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HACE 5 AÑOS

JIMIN

Con la vista borrosa intenté alcanzar mi celular, que reposaba en el buró junto a mi cama, tratando de acabar con el estruendoso sonido que perforaba mis oídos y cuando lo tuve en mis manos, deslice para apagar la alarma, volviendo abrazar mis cobijas para seguir durmiendo, pero el sonido de la puerta me lo impidió.

—Joven Jimin, su papá lo espera abajo en 30 minutos

Joder

Es sábado por la mañana, y como siempre tengo que ir al club a entrenar tenis, un deporte que odio pero que domino bien, gracias a las influencias de mis padres, para ellos pertenecer al club te da un status, personalmente no me gustan los deportes, cuando mis padres nos preguntaron a mis hermanos y a mi sobre que deporte nos gustaría tomar en el club, ellos respondieron sin pensar su deporte favorito, emocionados y saltando, como los niños pequeños que éramos.

Recuerdo al Jimin de ese entonces amar la danza, daba vueltas por donde sea, imaginando que flotaba y que dibujaba con mis manos en el aire, realmente lo disfrutaba y lo hacía todo el tiempo, hasta que mi padre me vio hacerlo.

¿Que estas haciendo Jimin?

Para el niño de 8 años que era, no encontró ningún problema, y su pecho se llenó de orgullo cuando sintió que recibía la atención de alguien, que realmente le importaba, estaba sediento de ello y anhelaba esa atención, porque para un niño de esa edad, los padres lo son todo.

Por eso, cuando sintió que podría mostrarle a su padre, no dudó e hizo su mejor esfuerzo en hacer los mejores pasos, que para él , eran más complejos por su edad.

Saltó lo más alto que pudo, porque vaya que era ligero e hizo figuras que requerían de mucha condición, sobre el piso, porque vaya que era flexible y dió vueltas en las que sentía volar, la adrenalina corría por su cuerpo como si escribiera poesía con el y su corazón latía con fuerza y casi se le salía del pecho cuando terminó expectante a la reacción del hombre, con una sonrisa en los labios que mostraba sus pequeños dientes y le llegaba de oreja a oreja , pero que se fue apagando cuando vió la expresión del mayor, que lo miraba horrorizado.

Lo tomó por los hombros, con el semblante preocupado, volteando hacia todos lados para confirmar que nadie más haya visto y cuando se sintió seguro, se agachó un poco, para estar a su altura y susurrarle al menor.

No vuelvas hacer eso, gracias al cielo nadie vió. Jimin, eso no es para niños, solo las niñas bailan ¿qué pensarían de ti si te ven? no lo vuelvas hacer , creo que ya es hora de llevarlos al club a practicar un deporte, ve pensando en uno

Pellizco su mejilla para luego desaparecer por el largo pasillo, dejando a un pequeño Jimin con la confianza destrozada, con la inseguridad atrapandolo, con su pecho haciéndose más pequeño de lo que ya era, sintiendo que lo apretaba, con vergüenza de lo que había hecho.

El no podía comprender las emociones aún, pero sabía que su corazón se había hecho pedacitos y sabía que muy probablemente, jamás podría repararlo.

nunca volvió bailar.

Y cuando se le preguntó cuál era el deporte que elegiría, la ansiedad le llegó y volteó a todos lados intentando encontrar una respuesta, pero fue inútil, porque cuando el silencio se hizo más grande se le sugirió el tenis y no tuvo otra opción que asentir con la cabeza.

Me di una ducha rápida y me sequé el cabello frente al espejo, asegurandome de dejarlo bien acomodado , porque estaba seguro que ya no alcanzaría a peinarlo apropiadamente y mientras me cepillaba los dientes tomé el celular de la repisa para checar la hora, faltaban 10 minutos para estar abajo, parpadee cuando una notificación llegó y casi me ahogo con la misma pasta cuando leí el nombre.

Cintas RojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora