Colorín colorado ¿este cuento se ha acabado?

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Chloe y Red corrieron de regreso a su habitación, jadeando de emoción y con una sensación de triunfo palpando en el aire. Al llegar, Chloe arrojó el libro sobre su cama y se dejó caer a su lado, riendo y recuperando el aliento.

—¡Lo logramos! —exclamó, con una sonrisa radiante—. ¡Tenemos el libro!

Red, igualmente exultante, sacó de la mesita de noche el reloj de bolsillo que las había llevado a esa época. Lo sostuvo en la palma de su mano, admirando su complejidad y sintiendo el peso de su poder.

—¿Será ya el momento de regresar al presente? —preguntó Red, observando el reloj y luego a Chloe.

Chloe, convencida de que el plan de Ulianna había fracasado, asintió con entusiasmo.

—Sí, creo que sí —respondió, con la esperanza brillando en sus ojos—. Ya no hay nada más que hacer aquí. Hemos detenido a Ulianna y salvado a Bridget. Es hora de volver a casa, a mi madre, viva y libre.

Red miró a su amiga con una mezcla de alivio y felicidad. Sabía lo mucho que significaba para Chloe poder regresar y ver a su madre sana y salva. Sostuvo el reloj más cerca y lo examinó, buscando la manera de activarlo para llevarlas de vuelta.

—Muy bien, entonces —dijo Red—. ¿Estás lista?

Chloe asintió de nuevo, su sonrisa más amplia que nunca.

—Más que lista —dijo—. Vamos a casa.

Red comenzó a girar los engranajes del reloj, concentrándose en el proceso y en sus pensamientos sobre el presente. Mientras lo hacía, Chloe se permitió un momento de reflexión, recordando todas las aventuras y desafíos que habían enfrentado juntas. Sabía que, aunque habían ganado esta batalla, había muchas más por venir, pero al menos, estarían juntas.

De repente, el reloj empezó a emitir un brillo suave, y las manecillas comenzaron a moverse más rápido. Chloe y Red se miraron, compartiendo un último momento en el pasado antes de que el reloj las transportara de vuelta.

—Nos veremos pronto, en casa —dijo Chloe, tomando la mano de Red.

El reloj brilló intensamente, envolviéndolas en una luz cegadora. En un instante, la habitación, el castillo y todo lo que las rodeaba desapareció, y Chloe y Red sintieron cómo el tiempo se retorcía a su alrededor, llevándolas de vuelta a su presente.

Cuando la luz se desvaneció, se encontraron de nuevo en su propia época, en un lugar familiar y seguro. Chloe respiró hondo, dejando que la sensación de alivio la inundara.

—Lo logramos, Red —dijo, con una sonrisa llena de esperanza—. Hemos vuelto a casa.

Red asintió, su expresión reflejando la misma mezcla de alegría y determinación.

—Sí, y ahora, estamos listas para enfrentar lo que venga —respondió, apretando la mano de Chloe con fuerza—. Juntas.

Las dos amigas se abrazaron.

Chloe y Red se separaron del abrazo, aún sintiendo el eco de su triunfo, y comenzaron a examinar la habitación en la que habían aterrizado. Era la misma habitación que conocían, pero algo se sentía diferente.

Los muebles estaban cubiertos de polvo, y las cortinas, que alguna vez fueron brillantes y coloridas, ahora colgaban descoloridas y deshilachadas.

—¿Cuánto tiempo ha pasado aquí? —preguntó Chloe en un susurro, sintiendo un nudo de preocupación formarse en su estómago.

Red frunció el ceño mientras observaba la habitación.

—No estoy segura, pero algo definitivamente no está bien —respondió, su voz llena de aprensión.

El ascenso de RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora