12

16 5 1
                                    

PRESENTE

JUNGKOOK 



El silencio poco habitual en el lugar, o por lo menos para mi, que no estaba acostumbrado a verlo así, me hizo sentir un poco extraño y quizá no había tomado la mejor decisión, pero en el fondo quería creer que sí, a fin de cuentas necesito un sustento, eso si quiero dejar de depender de mi padre poco a poco, es algo que he estado pensando seriamente últimamente, y la propuesta de Kai me cayó como anillo al dedo, a pesar de que no era la primera vez en ofrecerlo.

No lo había aceptado queriendo mantener un perfil bajo debido a Jimin, pero bueno, el no suele frecuentar este tipo de sitios, así que estará bien.

Conocí a Kim Kai una de las primeras noches en que vine a esté lugar, en busca de que el alcohol me sirviera de consuelo para mitigar los recuerdos, que calaban como dagas profundas en el pecho, habían sido noches difíciles de soportar, manteniéndome con los ojos abiertos para evitar las pesadillas.

No consideraba el alcohol como una salida a mis monstruos, pero si como un sedante cuando el soportarlo se volvía demasiado. Tanto para mi cuerpo como para mi mente. 

El chico de cabello castaño, de hombros grandes y sonrisa brillante, se sentó a mi lado cuando el bar estaba casi vacío, excepto por un par de mesas y la larga barra solo siendo ocupada por el fantasma de mi persona.

Kai pidió una bebida cara y Terry se la acercó sin chistar, lo que me dio a entender que era adinerado, aunque eso era algo fácil de deducir por su porte, su ropa de alguna manera resaltaba en el lugar, como creando una diferencia entre el y el resto.

—Salud hermano—dijo cuando su bebida se le fue entregada y dio unos cuantos giros a su vaso esperando que el liquido se fundiera un poco con el hielo, para luego llevarla a su boca disfrutando de la delicada esencia.

Con mi cabeza siendo sostenida por la barra, con el sueño casi ganándome la batalla por las noches que había pasado sin dormir, enfoqué mi vista en el extraño y guiado más por el alcohol que por mi esencia propia, que la mayor parte del tiempo es antisocial, levanté mi tarro que contenía la más barata de las bebidas, cerveza  y sonreí mostrando los dientes.

Lo que dio pie a que el extraño siguiera hablando y sin importarme mucho por el estado en el que me encontraba.

—¿Eres nuevo por aquí? digo, no te había visto y no eres una persona que pasa desapercibida fácilmente

Levanté una ceja en sorpresa a su comentario. ¿Una persona difícil de pasar desapercibida? si, joder, parecía tener razón, toda mi vida quise vivir en el anonimato, sin las miradas de las personas, pero siempre recibía todo lo contrario, atención de personas que no quería.

—¿y que te hace pensar que soy difícil de pasar desapercibido?—pregunté realmente curioso

—Bueno, tu aspecto—se giró en la silla para darme el frente y recargó su brazo sobre la barra.—¿Cómo te llamas?

—¿Qué hay con mi aspecto? mi aspecto debería darte miedo y deberías desear no querer acercarte.—dije evadiendo su pregunta anterior, interesado más por la respuesta que acababa de darme

Un sonrisa enmarco su cara y bufó

—No me digas siquiera que te tatuaste y perforaste de esa manera intentando parecer aterrador, porque lograste todo lo contrario— volvió reír antes de darle un trago a su bebida.

—¿Todo lo contrario?—Levanté mi cuerpo que aun seguía recostado sobre la barra, y giré mi silla para prestar atención a sus palabras, que me interesaron quizá más de lo que deberían, porque tenía razón, había tatuado mi piel y perforado porque me gusta, aunque también con la intención de producir miedo y evitar que las personas quieran acercarse. 

Cintas RojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora