Acoso

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A medida que avanzábamos con los preparativos de la boda, sentí que nuestra relación se fortalecía cada día más. Sin embargo, una sombra persistía en mi mente: Marc. Aunque había desaparecido, siempre había un miedo latente de que pudiera regresar.
Una tarde, mientras Daniel y yo revisábamos los últimos detalles de la ceremonia, mi teléfono sonó. Era un número desconocido. Contesté, y la voz al otro lado de la línea hizo que mi corazón se detuviera.

"Hola, Sophie. ¿Te olvidaste de mí tan rápido?" La voz de Marc era fría y desafiante.
"¿Qué quieres, Marc?" pregunté, tratando de mantener la calma.
"Solo quería felicitarte por tu boda. Escuché que vas a casarte con Daniel. Qué romántico," dijo, con un tono sarcástico. "Pero creo que olvidaste algo: tú y yo tenemos asuntos pendientes."

Antes de que pudiera responder, la llamada se cortó. Sentí una mezcla de miedo y furia. No podía permitir que Marc arruinara lo que Daniel y yo habíamos construido. Decidí no contarle a Daniel sobre la llamada, al menos por ahora, para no preocuparlo.
Los días siguientes transcurrieron con relativa normalidad, aunque la tensión en mi interior crecía. El día de la boda llegó, y todo estaba listo para la ceremonia. Daniel y yo estábamos emocionados y felices, rodeados de nuestros seres queridos.
Sin embargo, justo antes de que la ceremonia comenzara, recibí otro mensaje de Marc: "No te cases. Si lo haces, te arrepentirás."

Mi corazón se aceleró. Decidí enfrentarme a Marc y resolver esto de una vez por todas. Salí discretamente de la iglesia y caminé hacia un callejón cercano, donde Marc me estaba esperando.
"Sophie, sabía que vendrías," dijo con una sonrisa torcida. "No puedes casarte con él. Tú eres mía."
"Estás loco, Marc," respondí, tratando de mantener la calma. "Déjame en paz."
"No va a ser tan fácil," dijo, y antes de que pudiera reaccionar, sentí un golpe en la cabeza y todo se volvió negro.

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