¿Cuánto tiempo más llevará?

59 2 0
                                    

Con el tiempo vas cambiando
y tus ojos van mirando más allá.
¿Cuánto tiempo más llevará?
¿Cuánto tiempo más llevará?

Ilusiones, letras de cristal
Algunos dirán: "qué viejo que estás."
Simulando que sabés adonde estás.
Por favor, hablemos de verdad.

El papelito decía "Muerte vagal" y Pini lo sostenía con fuerza mientras con la mano izquierda corregía el rumbo del Falcon en dirección al Nueva Independencia. Tardó dos cuadras en concluir que en toda su formación forense en la Vucetich nadie jamás le había hablado de muerte vagal.

"¿Vas a hacerme quedar como un estúpido mucho tiempo más, o me vas a explicar a qué te referís con esto?" Preguntó Pini, acostumbrado hace rato a las extrañas, pero rara vez equivocadas deducciones de su compañero.

Christian se acomodó en el asiento del acompañante, tomó aire y comenzó a explicar con lujo de detalles lo que suponía desde que apoyara sus manos sobre el cuello de Rocío.

"Batalla de Waterloo, 18 de Junio de 1815. Los aliados de la séptima coalición rodean a los ejércitos de Napoleón y terminan con su liderazgo al frente del imperio francés. Uno de los soldados británicos vuelve exultante a su ciudad natal, ansioso por reencontrarse con su novia, a quien no había visto en meses. El día de su regreso coincide casualmente con una gala importante en casa de los padres de ella. El soldado, vestido en uniforme de gala, entra erguido al salón donde bailan elegantemente decenas de miembros de la alta sociedad británica. Luego de un par de vistazos fugaces, encuentra a su novia, de espaldas a la puerta conversando con una amiga. Se acerca, cauteloso, y cariñosamente, pellizca la base de su cuello para llamar su atención..."

Christian mantuvo el suspenso por algunos segundos, intentando que Pini dejara de concentrarse tanto en el tráfico de la avenida Libertad y le prestara un poco más de atención a su historia.

"...A la vista de todos sus familiares y amigos, la chica cae inconsciente al piso instantáneamente, como fulminada. El soldado retrocede un paso, dos, tres, pálido por lo que acaba de pasar. El médico de la familia, invitado a la gala, se acerca tambaleante y se arrodilla junto a ella. Su cara se ensombrece, en cuestión de segundos, la declara muerta y clava su vista en el recién llegado."

Pini frunció el ceño, miró de reojo a Christian y preguntó incrédulo:

"¿La mató?"

"Técnicamente, sí." Respondió Christian. "De todos modos, no fue hasta que realizaron la autopsia que la familia pudo aclarar lo que había pasado. No había marcas en el cuello ni signos de anoxia, así que concluyeron que había muerto por inhibición vagal."

Pini miraba a Carrizo cada vez más confundido. Por un instante, dudó si no habría sido preferible mantener la boca cerrada y no pedirle explicaciones.

"La inhibición vagal causa muerte súbita aún a los pocos segundos de aplicar estimulación o presión sobre los barorreceptores de la carótida. En personas normales, si uno hace presión en el seno carotídeo, a lo sumo puede lograr una baja del rítmo cardíaco, pero algunas personas muestran una hipersensibilidad a la estimulación del bulbo carotídeo. Generalmente sufren de bradicardia o arritmias."

Los ojos de Christian se hacían más brillantes a medida que avanzaba su explicación. Sus pupilas se dilataban gradualmente y sonreía con confianza mientras disparaba dato tras dato sobre la confusión ya evidente de su compañero.

"Entonces, esta presión causa un incremento de la presión sanguínea en estos senos, lo que a la vez resulta en una caída del ritmo cardíaco, dilatación de los vasos sanguíneos y una caída abrupta de la presión arterial. La inhibición vagal causa la muer..."

Pini clavó los frenos a propósito y envió a su compañero violentamente hacia adelante. El cinturón de seguridad cumplió con su tarea y contuvo a Christian de un tirón en el hombro derecho.

"Llegamos." Anunció Pini, sin bajarse del auto.

Christian lo miró con una mezcla de sorpresa y fastidio. Pini escondía una risa casi adolescente con la mano derecha. Christian entendió la indirecta y ambos sonrieron.

Rocío de OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora