ¡SE ME VA A BAJAR LA MALDITA PRESIÓN DEL CORAJE! | 02:35 pm

Charles: ¡MAX! ¡ÉL ESTÁ AQUÍ! | 02:35 pm

Charles: ¡VEN AHORA MISMO! ¡ESTÁ EN LOS LABORATORIOS DE INFORMÁTICA! |02:35 pm



Max aventó a quien estaba encima de él lo más lejos posible mientras intentaba acomodarse el pantalón. 

—¡¿Qué mierda te pasa, animal?!— escuchó los chillidos de la chica mientras se arreglaba la ropa interior. 

Max la ignoró completamente, tratando de peinarse lo mejor posible para no delatar lo que había estado haciendo. Salió corriendo disparado hacia los laboratorios de informática que estaban casi al otro lado del campus (lugar donde se suponía, él debía estar tomando una clase justo ahora), no importándole en lo absoluto dejar a la chica abandonada dentro de su auto, encendido y con la llave puesta. Total, sería una excusa perfecta para pedir un auto más reciente.

Mientras Max corría como si su vida dependiera de ello por toda la universidad, iba dejando un rastro de caras extrañadas al verlo con tanta prisa. ¿Max Verstappen? ¿Corriendo? ¿Hacia un salón de clases en lugar de fuera de este? 

Definitivamente, era una señal de la segunda venida de Cristo. Alcen sus plegarias al cielo, el apocalipsis está por comenzar. 

El aire en los pulmones del neerlandés comenzaba a faltar, y todavía le faltaba subir dos pisos en escaleras, pues el elevador se encontraba en mantenimiento. Genial, la única vez que Max se digna a aparecerse cerca de las instalaciones de informática y a la gente pobre de mantenimiento se le ocurre querer alimentar a sus familias y trabajar justamente ese día. Debería demandarlos por daños y prejuicios a sus amados pulmones. 

El rubio tuvo que detenerse a mitad de las escaleras a tomar enormes bocanadas de aire, soportando las inmensas ganas de vomitar el estómago en el acto. Maldiciendo a todo mundo, menos así mismo que era responsable de fumarse al menos una cajetilla entera de cigarros al día. En un pequeño momento de lucidez, mientras se apoyaba en el barandal de las escaleras, Max se preguntó a sí mismo ¿Por qué carajos estaba haciendo todo eso? ¿Y por un hombre?

¿Acaso era gay? 

¿Gay? ¿MAX ERA GAY?

—Dios mío... ¡¿soy gay?!

No tenía sentido. A Max en su vida se le habían hecho atractivos los hombres. ¿Desde cuándo le gustaban los cuerpos peludos y musculosos? Ni siquiera le gustaba Charles, su mejor amigo, quien era conocido por ser un "volteador de chicos hetero certificado" (según Daniel). En todo caso, si le gustara un chico, debería ser alguien que le recordara al tipo de chicas que solían gustarle, ¿no?

Immersion | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora