La brisa susurraba entre las ramas, arrastrando consigo el eco de los secretos olvidados del bosque. La niña, con el cabello blanco como la nieve y una mirada que contenía siglos de conocimiento, caminaba descalza sobre la tierra húmeda. Cada paso resonaba como un latido sordo en el corazón del mundo, como si la naturaleza misma reconociera su presencia.
Sin prisa, siguió el sendero hasta que el bosque se abrió en un claro bañado por la luz de la luna. La niebla se enroscaba perezosa alrededor de los troncos de los árboles, creando una atmósfera etérea. En el centro del claro, un joven, apenas un adolescente, se encontraba arrodillado junto a un cuerpo inmóvil. La muerte supo de inmediato que el cuerpo pertenecía a un hombre que ya había dejado este mundo.
La niña avanzó con pasos ligeros, sus ojos fijos en el chico que la esperaba. Había algo en su mirada, una mezcla de desafío y resignación.
—¿Y tú quién eres?—preguntó ella con voz suave, pero cargada de la certeza de lo inevitable.
El joven levantó la vista y la observó con una mezcla de tristeza y anhelo.
—Yo hice esto... solo para verla una vez más, my queen,—confesó, su voz temblorosa pero firme, mientras señalaba el cuerpo sin vida a su lado.
—¿Cuántos van ya?—interrogo, al chico que estaba cubierto de sangre en todo el rostro y que con certeza no tenía remordimientos por el hombre.
El chico sin algún tipo de remordimiento, clavó más un daga que se encontraba en el pecho del hombre muerto. Una sonrisa hábito su rostro, y sus ojos mostraron satisfacción.
—Veinte esta semana—contestó, admirando el cuerpo de el hombre a quien había matado por lo que él llamaba "amor"—han sido veinte cadáveres, esperando que en cada una de sus muertes aparezcas tú my queen.
—¿Cual es tu nombre?—cuestionó, se agachó al lado de chico.
El alma de el hombre aún hacía en su cuerpo puesto a que aún tenía los signos vitales, parecía que el acto había sido perfecto para que el tiempo en el que ella llegase el hombre muriese.
—Derek Voinescu
Presente
Elena
Exhalé con fuerza, sintiendo mis músculos tensos mientras lanzaba una serie de golpes al aire. El entrenamiento en mi habitación era mi forma de liberar tensiones, mantenerme centrada. La llamada de mi tío, el director del hospital psiquiátrico, aún resonaba en mi cabeza: "Derek Voinescu ha desaparecido." Intenté apartar el pensamiento, enfocarme en mi rutina. No podía permitirme perder la concentración.
Terminé con un último golpe y me giré hacia el escritorio para tomar un trago de agua. Fue entonces cuando lo vi.
Sentado en la silla junto a mi escritorio, con una máscara de Scream cubriendo su rostro y el torso desnudo, estaba Derek Voinescu. Mi corazón no aceleró ni un segundo. ¿Cómo había llegado hasta aquí? No escuché nada, pero tampoco me importó. Había visto cosas más sorprendentes en mi carrera.
—Mi doc,—su voz salió desde detrás de la máscara, suave pero con una amenaza latente, —¿Acaso usted me abandona y cree que va a poder irse sin mí?
Tomé un sorbo de agua, observándolo con calma mientras consideraba su presencia. ¿Realmente pensaba que me asustaría? Su pose relajada en la silla me resultaba casi cómica, aunque percibí la intensidad en su mirada detrás de la máscara.
—¿Derek, te has escapado?—pregunté con una leve sonrisa, como si fuera una travesura más de un niño rebelde. —¿Y cómo planeas salir de aquí sin llamar la atención?
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Define Nuestro Amor
Fantasy¿Que pasa cuando te enamoras de los esposos de tu gemela y de tu gemela? Déjame contarte que me paso, ¿Que hice? Forme un poliamor con ellos. Lo que no sabía era que a nuestro poliamor se unirían más personas. Esto es turbio, si la gente se enterar...