Corrí...y corrí, hasta que mis piernas ya no aguantaron más...y caí al piso frio, no hice ningún intento de ponerme en pie, un mar de lágrimas caí por mis ojos, no lo soportaba más, toda mi vida lidiando con mi madre, y por fin explote.
Sentí unas manos cálidas en mis hombros, me volví y vi a Nicolás, él también tenía lágrimas en los ojos, me tomo en sus brazos y me puso en pie, me sentía devastada, tanto llorar, y tanto soportar, me cubrí la cara con las manos y empecé a sollozar, Nicolás me atrajo a él y me cubrió en un abrazo, relaje mis músculos un poco y lo abrase también, así estuvimos por quien sabe cuánto tiempo, los dos llorando.
Recordé la primera vez que le conté lo que había sucedido en mi vida, y un pensamiento se apodero de mi mente; Un poema que había escrito sobre mi tristeza y mi fortaleza, este iba así:
"Levemente me pongo de pie, con lágrimas en los ojos y pienso...soy fuerte, y soy luchadora, invito a mi corazón a callar...Pero él se opone, lo pienso, pero mi cerebro se reúsa a aceptar, cosas que fueron y nunca volverán a pasar, cosas horribles, todo eso tengo que olvidar, porque si no es así, todo se va a enredar y va a empeorar, una vez más me digo, me tengo que obligar a callar y en mi silencio, las palabras se van a notar..."
Ese poema expreso todo lo que sentía por un largo tiempo, conocí mejor a Nicolás y me di cuenta que con él era con el único que podía contar, aparte de mi mejor amiga, creo que no eh hablado con ella durante un largo tiempo, su nombre es Anna a ella la conocí desde que llegue a la ciudad, antes pasábamos todo el tiempo juntas, pero claro Nicolás y yo siempre estábamos juntos y Ann se ponía celosa, recuerdo que estábamos en un Club de Lectura, nos gustaba, pero por razones de mi madre preferí salirme, tenía que concentrarme en muchas cosas a la vez, primeramente en la escuela, luego en mi madre y por último en mi misma.
Tiempo después apenas nos veíamos, mi madre una vez la corrió (por decirlo así) de la casa, siempre decía que me metía cosas en la cabeza sobre ella, ese día nos enfadamos mi madre y yo, y me quede en casa de Ann, desde ese día preferimos tener una amistad más distanciada.
Salí de mi ensoñación cuando me di cuenta de que estaba helada, Nicolás lo noto y me presto su chamarra, caminamos en silencio a su apartamento, y cuando llegamos nos acurrucamos en su cama hasta la mañana siguiente.