CAPITULO 1

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Londres, ocho años después

¡Éxito! Rebecca Armstrong se encaminó hacia la puerta de la sala de reuniones con la sensación del éxito corriéndole por las venas.

En menos de cinco minutos se haría público su nombramiento como editora en jefe de la revista de negocios AlphaBiz.

¡Se lo merecía, había trabajado mucho para conseguirlo!

Doce meses de lucha constante e intensa con su principal contrincante para el puesto, su colega periodista Amanda Jensen. Amanda no había dejado lugar a dudas de que estaba dispuesta a hacer lo que fuera con tal de conseguir ese puesto, y dada su reputación no era de extrañar. No obstante, era ella, Rebecca, quien había reconocido las noticias más importantes a nivel mundial y quien había logrado entablar contactos y hacer entrevistas a las personas de negocios más reacias a dejarse entrevistar. Hacía ya dos días que, extraoficialmente, el director de la revista le había confesado que ella era la ganadora, que se le ofrecería ese puesto de trabajo oficialmente en la reunión de directivos a dos días vista.

Y ese día había llegado.

Rebecca había estado muy nerviosa durante todo el día, hasta el momento en que, por fin, la habían llamado. Le iban a dar el puesto de trabajo. Lo que también le permitiría sacar a su padre de la deficiente residencia de ancianos en la que estaba e ir a una decente en algún lugar pintoresco en el campo.

Había pensado en todo; ella se trasladaría a una casita en el campo cerca de la residencia de su padre. Su casa tendría un jardín para que su padre, los fines de semana, pudiera plantar o hacer lo que quisiera. El mejor salario y las bonificaciones que el nuevo puesto de trabajo conllevaba lo harían posible.

Puso una mano en la manija de la puerta y se llevó la otra a la cabeza para asegurarse de que sus rebeldes rizos estaban bien recogidos en el moño. Tomó aire pensando en que sus sueños pronto se harían realidad. Era la gran oportunidad de hacer que el apellido Armstrong recuperara su valor en el mundo de los negocios una vez más y también la oportunidad de devolverle a su padre parte del orgullo que tan cruelmente le habían usurpado.

Soltó el aire que había contenido en sus pulmones, golpeó suavemente la puerta de madera noble y entró.

El sol que entraba por los enormes ventanales la deslumbró momentáneamente al entrar. Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, se sorprendió al ver la ausencia de los miembros del consejo, sólo el presidente se encontraba allí.

¿Qué tal, señorita Armstrong... Rebecca? -el presidente, sentado a la cabeza de la mesa, le indicó con un gesto que tomara asiento.

-Gracias por venir.

Una súbita inquietud se apoderó de ella.

Sir Saint Suppapong le había saludado casi con amabilidad. Sir Saint nunca empleaba un tono amable de voz. ¿Y dónde estaba el resto de los miembros de la junta directiva? ¿Por qué no se encontraban presentes para anunciar que el cargo era suyo?

El presidente lanzó un largo suspiro.

- Como ya sabe, cuando fijamos esta reunión, lo hicimos con la idea de anunciar la toma de su cargo como editora en jefe de la empresa.

Rebecca asintió con aprensión.

- En fin, me temo que ha habido un cambio de planes.

- No comprendo.

A menos que le hubieran dado el puesto a Amanda...

- ¿Ha decidido la junta darle el puesto de trabajo a Amanda?

Sir Saint negó con la cabeza y Rebecca sintió un momentáneo alivio.

Al menos, todavía no - respondió el presidente.

Inocencia RobadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora