Capítulo 9

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La bañera era un paraíso líquido, las burbujas le llegaban a la barbilla, la presión de los chorros de agua le masajeaban los músculos...

Rebecca cerró los ojos con la cabeza apoyada en el borde de la bañera. Pero no iba a dormir. Pronto, Freen iba a reunirse con ella y comenzaría otro capítulo de su vida sexual.

Aquella noche no iba a pensar en nada. El mañana quedaba muy lejos...

Rebecca le oyó entrar. Abrió los ojos y volvió la cabeza, esperando verle desnuda. Sin embargo, Freen llevaba unos pantalones vaqueros y una camisa abrochada, y su expresión era colérica.

-Freen -dijo ella con el ceño fruncido.

-Bruja -le espetó ella-. ¿Creías que ibas a salirte con la tuya?

Rebecca se incorporó hasta sentarse.

-Freen, ¿qué pasa?

-Toda esa basura sobre mi perfil y el nuevo puesto de trabajo. Todo ha sido un engaño. Un enorme engaño para encubrir lo que realmente querías.

-No te comprendo -Rebecca se levantó, salió de la bañera y se cubrió con una inmensa toalla bajo la oscura mirada de Freen-. ¿De qué estás hablando?

¡De las memorias de Nam!

Un escalofrío le recorrió el cuerpo.

¿Cómo lo sabes?

Freen esbozó una fría sonrisa.

Ni siquiera puedes negarlo.

Rebecca sacudió la cabeza y agarró otra toalla más pequeña para secarse las burbujas de jabón que se le habían adherido al cabello.

-¿Por qué iba a negarlo? Nam me pidió que las leyera.

Freen le quitó la toalla de las manos, obligándola a fijarse en ella..

¡Estás mintiendo! Desde el principio ibas a por ella.

-No sabes lo que dices. Nam me pidió que las leyera y eso fue lo que hice. Y lo que ha escrito es muy bueno. Se lo pasé a una editora amiga mía en Nueva York, tal y como Nam quería que hiciera.

¡Te dije que te mantuvieras alejada de ella!

-Y lo hice. Ella vino a buscarme, no al revés.

Mientes.

¡Es la verdad! No es culpa mía, sino tuya.

Nam y yo estábamos en diferentes celdas, pero era tu cárcel.

-Me prometiste en Nueva York que no te ibas a acercar a ella.

-¡No! Te prometí que el perfil era sobre ti, que no tenía nada que ver con tu hermana -le recordó Rebecca-. Además, ya había leído el manuscrito de Nam y no iba a romper la promesa que le había hecho.

-Eso no me lo dijiste.

¿Por qué iba a decírtelo? Sabía cómo reaccionarías, y Nam también lo sabía. Pero me rogó que lo leyera -Rebecca le miró furiosamente-.

¿Qué ha pasado? ¿Ha llamado Nam?

Rebecca pasó por delante de Freen y salió del baño; necesitaba vestirse. No podía mantener esa conversación desnuda.

-Ha dejado un mensaje -respondió Freen, siguiéndola-. Una editorial, supongo que una editorial basura, le ha ofrecido publicar sus escritos.

Rebecca, con las manos llenas de ropa, se dio media vuelta.

¿Le han hecho una oferta? Es una noticia maravillosa. Debe de estar encantada. No es posible que no te des cuenta de la maravillosa oportunidad que se le ha presentado.

Inocencia RobadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora