POV AMELIA
"Alessia, ¿has pensado en dedicarte a la enseñanza?" Ella me miró y sonrió, con un leve matiz de rubor en sus pómulos. Pero ya en serio, después de la explicación didáctica, ¿qué es lo que quieres realmente?
"Quiero contratarte para que seas mi vientre de alquiler. Serás la mujer que llevará mis bebés."
No sé si escuché bien. ¿Esta mujer está loca? No contenta con hacerme una propuesta bastante descabellada, me pide no que tenga un bebé, sino varios. La sola idea me parecía inconcebible. Ella empezó a hablarme mientras yo me encontraba en la galaxia de mis pensamientos.
"Perdón, es que su propuesta me tomó por sorpresa. Yo ni siquiera tengo pareja, ni siquiera he tenido relaciones con alguien, y usted quiere que tenga bebés. Creo que se está equivocando de persona."
Cuando intenté bajar de la camioneta, ella sujetó la puerta y me dijo, "Amelia, por lo menos escuche mi propuesta, y si después no le gusta, no me volverá a ver, se lo prometo."
Su tono era serio y determinado, y aunque cada fibra de mi ser me decía que debía irme, había algo en su mirada que me hizo detenerme. Me quedé en el auto, dispuesta a escuchar lo que Alessia tenía que decir.
Ella me pregunta, "¿Cuál es tu plan de vida? Eres hermosa, y estoy segura que lo sabes. No dudo que recibes miles de propuestas de hombres y tengo la certeza de que eres inteligente y podrías haber aprovechado tu belleza para salir de tu situación económica. Pero esa no eres tú; quieres tus logros por tus propios medios, prefieres el camino más largo y difícil. Por lo menos sé que quieres estudiar en Cornell, pasaste la entrevista y necesitas pagar tu colegiatura, y el tiempo se agota. Estoy casi segura de que serías una summa cum laude al acabar tu carrera. Pero mi pregunta es, ¿cuál es tu motivación?"
Pensé durante un momento y me sinceré. "Si deduzco bien, su investigación fue bien exhaustiva y sabrá el predicamento que conllevó todo mi nacimiento, ¿cierto? Quiero poder y dinero. Y eso solo se puede lograr hoy en día en este mundo de tres maneras: o naces con fideicomiso, o eres un genio que inventa un nuevo modelo de negocio o desarrollas nuevas tecnologías. El otro son las conexiones en una buena escuela. Soy bastante ambiciosa y quiero la libertad de poder lograr algo. Será difícil, pero no imposible."
Ella me miró a los ojos, analizando lo que le acababa de decir, y me respondió, "Entiendo. Te ofrezco una suma de dinero bastante generosa, te ofrezco una casa para ti y para tu madre, y te ofrezco pagar toda tu colegiatura en Cornell. Por cierto, ¿qué pretendes estudiar?"
Respiré hondo antes de responder. "Quiero estudiar Business and Management. Quiero aprender todo lo que pueda sobre cómo administrar y hacer crecer una empresa. Quiero ser capaz de crear algo grande, algo que deje una marca en el mundo."
Alessia asintió, considerando mis palabras. "Eso suena muy ambicioso y, francamente, admirable. Estoy dispuesta a ayudarte a alcanzar ese sueño, pero a cambio, necesito tu compromiso con mi propuesta."
Me quedé en silencio por un momento, reflexionando sobre la magnitud de lo que me estaba ofreciendo. La idea de tener mi futuro asegurado y la posibilidad de estudiar en Cornell sin preocupaciones financieras era tentadora, pero aún así, el precio a pagar era alto. Finalmente, decidí que necesitaba más tiempo para pensar.
"Alessia, necesito tiempo para considerar todo esto. Es una decisión muy grande y no quiero apresurarme."
Ella asintió con comprensión. "Lo entiendo perfectamente, Amelia. Tómate el tiempo que necesites, pero recuerda que las oportunidades como esta no siempre se presentan dos veces."
