El regreso del pasado

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Volví al apartamento y comencé a limpiar la casa, Mientras limpiaba, no podía evitar sonreír al recordar las risas y la conexión que habíamos compartido. Aunque Daniel se había ido, el día juntos había fortalecido nuestro vínculo de una manera que no había anticipado.
Después de ordenar todo, me senté en el sofá con una taza de café y pensé sobre los últimos días. Sentí que nuestra relación estaba avanzando hacia algo serio y significativo. Daniel no solo era un hombre increíblemente atractivo y exitoso, sino también alguien con quien podía ser completamente yo misma.

Un par de horas después, mi teléfono sonó. Era un mensaje de Daniel: "Llegué bien a casa. Ya te extraño. ¿Hablamos esta noche?"
Le respondí rápidamente: "Claro, estaré esperando tu llamada."
La tarde pasó tranquilamente, pero mi mente seguía llena de pensamientos sobre Daniel y nuestro tiempo juntos.

Esa misma noche, mientras esperaba la llamada de Daniel, mi teléfono sonó inesperadamente. Al ver el número desconocido, una sensación de inquietud se apoderó de mí, pero contesté de todas formas.
"Sophie?" La voz al otro lado de la línea me hizo congelar. Era Marc, mi exnovio.

"¿Qué quieres, Marc?" pregunté, tratando de mantener la calma.
"Necesito verte, Sophie. Cometí un error enorme y quiero arreglar las cosas," dijo, su tono suplicante.
"No hay nada que arreglar," respondí, intentando ser firme. "Me engañaste y eso no tiene solución. Además, ya he seguido adelante con mi vida."
"Por favor, solo escúchame," insistió. "Estoy en Nueva York por unos días. Necesito hablar contigo en persona."
"Marc, no es el momento," dije, sintiendo la tensión aumentar. "Estoy viendo a alguien más y no quiero complicar mi vida."
"¿Alguien más?" La sorpresa en su voz era palpable. "Sophie, te amo. No puedo perderte así."
Antes de que pudiera responder, colgué el teléfono, temblando de frustración y confusión. No quería que Marc volviera a mi vida, especialmente ahora que estaba empezando a construir algo nuevo y hermoso con Daniel.
Minutos después, Daniel llamó y, al escuchar su voz, me calmé un poco. No le mencioné la llamada de Marc, no quería preocupar innecesariamente.

"¿Todo bien?" preguntó Daniel, notando mi tono algo tenso.
"Sí, solo un día largo," mentí, tratando de sonar natural. "Estoy feliz de escuchar tu voz."
"Yo también," respondió, su tono reconfortante. "No puedo esperar al sábado para nuestra cita de sushi."
Pasamos el resto de la noche hablando, y poco a poco, la tensión que sentía por la llamada de Marc comenzó a desvanecerse. Sin embargo, al colgar, no pude evitar sentir una sombra de preocupación sobre lo que Marc podría hacer.

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