Capítulo 15: Control Total

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POV ALESSIA

Cuando nos subimos a mi carro, escucho a Amelia decir: "Alessia, no supuse que hoy debía mantener reposo. No mencioné nada en mi trabajo y ya es muy tarde para pedir una incapacidad."

"Tranquila," respondo con una sonrisa. Saco mi teléfono y me comunico con Laura. "Laura, ¿puedes comunicarte con el restaurante y mencionar que Amelia está incapacitada? Pide la incapacidad con la doctora Allegra y hazla llegar a su trabajo, por favor."

Amelia me mira con una ceja levantada y una sonrisa de lado. Simplemente le guiño el ojo. "Y bueno, ya que tienes el día libre, ¿por qué no vamos a almorzar?"

Simone interviene: "No es necesario, mejor vamos a casa y yo puedo prepararnos algo."

"Tonterías, Simone. Déjame agradecerte por tus atenciones para conmigo," respondo con determinación.

Amelia interviene y dice: "¿Y luego no tenías muchas cosas que hacer?"

"Liberé mi agenda especialmente para acompañarte," le respondo con un tono que espero sea convincente.

"¿Quién te entiende?" replica ella, con una mezcla de exasperación y diversión.

Simone sonríe y dice en voz alta: "Ustedes parecen un matrimonio ya."

Respondemos al unísono: "No." Nos miramos a los ojos, y Amelia agrega con su característico sarcasmo: "Con lo controladora que es, no creo que seamos compatibles."

"Qué curioso, pensé que dirías que no porque eres hetero," digo, tratando de mantener la compostura.

Simone, con una mirada curiosa, pregunta: "Hija, ¿tienes algo que decirme?"

Amelia suspira y se encoge de hombros. "No, mamá. Solo que la situación es lo suficientemente complicada sin añadir malentendidos."

Finalmente, decido llevarlas al restaurante. "Vamos a Marea, es un lugar excelente para almorzar. Una de las especialidades destacadas del restaurante es el 'Astice', una langosta preparada con burrata, un queso italiano cremoso, y tocino. Estoy segura de que apreciarás el buen gusto, Simone."

Simone sonríe y asiente, visiblemente emocionada por la idea. Sin embargo, me vuelvo hacia Amelia y añado: "Para ti, nada de mariscos. No quiero correr riesgos innecesarios."

Amelia rueda los ojos, pero asiente. "Lo que tú digas, jefa."

El ambiente en el auto se siente extraño, lleno de tensiones no dichas y emociones encontradas. A pesar de todo, no puedo evitar sentirme emocionada por lo que vendrá. Este es solo el comienzo de una aventura que espero sea todo lo que siempre he deseado.

En el restaurante, disfrutando de nuestra comida, Simone llama mi atención preguntándome: "Alessia, tengo una duda. ¿Por qué mi hija? Es decir, no dudo del tipo de persona que es Amelia, pero puedes tener a cualquiera para este trabajo. Los medios no te fallan. ¿Por qué mi hija?"

Sabía que esta era una pregunta con trampa. No importa lo que responda, ella solo quiere saber si soy otra niña mimada que siempre consigue lo que quiere. Y, aunque consigo lo que quiero, mi objetivo no es ese. Escogí a Amelia porque en más de ocho años no me había interesado nadie. Nadie había llamado mi atención y, admito, con ella me permito cosas que solo había considerado con una persona antes. Jamás admitiré eso, no ahora, no en este momento, porque mis sentimientos solo me pertenecen a mí.

Después de inclinar la cabeza y pensar dubitativamente, respondo: "No puedo tener hijos y, para mi familia y para mí, es importante el legado familiar. Llevo más de ocho años intentándolo, pero el trabajo y el tiempo... Ahora es el momento."

Simone, con persistencia, añade: "Pero no me has respondido. ¿Por qué mi hija?"

"Tengo buen ojo para elegir a las personas, soy muy selectiva. Además, si ya sabe que su hija es especial, no entiendo por qué me lo pregunta. La pregunta sería: ¿Por qué no ella?"

Simone asiente lentamente, intentando entender. "Entiendo, pero dime, ¿cómo es eso que no puedes tener hijos? Es decir, eres joven, se nota que estás en forma, y con tus recursos puedo decir que podrías tener acceso a cualquier tratamiento. Sin mencionar que eres hermosa, así que muy seguramente los pretendientes o las pretendientas no te faltan." Dijo esto último haciendo un pequeño gesto.

"Efectivamente, deduces bien, Simone. Sin embargo, es un tema que no podría hablar de ello aunque quisiera. Es muy delicado. Espero me entiendas."

Amelia nos interrumpe para aligerar la tensión en la mesa: "¿Me dejarás comer postre o eso también lo tengo prohibido?"

Río con su comentario y respondo: "Por supuesto, el postre es fundamental para dar cierre a una buena comida."

Después del postre, dejo a Amelia y a Simone en su casa, no sin antes decirle a Amelia: "Debo salir de viaje por un par de días. Recuerda que debes pasar tu carta de renuncia a Per Se y también asegúrate de tener tus maletas listas cuando regrese."

Ella me dice sarcásticamente: "Como ordene, jefa."

Las veo desaparecer por el portal, y no puedo evitar sentir una mezcla de alivio.

Bajo la Sombra del ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora