Elena
Las luces de la ambulancia destellaban en la oscuridad, proyectando sombras frenéticas en las paredes de mi memoria. El sonido de las sirenas perforaba mis oídos, un lamento desgarrador que se mezclaba con el eco de su nombre, repetido una y otra vez por mis labios temblorosos. Cerré los ojos, pero las imágenes se negaron a desaparecer.
Lo vi caer de la piscina, como una escena en cámara lenta, su cuerpo girando en el aire antes de impactar con el suelo. El sonido sordo de la carne golpeando contra el concreto aún resonaba en mi cabeza, un ruido que jamás podría olvidar. Corrí hacia él, pero el espacio entre nosotros parecía alargarse interminablemente, como si el universo mismo intentara separarnos.
El terror me consumía, un pánico frío que se enroscaba en mi pecho, haciendo que cada respiración fuera un esfuerzo titánico. Las voces de los paramédicos se mezclaban con el ruido de mi corazón latiendo desbocado, mientras intentaban reanimarlo. Yo no podía hacer nada, solo observar, atrapada en un torbellino de impotencia y horror.
El viaje al hospital fue un borrón de luces y silencios tensos. Ancel no dijo mucho, y yo estaba perdida en mis propios pensamientos, intentando procesar lo que acababa de leer. Cuando finalmente llegamos, el aire dentro del hospital estaba cargado de preocupación y esperanza, una mezcla extraña y casi asfixiante.
Al entrar en la sala de espera, nos encontramos con Lena, Ritter, Zelig y Luther. Sus rostros reflejaban la misma ansiedad que sentía yo. Nadie dijo nada mientras esperábamos al doctor, como si las palabras fueran demasiado frágiles para ese momento.
Finalmente, el doctor apareció. Se dirigió a nosotros con una expresión seria, aunque trataba de ser comprensivo.
—Alder despertó —comenzó, y un suspiro colectivo de alivio recorrió la habitación—, pero tras dos años en coma, está en un estado vegetativo.
Un silencio sepulcral cayó sobre el grupo. Lena fue la primera en romperlo, su voz temblorosa.
—¿Qué significa eso? No entiendo...
Tomé aire, intentando mantener la calma. Sabía que tenía que explicarles la situación de la manera más clara posible.
—Cuando alguien está en estado vegetativo —comencé, dirigiéndome a todos—, significa que está despierto, pero no consciente. Los ojos pueden abrirse, pueden haber movimientos reflejos, pero la persona no tiene interacción consciente con el entorno.
Lena, con lágrimas en los ojos, preguntó lo que todos temían preguntar:
—¿En cuánto tiempo recobrará la conciencia?
Tragué saliva, sabiendo que la respuesta no sería fácil de escuchar.
—Nadie tiene certeza de cuándo pueda pasar. Cuando alguien entra en estado vegetativo, lo más probable es que tarde un mes, dos meses... puede incluso durar un año. Es un proceso impredecible.
El silencio regresó, pero esta vez era más pesado, lleno de una incertidumbre que hacía que el aire se sintiera más denso. Ancel me miró, y en sus ojos vi la misma mezcla de miedo y esperanza que sentía en mi interior.
Alder
Cuatro días después...
Despertar fue como nadar a través de una niebla espesa. Mis pensamientos se agitaban, difusos, como si estuvieran tratando de salir de un pozo sin fondo. Mi cuerpo, pesado y rígido, no respondía como debería, y el mundo a mi alrededor era una mezcla de sombras y luces borrosas. Sentía una presión constante en mi pecho, el latido de mi corazón retumbando en mis oídos como un tambor lejano.
ESTÁS LEYENDO
Define Nuestro Amor
Fantasy¿Que pasa cuando te enamoras de los esposos de tu gemela y de tu gemela? Déjame contarte que me paso, ¿Que hice? Forme un poliamor con ellos. Lo que no sabía era que a nuestro poliamor se unirían más personas. Esto es turbio, si la gente se enterar...