Fragmentos de un alma rota.

05.🖤

Este capítulo es para ti 🖤

[Porque no somos débiles , somos fuertes por continuar después de la caída.]

Como cada noche en el rincón, donde la luz no se asomaba donde solo las sombras no tocaban. Se encontraba con la cabeza entre las piernas una pequeña figura que al igual que el pequeño rincón, era oscura poco de diferenciar, pero fácil de percibir.

Como cada noche en ese mismo rincón la pequeña figura se volvía un ovillo y sin importar que derramara un sinfín de lágrimas que formaban un charco a su alrededor, un charco negro y frío donde abundaba el dolor. Se queda ahí.

La figura pequeña, oscura y frágil, soy yo; así es como me recuerdo, así es como permanecí en mis recuerdos, como una niña que siempre derramaba lágrimas sin parar hasta que perdía el conocimiento.

Se convirtió en un círculo, siempre cada noche regresaba al rincón frío y oscuro, y lloraba, lloraba sin parar hasta que no tuviera más lágrimas que tirar.

Pero me cansé, me dolía el alma entera cada que recordaba a esa niña, cada que la veía en mis sueños me partía el corazón cada vez que volvía a ser esa niña que jamás paraba de llorar.

Era una maldita debilidad.

Estaba cansada de llorar, de ser débil, estaba cansada de esto y de la vida misma. Siempre lo vi así: derramar lágrimas era una debilidad, y yo siempre era débil y una cobarde, con miedo de enfrentar el mundo prefiriendo así  hundirme en un mar de lágrimas que pararme y pelear.

Pero cada vez que lloraba sin parar sentía que me quitaba un peso de encima, era libertador desahogarse después de sentir como el mundo se cae a pedazos a tu alrededor . Así sea llorando, era liberador.

Entonces, como cada noche en el rincón, llore sin importar qué, llore sin nada que temer, llore como si la noche fuera eterna, llore aunque el nudo en mi mente no pudiera deshacerse, llore hasta que no tuve más lágrimas, llore porque era un ser humano con derecho a destruirme y llore porque era la manera más humana y natural de desahogarme y de sentirme libre.

🎼

Elizabeth kübler-Ross dijo:

"No hay errores, no hay coincidencias. Todos los eventos son bendiciones que se nos han otorgado para aprender."