08.❤️

88 16 2
                                        


Las personas mágicas existen. Aparecen de la nada.

Son aquellas que saben ganarse la confianza rápido y de forma inesperada.

De pronto un día llegan a tu vida, empiezan a hablar de todo, de alegrías, daños, experiencias, penas y heridas.

Y cuando te das cuenta, no recuerdas cómo era tu vida antes de que las conocieras.

Así son las personas mágicas.

Y allí están, llegan a tu universo para darte un aire más liviano, para brindarte su amistad, su mano y elevar su energía juntos.

Llegan para abrazarte y muchas veces para quedarse.

Así eras tú.

Llegaste como una luz; a tu lado no solo era felicidad, sino que también había paz, una paz que no sentía hace mucho. Estar contigo era donde sentía seguridad; fue como si el mundo entero ya no existiera y solo éramos tú y yo.

Con miedo a seguir viviendo, sin fuerzas para poder resistir otro golpe, en el rincón más profundo conseguí una voz; había miedo, sí, pero con ganas de continuar y no permitir dañarme a mí misma.

Así que con todo el miedo del mundo te acepté en mi vida, porque tu compañía es algo que anhelo desde siempre. Te abrí el paso a mi corazón, porque entre tus brazos encontré seguridad, porque en tus ojos hay calidez, porque tu sonrisa hace que yo sonría; porque sin darme cuenta tu compañía me hace bien y a tu lado soy feliz.

Pero como todo en el mundo, la felicidad no es duradera, y así como llegaste, te fuiste dejando el mismo dolor que creía haber olvidado.

No necesitaba convencer a nadie de nada, ni escuchar a nadie, porque estaba segura de que si tú te quedabas, yo seguiría junto a ti, porque estaba dispuesta a brindarte mi cariño; solo si tú me dabas el tuyo, continuaría junto a ti.

¿Existen personas mágicas?

Sí, hay personas mágicas, así como tú, personas que valen la pena, personas que con solo una sonrisa te daban paz, alegría y una seguridad que antes tal vez en algún momento nunca sentiste, pero como todo lo que está en este mundo, un mundo malo y egoísta, nada es para siempre.






Mario Benedetti.

«Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo»

Fragmentos de un alma rota. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora