THE DARK SIDE 2 | TOM RIDDLE ✓ [X]

𝟐. 𝐃𝐀𝐌𝐍𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍

CONDENACIÓN

Al separarse de una persona que se había convertido en una parte de ti, tan entretejida en las células de tus tejidos que existía en todo lo que veías, entonces incluso la imagen que te devolvía la mirada en el espejo se convertiría en un recordatorio de ella.

Estaban en el suave zumbido de la música, en las intrincadas decoraciones talladas en los marcos de las obras de arte. Rosalind encontró a Tom en las llamas azules, en el sonido de la tiza sobre la madera que normalmente haría estremecer a la gente. Incluso lo encontró en el sabor del whisky en su lengua. Durante cinco años lo había estado recordando hasta el más mínimo detalle, aunque estaba en un lugar diferente y aunque solo había pasado un año con él.

Un año parecía muy corto. Era corto comparado con el doloroso recuerdo que tuvo que soportar durante cinco años. 1.826 días.

Pero ahora que estaba en su puerta, a minutos –quizás incluso segundos– de verlo, vaciló. Rosalind no estaba segura de poder verlo después de tanto tiempo separados. No confiaba en su cuerpo, tampoco confiaba en su corazón.

Pero Rosalind confió por completo en su mente y entró a regañadientes, pero fue bombardeada por docenas de rostros enmascarados, de los cuales solo unos pocos le resultaron familiares. La mansión estaba casi abarrotada y no tuvo más opción que dirigirse al salón principal, donde se celebraba exclusivamente el baile de máscaras.

La cantidad de gente la asfixiaba, como si una corona de hiedra se enroscara alrededor de su cuello y la estrangulara hasta que no pudiera respirar. O tal vez era el hecho de saber que él estaba en la misma habitación que ella lo que realmente la asfixiaba.

Esperaba que la gente no la reconociera, porque no estaba preparada para alcanzar a nadie, pero la máscara negra que llevaba solo cubría la mitad de su rostro. No podía oír sus propios pasos debido al zumbido de las conversaciones a su alrededor, y decidió dirigirse al bar y alejarse de la multitud.

La rubia francesa bebió rápidamente otra copa de champán, su respiración entrecortada se calmó y, finalmente, sus músculos se relajaron. No pudo evitar mirar a su alrededor, sus ojos escudriñando a la multitud en busca de un rostro en particular, esperando que no hubiera cambiado mucho.

Sin embargo, Rosalind se interrumpió cuando escuchó su nombre y su corazón se detuvo.—¿R-Rosalind?.

Maldijo por dentro, apretó los dientes cuando se dio la vuelta con evidente renuencia. ¿Cómo, en nombre de Merlín, la había reconocido?.

Su amigo rubio sonrió radiante y la abrazó en un abrir y cerrar de ojos. Sí, lo extrañaba muchísimo, pero aún no estaba lista para revelarse.

Abraxas vestía un esmoquin blanco, con solo las solapas y el lazo de un intenso tono negro.—¡Nunca esperé que estuvieras aquí!.

Él tomó su mano y la hizo girar para que pudiera ver su vestido. Rosalind no pudo evitar reír cuando él susurró.

—Querido Merlín, todavía te ves hermosa.

Ella le dirigió una cálida sonrisa, colocando las manos a ambos lados de sus brazos.—Y aún eres increíblemente alto.

Rezó a Merlín para que su amigo no le hiciera las cosas difíciles como en el pasado. No estaba preparada para soportar otra carga pesada sobre sus hombros y no podía soportar romperle el corazón a alguien otra vez.

Abraxas se rió entre dientes y tomó la copa de whisky que había dejado en la barra. Se apoyó en un taburete vacío y la miró con una ceja interrogativa.