Capítulo 11: Encrucijadas y Comunicaciones

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POV AMELIA

Mi cabeza era un lío mientras trabajaba. Mi mente iba entre las extrañas sensaciones que me hacía sentir Alessia y una propuesta un tanto descabellada. Entre mesa y mesa, terminé mi turno. Mañana me tocaría desde temprano. Cuando me disponía a ir al metro, reconozco al chofer de Alessia; se me acerca y me dice que me llevará a mi casa, que Alessia dejó órdenes de llevarme y traerme.

"Le dije que no era necesario, que iría en metro."

Él se negó. "Si no accede a subir, podría perder mi trabajo."

Vaya manipulación. No puedo permitir eso, así que accedí. Han pasado dos días desde la última vez que vi a Alessia y algo dentro de mí no dejaba de pensar en por qué no me había llamado o escrito. No es que esté esperando que se comunique conmigo, pero no dejo de pensar en la última vez que la vi. Ya en casa, mientras me preparaba para dormir, decidí escribirle a Alessia.

"Hola, ¿cómo estás? Tu chofer me dijo que diste la orden de llevarme y traerme."

Esperé una respuesta y no hubo. Miré mi reloj; eran apenas las 10 pm. Me cuestioné si ya estaría dormida. Mientras trataba de conciliar el sueño, acto casi imposible mientras daba vueltas y cambiaba de posición, escucho cómo el móvil vibra y la pantalla se ilumina. Mi corazón se emociona porque sé que la única persona que tiene este número es ella.

Me apresuro a mirar y, en efecto, es Alessia.

"Hola, Señorita Dupont, ¿cómo se encuentra el día de hoy?"

"Me encuentro bien, gracias por preguntar, Señora Visconti. El día para mí ya acabó, me preparo para dormir."

"Vaya, entonces no podías dormir y me escribiste."

"Te he dicho que tu ego es demasiado exuberante. Le escribo a esta hora porque he estado tan ocupada en el trabajo que solo me acordé ahora."

"Vaya, es una pena, Señorita Dupont. Ya me había hecho ilusiones de que usted me echaba de menos."

"Lamento desilusionarla, pero cuénteme, señora Visconti, ¿qué tal su día?"

"Mi día apenas empieza, y hoy estaré bastante ocupada, pero pensaré en ti y en nuestro contrato. Me muero porque seas, como le llamaste, mi 'reproductora'."

"¿Cómo es posible que apenas empiece tu día? Deduzco que no estamos en el mismo hemisferio, ¿o me equivoco?"

"Touche, estoy en Italia, en casa de mi familia."

"Entiendo, pero ¿qué horas son?"

"Son las 4 am, y justo me preparaba para nadar cuando tu mensaje llegó. Es vigorizante que te escriba la persona en la que estás pensando."

"¿Y qué pensabas, si se puede saber?"

"No se puede saber."

"Vamos, no es justo, señora Visconti. Tiene demasiados secretos y no sé si puedo confiar en usted."

"¿Y qué te dice tu instinto?"

"Eso no es importante, no tiene mérito si usted no me deja ver quién es."

"Pides demasiado y no soy tan magnánima en ese aspecto. Pero haré una excepción contigo. Puedes hacerme tres preguntas y te las responderé."

"Está bien, me gusta ese trato. Primera pregunta: Usted puede tener a la mujer que quiera, ¿por qué yo?"

"Amelia, ya te lo dije, llamaste mi atención. Lo pondré en contexto: no me gusta tener conexiones significativas con nadie, pero tú, toda tú, me incitas a querer conocerte más y a querer tenerte cerca."

Bajo la Sombra del ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora