El carruaje avanzaba por las calles empedradas y yo no podía dejar de mirar por la ventanilla las magnificas casas, "¡¿entonces estoy metida en un isekai?!" seguía mirando los jardines que adornaban los balcones de las casas, las tiendas etc. Todo pareciendo haber salido de un isekai, y ahí, en el centro de todo, se alzaba el casitllo, sus torres blancas parecían estar tocando el cielo.
―Bienvenida a Lumenoria, ― dijo Aelindra con una sonrisa cálida. Su voz era melodiosa, casi hipnótica. ― La joya del reino de Avalon y, con suerte, tu nuevo hogar, pera ósea, el castillo no, porque ahí vive el rey, me refiero al reino ― eso ultimo lo dijo susurrando y yo nomas pude emitir una pequeña risa
Aun sin poder hablar solo asentí, aun todo parecía surreal, demasiado fantástico para poder ser real, Hace unas horas estaba en mi pequeño apartamento, agotada después de otro día interminable en la oficina, y ahora...
El carruaje cruzo un puente levadizo y entro en el patio del castillo, sirvientes y guardias nos esperaban en la entrada, al pasar estas se inclinar hacia nosotros, pude notar su mirada de curiosidad, sientome cada vez mas incomoda por sus miradas ¿saben que soy? o ¿simplemente están curiosas de quien es la nueva chica?
Aelindra me guió por pasillos de mármol decorados con tapices que contaban historias que no conocía. Finalmente, llegamos a una sala de consejo. Cuando la elfa cerró la puerta tras nosotras, sentí que mi corazón se aceleraba. Ahora era la hora de hacer preguntas a lo loca.
― Sé que tienes muchas preguntas, ― comenzó Aelindra, su rostro tornándose serio. ― Intentaré responderlas lo mejor que pueda. Pero primero, debo decirte algo importante. ― Hizo una pausa, y pude ver la compasión en sus ojos. ― En tu mundo original... has muerto. ―
Sentí como si me hubieran echado un balde de agua fría. ― ¿Muerta? Pero... ¿cómo? ― Mi voz sonaba débil, ¿temblorosa, esta es mi voz?
Y ahí es cuando recordé, yo estando en mi apartamento, a yo abriendo el libro de las heroinas y luego a mi yo sosteniéndose el pecho... asi que... ¿mori?
― Tu cuerpo no pudo soportar el estrés y el agotamiento al que lo sometías, ― explicó Aelindra con suavidad. ―. Tu corazón se detuvo. Pero en ese preciso instante, tu alma fue traída aquí. El libro que estabas leyendo era una puerta entre mundos, y te trajo a Lumenoria en el momento exacto.
Me dejé caer en una silla, abrumada. Estaba muerta. Muerta. Y sin embargo, aquí estaba, más viva que nunca. Una mezcla de emociones me invadió: tristeza, miedo, pero también... ¿alivio? La idea de no tener que volver a esa vida de mierda, donde solo me levantaba, trabajaba y volvía a tantas horas de la noche me producia una extraña sensación de libertad
― ¿Por qué fui traída aquí? ― pregunte finalmente
Aelindra se sentó frente mio, mirándome con preocupación. ― Nuestro reino está en peligro. Un Rey Demonio ha surgido, amenazando con sumir todo en la oscuridad. Los antiguos textos profetizan que solo las heroinas elegidas por la diosa Aetheris podrían acabar con el Rey Demonio, y tu, querida, eres una de ellas.
Solté una risa nerviosa. ―¿Yo? ¿Una heroína? Pero si yo no sé nada de magia o de lucha. Apenas podía manejar mi vida en la Tierra, ¿cómo se supone que voy a enfrentarme a un Rey Demonio? ― Luego, procesando sus palabras, añadí: ― Espera, ¿dijiste heroínas? ¿En plural?
― Así es, ― confirmó Aelindra. ― La profecía hablaba de dos heroínas. Sin embargo, solo tú has aparecido hasta ahora. ―
Genial, pensé. No solo tengo que ser una heroína, sino que además estoy sola en esto.
Como si leyera mis pensamientos, Aelindra añadió: ― Tienes un poder latente dentro de ti. Con el entrenamiento adecuado, serás capaz de despertarlo y utilizarlo. Y no estarás sola en este camino.
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Reborn In Fantasy
Science Fiction― Sé que vas a tener muchas preguntas― dijo mientras el carruaje avanzaba por las calles empedradas de una ciudad ― Te explicaré todo cuando lleguemos al castillo. Por ahora, solo quiero que sepas que has sido invocada por una razón muy importante...