𝑇𝐷𝑃 ٭ │𝒋𝒂𝒄𝒂𝒆𝒓𝒚𝒔 𝒗𝒆𝒍𝒂𝒓𝒚𝒐𝒏 (𝒄𝒂𝒏𝒄𝒆𝒍𝒂𝒅𝒂)
❝Luego de la muerte de la Reina Aemma, todo el mundo había quedado conmocionado por su muerte.
Aun así, el Rey había vuelto a casarse. No solo una vez, si no que dos.
Lady Alicent Hig...
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Las lunas seguían pasando y, con ellas, los rumores seguían. Muchos en la corte hablaban del amor que el Rey sentía por ella, pero que, aun pasando la mayoría de las noches con ella, no lograban tener un heredero.
Poco a poco los rumores habían ido viajando hasta fuera de la fortaleza roja. Llegando a oídos de cierto Targaryen rebelde.
Daemon no era ciego, había visto lo hermosa que Laelys es.
Hubiera deseado haber sido el quien se casará con ella. Pero, su hermano se había encargado años antes de conseguirle una esposa.
—Majestad.—
La Reina, quien se encontraba observando al pequeño Aegon por el jardín. Dio media vuelta para encontrarse con Lord Larys.
—Larys... no lo veía desde que me acuso de estar bebiendo té de luna.—
Entre más directa ella fuera, más rápido el Strong la dejaría en paz. No soportaba tenerlo cerca.
—Mi Reina, yo...— Con un solo movimiento lo hizo callar.
—No me importa. Yo soy la Reina y, con solo una palabra de mi boca, podría lograr que el caminar, ya no fuera algo que usted pudiera hacer.—
El hombre frente a ella guarda silencio. Los finos dedos de Laelys arrancan una de las rosas que había frente a ella.
—Majestad, yo realmente siento que...—
—¿Sabe usted Lord Larys, porque soy la Reina?—
La platinada tomo asiento, con su mano le ofreció el otro al hombre frente a ella. Siempre, teniendo su vista en su hijastro.
—Porque es hermosa, por supuesto.—
—Me halaga, pero no. Le daré otra oportunidad.—
—No lo sé, majestad.—
—El Rey se enamoró de mí. Él lo dejo muy claro el día de nuestra boda, el haría lo que fuera por. Incluso, castigaría a quien sea.—
—No entiendo a qué...—
Larys en ese momento se había dado cuenta. La muchacha frente a él ya no era la misma que Laelys de antes, ya no era la joven Lady que solía recorrer el castillo tímidamente.
—No creo que a mi esposo le importe su bienestar. Después de todo, usted es solo un segundo hijo que, no heredara nada. Además de que, apenas si puede caminar.—
—Majestad, yo...—
—No se confunda como, yo no soy como Alicent. No puede endulzarme el oído con los rumores que hay por ahí, a mí no me importan los demás.—
El silencio reino, el pequeño platinado llego caminando hasta la Reina. Demandando ser alzado por ella, quien gustosa lo hizo. Dejando un pequeño beso en su frente.
