Creo que mis expresiones son difíciles de entender.
- Papaya es una fruta de mi país. -Elijah me miro aun mas confundido. - La expresión "dar papaya" es cuando le das la oportunidad a alguien para molestarte o aprovecharse de ti, en este caso es burlarse.
- Entiendo. - dijo aun con una mueca de confusión.
Creo que no entendió nada.
Mire en las pantallas del lugar, ahí se exhibía el menú y quería algo realmente refrescante.
- ¿Qué quieres tomar?- le pregunte.
- Limonada o lo que quieras. -se encogió de hombros.
Me dirigí a la caja y había un chico, puedo decir que menor que yo.
- Hola, ¿me puedes dar dos raspados de lima, por favor? - dije sacando mi cartera.
- Claro guapa. - me sonrió y se retiro a preparar mis bebidas.
Por si no lo había mencionado antes, me encanta el acento español y argentino. Puede ser porque crecí viendo novelas o series argentinas y últimamente en Netflix me la paso viendo series españolas.
-Te sonrojaste. -dijo Elijah a mis espaldas.
Salte del susto, no lo había escuchado venir.
-Debe ser el calor. -dije tocando mis mejillas.
Él me miro con diversion.
- ¿No te atraen los menores? - pregunto.
Lo mire extrañada, pero a la vez divertida por su curiosidad.
- Nunca he estado con alguien menor que yo, pero siempre he pensado que la edad es un numero. - Mire hacia el chico. -En mi equipo hay un chico que se llama Alex y es el menor de todos, sin embargo, su comportamiento es incluso mas maduro que el mio y tiene claro muchas cosas. -dije pensando en él, sin evitarlo recordé algo. -Eso si, es extrovertido y un niño en situaciones que lo amerita.
- ¿Es pasante?- pregunto.
Negue y luego asentí.
- Empezó como pasante, pero se retiro un tiempo por un inconveniente personal y volvió ya como profesional. - explique.
-Creo que he hablado con él. -comento.
Lo mire con rareza.
- No estoy seguro, pero en las reuniones que he asistido de tu grupo he hablado con un chico, pero no estoy seguro que sea ... ¿Alex? - dudo de su nombre.
Asentí.
-Aquí tienes. -llego el chico con los dos raspados.
- ¿Cuánto es? - le pregunte sonriendo.
El chico iba a hablar, pero Elijah puso una tarjeta negra en su vista.
- Con esta, gracias. - Fue cortante.
Lo mire extrañada y el chico se retiro.
- Te atrae. - fue mas una afirmación que una pregunta.
Me rei con ganas.
-Es lindo y me encanta su voz, pero no por eso me mojo las bragas. -dije sin pensarlo.
Y ahí esta otra vez mi lengua larga.
Él me miro con una de sus cejas alzada, pero su expresión seguía siendo seria. - A veces tu lengua es muy suelta, ¿sabes?
-Lo sé, pero después de un tiempo te acostumbras. -bromee.
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Virgen a los treinta
Любовные романыDifícil de creer, ¿no? Quién podría creer que una mujer pudiera ser virgen a los treinta años, siendo considerada por la sociedad como alguien hermosa y que debe tener al mundo a sus pies. La verdad ella a no le importaba, no solía preocuparse por...