Ella ordenó a su chofer que partiéramos rumbo a mi casa, mientras yo, con la mente llena de pensamientos y dudas, reflexionaba sobre lo que acababa de ocurrir. Sabía que mi vida estaba a punto de cambiar drásticamente, y tenía que decidir si estaba lista para tomar ese paso.
Al llegar a mi casa, el chofer me abrió la puerta y me entregó la comida para llevar que había comprado en el restaurante. "Espero que tu madre y tú la disfruten."
Yo solo atiné a decir, "Gracias."
Entré en casa y encontré a mi madre descansando en el sofá. Le conté de manera resumida de mi día, omitiendo los detalles más perturbadores de alquilar mi útero para no preocuparla. Ella sonrió al ver la comida y nos sentamos a cenar juntas.
Esa noche, mientras mi madre disfrutaba de la cena y me contaba historias triviales de cualquier tema sin importancia, no podía dejar de pensar en la propuesta de Alessia. La oferta era tentadora y resolvería muchos de mis problemas, pero a qué costo. Mi mente seguía en una encrucijada, tratando de sopesar todas las posibilidades y consecuencias de aceptar.
Después de la cena, me dirigí a mi habitación, buscando un momento de soledad para procesar todo. Me senté en mi escritorio y miré el teléfono que Alessia me había dado. Sabía que tenía que tomar una decisión pronto, una que podría cambiar mi vida para siempre.
Miré el reloj que marcaba las 10 pm y, con una mezcla de incertidumbre y curiosidad, decidí escribirle un mensaje a Alessia.
"Buenas noches, Alessia. Perdón por escribirte tan tarde, es solo que no dejo de pensar en la propuesta y quiero saber más detalles."
No tardó en responder, como si estuviera esperando mi mensaje.
"No te preocupes, de hecho, ando con poco jetlag," comenzó, con ese tono despreocupado que siempre usa. "Respondiendo a tu pregunta, si bien te hicimos un análisis, toca hacer unos estudios exhaustivos de fertilidad. Después de los resultados, que estoy casi segura serán positivos, firmaremos un contrato. Primero uno de confidencialidad, otro en donde se estipulen las garantías de parte y parte. Para que nadie sospeche, ni tu mamá, diremos que vas a ser mi segunda asistente personal y tendrás que estar cerca de mí."
Ah, claro, porque ¿quién no querría pasar cada segundo con ella, envuelta en misterio y propuestas extravagantes? Me mordí el labio, pensando en cómo responder.
"Tu cuartada me parece bien, pero ¿cómo le explico a mi madre que no la visitaré por más de 9 meses y ni siquiera la podré ver en videollamada?"
"Bueno, Amelia, siempre está la opción de decir la verdad."
"Imposible, ella no lo permitirá."
Silencio en el chat. Parecía que mis palabras habían apagado su entusiasmo. O tal vez simplemente no tenía una respuesta ingeniosa preparada. Me recosté en la cama, mirando el techo, tratando de asimilar todo esto. Mi mente estaba hecha un lío.
La idea de tener que ocultar algo tan grande de mi madre era inconcebible. Aún así, la promesa de una educación en Cornell, una vida mejor para mi madre y para mí, era demasiado tentadora para ignorarla. Me revolví en la cama, incapaz de encontrar una posición cómoda, como si mi cuerpo reflejara el tumulto de mi mente.
Pensé en la extravagancia de Alessia, en su capacidad para hacer que lo imposible pareciera normal, y me pregunté si alguna vez lograría entenderla. El teléfono vibró de nuevo, pero decidí ignorarlo. Necesitaba tiempo para pensar, tiempo para decidir si estaba dispuesta a pagar el precio de su oferta.
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Bajo la Sombra del Control
RomanceAmelia Dupont y Alessia Visconti: un encuentro destinado a cambiarlo todo. En el vibrante y caótico corazón de Nueva York, las vidas de dos mujeres extraordinarias se entrelazan de una manera que nadie podría haber previsto. Amelia, una mesera con s...