money power glory 𓂀 thomas shelby

Capítulo 8

–Entonces ¿Tommy te puso a cargo? Eso es bastante extraño viniendo de él, además, ya sabes, eres una chica, pero...–

–Lo sé, Michael, pero Thomas parece confiar en mí, de todas formas todo se arruinó ese día–

Michael suspira y le da otra calada al cigarrillo, observando los ojitos de Artemis que brillan con pesadumbre.

–No te preocupes tanto, Artemis, tu esposo es el diablo personificado, si me permites hablar de ese modo frente a tí...–El chico de ojos azules ríe suavemente ante la ocurrencia.

Artemis asiente –¿Pero a que viene eso?–Ella pregunta y extiende su mano a la mesa para sostener la pequeña taza de té.

–Él siempre gana, siempre se sale con la suya. Changretta dijo que mataría a toda su familia ¿Crees que Tommy es tan tonto para dejar que alguien más pierda la vida?–

La joven chica lo piensa por unos segundos.–Tienes razón, confío en Thomas, y sé que pelea tan fuerte que lo hace ver como un esfuerzo insignificante, ese hombre está loco, juro que él haría hasta un pacto con la mismísima muerte para que nadie más se vaya con aquél piloto silencioso.–

El joven Gray y la Shelby se encontraban en la habitación del hospital, Artemis lo fué a visitar para tomar el té y ponerse al día luego de todos los inconvenientes.

– Por cierto ¿Dónde está tu querido esposo ahora, Arts?–El chico pregunta curioso debido a que Finn mencionó orgulloso algo importante que debían hacer el día de hoy.

–Uhmm, no lo sé, Michael, creo que tenían un plan... y tal vez se enfrentarían con algunos italianos, Thomas no me quiso contar, que extraño.–Ella comenta esto último con sarcasmo.–Sólo dijo que no me preocupara y que todo saldría bien.–Artemis suspira.–Según él,  todo sale acorde a sus planes, confía como si los astros conspiraran a su jodido favor.–

Michael ríe ante su respuesta que parece manifestar algo de molestia.

–Bueno, tú por lo menos puedes enterarte más que yo, por mi lado, me encuentro constantemente en esta sala de hospital.–Michael exhala el humo del cigarro y lo apaga en el cenicero.

Los dos guardan silencio cuando la puerta del cuarto se abre y Artemis le sonríe dulcemente a la enfermera que trae las medicinas para el joven Gray, aquella mujer no le devuelve el gesto. La Shelby traga duro y estudia fijamente sus movimientos sin pestañear, casi como si estuviera ojeándola, al notar sus manos temblorosas y el ligero nerviosismo en su mirada, Artemis sabe que acaba de atrapar a probablemente una santita, según ella.

–¿Algo sucede?–Artemis no despega sus ojos oscuros de la enfermera, y nunca se esperó que sus intenciones eran agarrar la maleta de Michael, que contenía su arma y las irrelevantes cartas que su madre había enviado.–¡Oye!¿Qué haces? ¡imbécil!–La Shelby le grita cuando ella empuja a Michael que se inclinó para agarrar el brazo escuálido de la mujer.

Artemis con la confusión que nubla su mente, se acerca a Michael para extender su brazo y ayudarlo a levantarse del frío suelo de cerámica.–Vamos, hombre, arriba, tengo que ir a hablar con aquella enfermera, o tal vez utilizar algo de violencia para interrogarla–Las palabras de la chica son interrumpidas por un disparo.

Su corazón parece detenerse por unos segundos, se queda estática con los ojos sobre los de Michael, que parecen transmitirle la misma incertidumbre y desesperación. El joven Gray está sentado sobre la camilla, siente la mano de Artremis aferrarse fuertemente a su hombro para que no se levante. Sus ojos recorren la mano izquierda de la chica, cuyos nudillos se tornan blancos producto de la presión que ejerce en la piel del ojiazul, luego posa su mirada nuevamente a sus ojos. –Qué demonios...–Él susurra y la Shelby dirige su mano a la tela de su falda, levantándola con sus mano que parece temblar suavemente como una hoja y saca la pistola de plata grabada del arnés de su muslo.–Artemis, no...–Gray murmura atónito y se calla cuando escucha unos pasos aproximarse al lugar donde se encontraban.–Arts...–Él repite preocupado, sabiendo que está indefenso.