Girasoles

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¡AU sin quirks!

Las mañanas solían ser soleadas, con nubes blancas como el algodón, cielo azulado que deslumbraba siempre.

Izuku, un peliverde y pecoso chico despertaba todas las mañanas para abrir su tienda de flores.
Un lindo florista abría su tienda arreglando cada flor en su debido lugar. Regándolas.

El cartel de cerrado era cambiado para decir abierto y así empezaba el día.

Izuku aún no sabría lo que le esperaba.

Por otro lado tenemos a Katsuki, un rubio y alto chico, quien trabajaba para el FBI. Un agente en cubierto, pero ya estaba cansado, aún teniendo veintinueve se dedicó a eso desde los veintiuno años. Ya habian pasado ocho años y él no habia encontrado a alguien con pasar tiempo.

Se tomo un mes de descanso y su jefe le dio permiso por siempre haber hecho un arduo trabajo. Tenia esperanza en que tal vez un descanso le caiga bien, después de todo.

Él realmente deseaba emparejarse con alguien y ser feliz.

Y sucedería, algo que él no esperaba.

-¿HAAA?, ya te dije que no.- gritaba el rubio por teléfono.

-Oh, vamos bakubro, solo por esta vez, ¿si?- insistia el pelirojo al otro lado del teléfono. Kirishima, amigo de Katsuki le pedia un favor al último.- Por favor bro. Mina y yo vamos a salir de la ciudad, no habrá quien cuide de Kaori-. Siguió inistiendo.

Kaori, hija única de Kirishima y Mina.
Bakugo solía ser su "niñero" hace un par de años. Ella ahora tenía ocho años y que negara que la quería era mentira.

- Bien, pero será la última vez que haga esto. ¡¿ESCUCHASTE?!- aceptó el rubio cansado de lo insistente que era el contrario.

Y así comenzaría una historia.

(...)

Una semana ya había pasado y Bakugo estaba frente al hogar de su amigo. La puerta fue tocada y tan pronto se abrió, era Kaori.

- ¡Tío Bakugo!- gritó de felicidad la pequeña al verlo.

- Hola mocosa..- saludó el rubio.-¿Están tus papás?- preguntó.

-Sip- afirmó Kaori.- ¿Vas a cuidarme en lo que mis padres no estarán?- preguntó curiosa. Bakugo no solía venir a visitarlos.

-Si...- respondió. Y en cuanto lo hizo la pequeña de cabellos negros se abalanzó a abrazarlo.
Bakugo simplemente le dió unas palmaditas en el cabello.

-¡Bakubro!- llamó el pelirojo- Nosotros ya nos estamos yendo- dijo.

- ¡Bakugo!- una aguda voz llamaba, era Mina.- Si Kaori llega a hacer un desastre, llámame. La llevaría, pero tiene escuela y no me gustaría que faltara.- explicó la pelirosa.

- Compórtate bien Kaori, si no lo haces no te llevaré al parque de inversiones como prometí- regañaban a la pequeña.

- ¿No tiene que irse ya?, se les hace tarde- interrumpió el rubio.

-¡Cierto!, ¡Nos vemos!- se despidieron ambos, tomando un taxi para luego irse. Ambos se despidieron y el taxi se fue alejando dejando al par en la puerta viendo de lejos.

- Vamos a dentro mocosa- ordenó el rubio, pasando ambos.

Y pasó la tarde hasta el anochecer, el rubio hizo la cena con lo que había, mientras que la pelinegra veía Tv en la sala.

One shorts - bkdkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora