"El Pikachu de Ash se ve envuelto en un gran malentendido después de escapar momentáneamente de su entrenador. Y esa tímida y dulce Eevee con la que se hizo amiga podría ser más de lo que aparenta, incluso para ella misma.
El dúo se ve envuelto en...
Misty y Brock habían dejado a Ash y Pikachu hace mucho tiempo para seguir sus propios caminos. Desde entonces, los dos amigos (ahora más unidos que nunca), habían viajado juntos a varias regiones; como las Islas Naranja, Johto, Sinnoh, Unova y ahora... Kalos, la "región del amor", como algunos la llamaban.
Pero no importa cuántos compañeros vinieran y se fueran, Ash y Pikachu siempre permanecían.
Las aventuras que tuvieron fueron tan impresionantes... Pikachu pensó que ya nada podría sorprenderlos.
Sin embargo...
Él todavía no podía olvidar, no es que quisiera hacerlo, fue una promesa que le hizo a Eevee. Pero aunque definitivamente no la olvidaría... aún tenía que seguir adelante, ¿verdad?
Después de todo, Eevee ahora era un asunto distante.
Muy lejos en Kanto, viviendo una vida pacífica con Purin, Shynee, Zeni. recuerdos nostálgicos.
O al menos eso pensaba.
"¡Vamos a establecernos aquí, chicos!" una pequeña niña rubia gorjeó, rodando sobre el pasto con un Dedenne.
"Mm. Parece un buen lugar para nuestro picnic," dijo un chico rubio con anteojos redondos.
"¡De acuerdo!" brilló una chica rubia miel, su Pancham saltando felizmente en el aire.
"¡Hay muchos Pokémon lindos aquí!" exclamó Ash con su sonrisa habitual. "¿Por qué no sacamos a nuestros Pokémon?"
"¡Buena idea!" secundó la chica alta a su lado.
"¡Hey, Pikachu, ven con nosotros!" llamó un travieso Chespin.
"Claro, ¿por qué no?" sonrió el ratón, saltando del hombro de su entrenador.
Y así todos estaban jugando y relajándose.
"Amo momentos como este..." pensó Pikachu, sintiendo su corazón en paz, "Me recuerdan a mis tiempos despreocupados... ahora todo es batallar y derrotar a alguna organización malvada y perder la liga... se está volviendo algo aburrido."
La chica rubia miel, llamada Serena, estaba haciendo lindos arreglos florales con su leal Braixen.
Las dos juntaron sus arreglos, haciendo una bonita tiara de flores. Le dio una a la pequeña niña, Bonnie, y a su chirriante Dedenne.
"¡Son tan lindas!" chilló Bonnie, antes de que la corona de Dedenne cayera, rodando por el acantilado.
"¡Dedenne! (¡Oh, no!)" gritó el Pokémon con angustia.
Pikachu saltó alegremente la colina abajo. "¡Pika! (¡Iré a buscarla!)" vociferó.
"Brai brai! (¡Espera, Pikachu!)" gritó Braixen desde atrás, siguiéndolo con preocupación.
"¿Braixen?" preguntó Serena, yendo tras ella. Mientras corría tras la corona de flores, Pikachu rodó por la colina, algo que Braixen intentó advertirle.
Cuando levantó los ojos, lo primero que vio hizo que brillaran.
Era una Eevee.
Bailando graciosamente sobre unas rocas.
Recuerdos inmediatos volvieron a él.
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Le recordaba a... ella.
"Pfft, ¿a quién estoy engañando? ¿Ella? ¿Aquí?"
Imposible.
¿Verdad?
"Brai Brai Xen Braix! (¡Deberías tener más cuidado!)" le regañó Braixen, con las manos en las caderas.
Como Pikachu estaba demasiado distraído, Pancham le dio la corona a Dedenne; mientras Serena miraba al Eevee salvaje casi tan asombrada como Pikachu. "Mira, Bonnie," murmuró a la pequeña.
"¡Oh! Es simplemente preciosa," chilló Bonnie con emoción.
"Shh... no queremos asustarla..."
"¡EL TÉ DE CLEMONT ESTÁ LISTO...!" La voz ruidosa de Ash resonó en el aire, asustando a Eevee, quien al notar la multitud, salió corriendo.
Todos sudaron gotas, exasperados.
"¡Ugh, se fue corriendo!" exclamó Bonnie con leve enojo.
"Pancham... (Qué lástima...)" suspiró el oso.
"Qué pena... su baile realmente me inspiró para nuevas combinaciones para los Concursos," dijo Serena, tocando su boca con un dedo.
"Ese Eevee debe ser realmente tímido," añadió Bonnie con decepción.
¿Tímida también?
Todas estas coincidencias estaban haciendo que la cabeza de Pikachu girara en negación.
"No puede ser ella. Está en Kanto con sus padres. Su familia. Sus amigos. ¡Esa Eevee no es mi Eevee!"
