¿Alguna vez han sentido que pasan años en un silencio incomodo de unos segundos?
¿No?
Pues no se lo deseo a nadie y mas cuando el silencio es con tu jefe del jefe de jefe de tu jefe.
- Lo siento mucho señor. -Dije apenada.
Él me miro por unos segundos sin ninguna expresión y luego, le hizo una seña a Kat, la cual salió corriendo casi cayendo en el camino. Cuando cerro la puerta, pude ver cómo se disculpada con todo su cara.
-No tiene que disculparse, sé de mis apodos hace años. - dijo más amable.
Lo mire sin creerlo.
Se estaba burlando de mí frente a Kat.
- Usted es de las pocas personas en la empresa que nos los utiliza ni a mis espaldas. -Pauso. -Me causo gracia los nombrara a su secretaria para burlarse de ella.
Su expresión era divertida, pero a la vez mantenía su compostura seria.
- La mayoría a mi alrededor suele utilizarlos cuando usted no esta por respeto, pero cuando lo hacen no es una burla, más bien es para halagarlo. - intente explicar sin meter la pata y sapear a los demás.
- Soy consciente de ello, pero eso no significa que me gusta. -comento. -¿Puedo sentarme?
- Claro. - señale la silla con mi mano abierta como invitación y hasta que tomo asiento, volví a sentarme.
Durante unos segundos, que me parecieron horas, solo me miro directo a los ojos.
Yo le sostuve la mirada, pero la verdad estaba confundida.
- ¿Algo en lo que pueda ayudarlo? o -Pause. - ¿Tiene algo para decirme? - pregunte cansada de su silencio.
-Tengo varias cosas en mente. -comento esta vez pasando su mirada sobre la oficina. - Vine primero a comentarle que me encargue de que su camioneta, -me miro directamente. - Alguien se encargo de tanquear su vehículo para que hoy no tenga inconvenientes a la hora de salida.
Abri mi boca sorprendida.
- Pero... ¿Qué?- balbuce.
Él me miro un poco divertido.
- Creo que lo hice a modo de disculpa, lo que paso con esos imbeciles no debió pasar nunca. Siempre he pensando que son unos trogloditas quienes piensan así de una mujer y jamas pensé en tener un par trabajando aquí y que precisamente le hayan quedado a su cargo. -dijo molesto. - No es que no confíe en que usted no los pudiera controlar, pero se como actúan esa clase de personas y no podía ...
- Entiendo. -lo interrumpí. - Y no había necesidad de que lo hiciera, de hecho me pareció mas que suficiente que me apoyara, lo del vehículo es totalmente innecesario y ... déjeme pagarlo o permitan que descuenten de mi salario.
Mi jefe me miro por unos segundos y suspiro.
- Dejemos las cosas así, digamos que estamos a mano.
Su mirada me dijo que no iba a cambiar de opinión.
- Esta bien. -acepte.
El señor Katsaros se levanto y arreglo un poco su traje.
- Perfecto. La espero en mi oficina en la tarde.
-Tengo reunión. - Recorde.
- Cuando este libre. -ordeno y me limite a asentir.
Salió de la oficina y solté un suspiro. No había visto a mi jefe tantas veces como lo había hecho esta semana.
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Virgen a los treinta
RomanceDifícil de creer, ¿no? Quién podría creer que una mujer pudiera ser virgen a los treinta años, siendo considerada por la sociedad como alguien hermosa y que debe tener al mundo a sus pies. La verdad ella a no le importaba, no solía preocuparse por...