9.

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Me removí en mi asiento mientras
el anciano profesor de Filosofía
daba su clase. Estaba muy aburrida. En éste momento sería bueno tener a mis amigos, pero recuerdo lo de Dylan y Jacob, incluso sabiendo que ni Lucy o Emma habían sido culpables de algo, ellas siempre estaban con los chicos.

Y odiaba eso.

Los últimos días estuve evadiendo
por completo a ésos dos, sobre todo a Dylan, que estaba demasiado interesado en mi relación con Alondra.

Sinceramente no creo que hayan
sido celos no creo que es más una venganza, lo comento porque cuando Alondra se fue yo tuve que regresar con mis amigos por cortesía, y la manera de Dylan preguntando por ella me asustó, al punto que he decidido alejarme de él. Por el bien de todos, porque tengo la sensación de que si estoy cerca de él le voy a patear el trasero y escupir su cara.

No había podido ver a Alondra  desde ése día porque no había tenido tiempo y ella mucho menos. Estoy pensando en que en realidad me estoy enamorando de ella.

Soy un neófito en ésta área, y me
siento demasiado inexperta, sobre todo sabiendo que Alondra es
una chica aunque eso no era un problema para mi en lo absoluto.

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Saliendo de la escuela estuve de
acuerdo conmigo misma de que tenía que ir a casa de Alondra porque en serio debía verla, y quería verla.

Como su madre me odia decidí tocar la puerta trasera. El señor López  me recibió con el mismo rostro de aquella vez que me fui con Alondra.

"Rai, Alondra está en el porche."
Me dijo cerrando un poco la puerta. Asentí dando las gracias y me dirigí rápido al porche. Ella balanceaba sus pies mientras tocaba su libro. Esa era una imagen perfecta, así que saqué mi celular para fotografiarla.

"Deberías preguntar antes de
tomarle fotografias a la gente." De pronto dijo, haciendo que de mis dedos soltaran mi celular de la impresión, pero logré atrapar lo antes de que cayera al suelo.

"Me asustaste." Susurré haciéndola reír.

"¿Qué haces acá?" Pregunto sonriendo.

"Vine a verte." Me acerqué a ella.

"Me siento especial." Sonrió a la nada cuando ya estaba cerca de ella.

"Eres especial, Alondra." Dije riendo.

"Eso me lo han dicho desde pequeña."

"Pero no me refiero a tu ceguera." Dije riendo.

"¿Quieres sentarte?" Me preguntó poniéndose sus anteojos.

"¿Está tu mamá?" Cuestioné con algo de miedo, sentía que su madre podía arrancar mi cabello sólo con tocarlo.

"Sí... ¿quieres ir a algún otro lado?"

"¿Me estás tirando la onda, Alo?"

"¿Alo?" Se rió entre dientes.

"Alo." Repetí sonriendo.

"Me gusta." Sonrió ella.

"Me gustas." Dije mordiendo mi labio, luego recordé que ella no podía ver.

"Y ahora eres la que me tira la
onda a mí. " ríe.

"Tal vez."

Alo se levantó de donde estaba sentada y tomó su vara para comenzar a caminar.

"Debemos irnos antes de que venga mi madre y te corra con la escoba." Dijo. La seguí en silencio hasta estar lejos de su propiedad.

"Oye," Comencé "acerca de lo de
Jacob y Dylan... Lamento todo eso, no tenía idea de que ellos fueran los que te hicieron eso de pequeña."

"Sé que son tus amigos, y no deberías evitarlos ni nada de eso sólo por mí, creo que eran simplemente juegos de niños... Estoy segura de que ellos se
sienten mal o lo que sea por lo que
hicieron, o incluso tal vez ni lo recuerden."

Oh, vaya que lo recuerdan.

"¿Estás segura de que está todo bien?" Pregunté mientras caminaba a su lado.

"Lo estoy, no pasa nada... Ese día me fui rápidamente porque me dio un ligero pánico, pero ya estoy bien." Asintió segura.

"Eso espero, Alo. En serio me preocupo por ti."

"No hay necesidad, ya mucha gente lo hace." Se encogió de hombros la de ojos marrones.

"Pero quiero preocuparme , porque me importas."

"No quiero que te preocupes..."

"Muy tarde, señorita." Dije sonriendo. Esto de coquetear con Alondra se me hacía demasiado sencillo.

"Lo único que debería preocuparte
es pensar en a dónde me vas a llevar cuando lleguemos a la plaza." Ella me sonrió.

"¿Quieres comer algo?" Sin pensar
pregunté y la vi asentir. "¿Qué te parece pizza.. O comida china...?"

"Lo que sea está bien.," Amablemente respondió.

Por inercia me pasaban las cosas.

Cada vez que estaba con mis amigas lo hacía, las tomaba de la mano. Cuando mi mano tocó la suya me puse completamente roja, el tacto me obligó a apartarla.

"Lo siento, ¿puedo tomar tu mano?" Quise saber, ruborizándome.

"No sé para qué preguntas si sabes que te lo voy a permitir." Respondió riendo.

Sonreí como la típica idiota que soy y entrelacé mis dedos con los suyos.

"Me gusta la textura de tu piel." Soltó seriamente. Me atragante con mi propia saliva de la impresión por sus palabras. El ataque de tos que me dio hizo a Alo reír, y por un momento pensé que lo único que buscaba era eso, burlarse de mí.

"Que injusta eres... Si no fueras tan..." empecé.

"¿Linda?"

"Eso exactamente." Reí.

"Tú también eres linda," Solto de repente, haciéndome ruborizar de nuevo.

Nos dirigí a una pizzería cerca de su casa. Yo en serio tenía hambre, siempre tengo hambre.

Entramos y nos sentamos en una mesa vacía. El establecimiento estaba lleno de chicos de mi escuela. Al sentarme me di cuenta de la presencia de Jacob y Dylan con varios de sus amigos escandalosos del equipo de básquetbol.

Suspiré preocupada para que no nos vieran. Supuse que el tenerlos en el mismo lugar que Alondra  era peligroso. Pero sólo lo ignoré.

"¿Pasa algo?" Frente a mí, Alo preguntó.

"Solo estaba pensando en preguntarte qué tipo de pizza te gusta."

"La que a ti te guste." Respondió.

"Me gustas tú." Solté flirteando.

"Diferimos en eso... A mí me gustas tú." Sonrió quitándose los anteojos negros.

"No sé cómo sentirme al respecto." Reí viendo sus hermosos ojos.

De pronto volvió a colocárselos y se levantó tomando su vara con fuerza.

"¿Qué pasa?" pregunté haciendo lo mismo.

"Mi mamá está aquí."

CRITICAL-adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora