✵𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 6: 𝓔𝓬𝓸𝓼 𝓭𝓮𝓵 𝓹𝓪𝓼𝓪𝓭𝓸✵Parte II

4 2 0
                                    

Cada paso que doy resuena en los pasillos silenciosos, donde el polvo baila en la tenue luz que se filtra por ventanas rotas y grietas en las paredes. El aire es denso, impregnado con el olor a humedad y antigüedad, mezclado con un dejo de algo más oscuro, algo que parece susurrar desde las sombras.


Los salones que atravieso están adornados con columnas de piedra que se alzan como testigos mudos de un pasado glorioso y caído. Las paredes están cubiertas de murales desgastados y tallados intrincados, ahora oscurecidos por el tiempo y el abandono. Las antorchas que una vez iluminaron estos pasillos ahora están extintas, dejando solo la tenue luz del día que se filtra, revelando sombras danzantes que parecen cobrar vida propia.


Las estatuas rotas de demonios y criaturas grotescas yacen dispersas por los rincones, algunas decapitadas o con extremidades rotas, emitiendo una sensación de desesperanza y derrota. Los ecos lejanos de voces y risas de antaño parecen resonar débilmente en el aire, recordándome que este lugar alguna vez fue el corazón de un imperio oscuro y poderoso.


"Estarás sorprendida" Nereo rió suavemente al ver la expresión de asombro en el rostro de Catherine mientras exploraba el castillo en ruinas. "Es triste ver como todo fue destruido y dejado en el olvido." retira suavemente un mechón de mi cara "Tus antepasados hicieron un excelente trabajo al ocultar todo. crear campos de protección alrededor de lo que había sido su reino y lo que quedaba de Luminaris"


"¿Si sois tan poderosos como pudisteis haber sido desterrados?"


Su mandibula se tensó, debido a dolorosos recuerdos "Eso es una larga historia" cruzó un largo y oscuro pasillo.


Tiró fuerte mente de las cadenas pegandome fuertemente contra la pared. Se acercó a mí con una intensidad que hizo latir mi corazón con fuerza. Apoyó su frente contra la mía y me miró profundamente. Con suavidad, rozó mi cuello con sus labios y luego con sus afilados colmillos, enviando un escalofrío de placer por mi espalda. " Tal vez si nos hubiesemos conocido en otras circustancias..." Sus palabras susurradas en mi oído fueron como una caricia.


Traté de mirarlo a los ojos, mi corazón empezó a palpitar desbocado en mi pecho, esos ojos de distinto color brillaban aún más y un destello amarillo brotó de ellos. Sus manos pasaron a mi cuello acariciándolo suavemente "No dolerá" susurro.


Un punzante dolor cruzó mi cuello, intenté empujarlo. Era imposible. Su respiración se aceleraba a medida que bebía el líquido carmesí. Gruñía contra mi cuello como un animal hambriento.


Se sentía bien por alguna razón, escalofrios recorrían todo mi cuerpo. Otra punzada más fuerte está vez en el centro de mi pecho, me retorcía contra la pared. Era una sensación tan adictiva que no quería que terminase nunca.


Todas aquellas sensaciones cesaron cuando se apartó lentamente de mí "Eres tan dulce..." acarició con cuidado las dos pequeñas heridas que dejó en mi cuello "Podría volverme loco si vuelvo a probarte"


No podía apartar la mirada de él, mi parte racional que advertía que era peligroso que debía alejarme de él, pero otra parte de mí quería volver a sentir esa sensación otra vez.

El Reino de las MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora