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Lo único que recordabas era haber estado en tú habitación, leyendo la historia de Balduino IV, antes de caer totalmente dormida y despertar en un mundo totalmente diferente, o mejor dicho, en el pasado.

Capítulo 1

¿Las cruzadas y un rey?

Escuchabas gritos a tú alrededor, parecía que alguien estaba combatiendo entre sí, apenas y estabas recuperando la noción de las cosas, te sentías mareada, tú visión se notaba borrosa, después de unos segundos de recuperación te levantaste, aunque notaste tú ropa algo diferente, estabas usando una armadura peculiar y... ¿templaria?.

Tenías un casco puesto, te pesaba demasiado todo, pero lograste ponerte de pie, y al hacerlo miraste a tú alrededor, lo qué escuchaste no era solamente tú imaginación, ahora lo estabas viendo, estabas en medio de una batalla.

¡RÁPIDO! ¡DAME TÚ MANO!

Escuchaste a alguien gritar aquellas palabras, te diste la vuelta, presenciando ante ti un chico joven, montado en un caballo, mientras alrededor de ustedes había lucha entre varios hombres.

Sin dudarlo dos veces y aunque la confusión te estuviera consumiendo en ese mismo instante, tomaste la mano de aquel joven quién te montó con él en su caballo y cabalgo fuera del lugar de combate, mirabas a tú alrededor notando cómo las fuerzas contrarias iban siendo derrotadas (o al menos eso parecía).

La arena era todo un desastre, sangre por aquí, cuerpos por allá, lanzas atravesando los cuerpos, caballos incluso aún moribundos en el piso, todo era completamente triste a tus ojos, pero lo más importante aquí era ¿Este chico que te había salvado, era bueno o malo?.

Mientras aún te recuperabas de toda esa perdida de conocimiento, miraste al joven, y lograste pronunciar unas palabras, aunque de manera un tanto temerosa.

—Oye... disculpa, tengo una pregunta— pronunciaste de manera tranquila pero se notaba tú tensión.

—Dime soldado, ¿qué ocurre?—
respondió con algo de curiosidad el joven.

¿Soldado? ¿Entonces él me conocía ya?

Tu mente divagó, tratando de encontrar algunos recuerdos acerca de este nuevo mundo en el que estabas, pero simplemente no había nada relacionado, por lo cuál te confundías aún más.

—Bueno yo... ¿Por qué estábamos en medio de una guerra hace unos momentos?—estas últimas palabras pareciste resoplarlas con increíble vergüenza, obviamente era por algo serio lo que había ocurrido. Pero te intrigaba.

—Soldado... ¿Te encuentras bien?—
el chico parecía más intrigado que tú y tu pregunta.

—¿Si, por qué?—preguntabas de nuevo.

—Es que... al parecer te golpearon la cabeza demasiado fuerte en medio de la batalla—dijo él, mientras su ceño se fruncia y su voz se ponía más grave.

Tú lo miraste fijamente, aunque él seguía dándote la espalda mientras el caballo avanzaba, casi llegando a su destino, te era difícil reconocerle, pues traía puesto su casco y una cota de malla debido al combate.

—Es que de verdad estoy... esto es... confuso, es decir, recién me he despertado y estaba en medio de una guerra—mientras decías eso, él soltaba una risa sarcástica.

—Me parece que si has sufrido daños graves con la batalla... incluso parece que has perdido un poco la memoria... por no decir mucho.—

Él joven hacía una pequeña pausa mientras resoplaba suave.

—Le diré a mis médicos que revisen tu estado de salud, no debes estar mal, eres mi escolta personal, ¿recuerdas?.—

Al escuchar lo que el había dicho, te quedaste helada, ¿escolta personal?.

La cruz de la pasión [Baldwin IV y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora