Veintidós

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Llevaba dos meses estudiando en esta nueva escuela y me había adaptado muy bien. Incluso había hecho amigos, como Rosie y Mino. Mino estaba claro que tenía sentimientos por mí, pero yo solo lo ignoraba. No quería complicar mi vida amorosa en este momento.

Pero lo que realmente me intrigaba era la maestra temida de la escuela. Mis amigos y compañeros no dejaban de hablar de ella. Decían que era muy estricta y exigente, que nadie quería tomar clases con ella.

Pero lo que más me llamaba la atención era que nadie sabía mucho sobre ella. Solo sabían que se llamaba Jennie y que era la maestra de literatura más temida de la escuela.

Me daba mucha curiosidad saber más sobre ella. ¿Por qué era tan temida? ¿Qué la hacía tan especial?

Y entonces, un día, recibí un correo electrónico de la escuela. Jennie, la maestra temida, regresaba de sus vacaciones y comenzaría a dar clases la siguiente semana.

Mi corazón se aceleró al leer el correo. ¿Sería ella la misma Jennie que había conocido en el pasado? ¿La misma Jennie que había amado y perdido?

No podía creerlo. ¿Qué probabilidades había de que la maestra temida fuera la misma persona que había cambiado mi vida para siempre?

Llegó el día en que la maestra temida comenzaría a dar clases. Me sentía nerviosa y curiosa al mismo tiempo. ¿Qué sería de ella? ¿Sería tan estricta y exigente como decían?

Entré en el salón de clases y me senté en mi lugar habitual. Miré alrededor y vi que todos mis compañeros estaban igual de nerviosos que yo.

De repente, la puerta se abrió y entró la maestra.

"Bonjour, estudiantes", dijo con una voz firme pero suave. "Soy su nueva maestra de literatura. Espero que estén listos para trabajar duro".

Nuestros ojos se encontraron y fue como si el tiempo se hubiera detenido. Me sentí como si hubiera recibido un golpe en el estómago. La maestra temida, la mujer que había estado escuchando durante semanas, era... Jennie.

Jennie, la chica que había amado y perdido. Jennie, la chica que había cambiado mi vida para siempre.

Y ella me reconoció también. Pude ver el shock en sus ojos, la sorpresa y la confusión. Se quedó paralizada por un momento, como si no supiera qué hacer.

Luego, recuperó la compostura y siguió hablando como si nada hubiera pasado. Pero yo sabía que algo había cambiado. Algo había despertado en nosotros dos.

Me sentí como si estuviera en un sueño, como si todo esto fuera una ilusión. Pero sabía que era real. Jennie estaba aquí, frente a mí, y todo lo que había pasado entre nosotros estaba de vuelta.

No sabía qué pasaría a continuación, pero sabía que nada sería igual. Jennie y yo nos habíamos encontrado de nuevo, y esto cambiaría todo.

Jennie terminó la clase y nos pidió que nos fuéramos. Pero yo me quedé sentada, sin poder moverme. Quería saber qué pasaría ahora. Quería saber si Jennie aún sentía algo por mí.

Y entonces, Jennie se acercó a mí. Me miró fijamente y me dijo: "Lisa, podemos hablar después de clase, ¿sí?"

Asentí, sin poder hablar. Mi corazón latía a mil por hora. ¿Qué pasaría ahora?

 ¿Qué pasaría ahora?

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