¡Feliz cumpleaños, Diego!

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Éste capítulo es muy especial, no va a afectar con de lo que va de la historia, más bien pongan mucha atención porque va a haber spoilers. Espero lo disfruten porque sinceramente es mi favorito hasta el momento el que pongo en el número uno. Escuchen la canción de fondo para que se sientan en ese ambiente de fiesta. Y también les recomiendo poner la canción de piel porque es importante aquí.
*Maricela.
Me quedo admirando un rato más la tremenda belleza que hay sobre la mesa una obra de arte que no hice yo sola, pero puse de todo mi esfuerzo.
El pastel está adornado con una exquisita decoración que hace aumentar mi antojo. En la parte superior del pastel, se encuentra una hermosa mariposa en tonos vibrantes de azul, morado y rosa, con delicadas alas extendidas que parecen estar a punto de emprender vuelo. Los detalles intrincados de las antenas y las patas de la mariposa añaden un toque de realismo y belleza a la decoración.
Alrededor de la base del pastel, se disponen cuidadosamente corazones de diferentes tamaños y colores que me encargue personalmente de hacer con mis propias manos, creando un patrón encantador.  En el centro de la mariposa está escrito el nombre del hermoso niño que cumple años hoy. No toda la decoración la hice yo obviamente porque tampoco soy tan profesional todavía, pero puse todo mi cariño para que estuviera perfecto y hermoso. Me ha llevado unas cuantas horas en esto, pero ya está listo el nombre me encargué de hacerlo lo más delicada posible. en un color rojo, el cual es el favorito de Diego.
Estoy apunto de irme cuando recuerdo que todavía no pongo el número, así que rápidamente vuelvo agarrar lo necesario y en un pequeño espacio coloco el número 17.
Volviendo a dar una última revisada rápidamente, regreso apurada a mi cuarto para empezarme a arreglar. Me meto a bañar con prisa y unos 10 minutos después escucho que alguien abre la puerta de mi cuarto, y ni siquiera tengo que preguntar quién es.
––Ya está todo listo bebé, ya terminaron de arreglar el salón y Rolando ya compró el licor. Tú dijiste que quieres que sea algo tranquilo, así que sólo compró dos botellas de whisky, igual revisaremos a todos los que lleguen para que no metan licor a escondidas y se descontrole.
Me río y desde el baño le agradezco Andrea, sinceramente esto de hacer fiestas sorpresas es un poco complicado, pero cuando tienes la ayuda de muchas personas que quieren al cumpleañero se vuelve más fácil.
De primero solo íbamos a ser poquitos Andrea Celeste Liriel Samuel Leonel y yo, pero recordé que tiene más amigos, así que obviamente ya son invitados y no sé qué tan tranquilo vaya estar todo. Pedimos prestado el salón donde Diego hizo la fiesta cuando se ganó el primer partido hace meses, a mí me tocó hablar con el papá de él y de primero intenté pagarle pero él rechazó todo tipo de dinero y nos lo prestó deseándonos suerte y agradeciéndome por la idea de sorprender a su hijo.
Ha sido un poco difícil ocultarlo de Diego, pero lo hemos logrado hoy por fin es el día y gracias al cielo hay vacaciones así no tenemos que faltar a clases para arreglar todo. Samuel se va encargar de distraerlo y después de llevarlo al salón con mentiras ya que Diego no quiere nada Solo salir a comer conmigo el día de hoy y yo acepté, pero le dije que fuera un poco más noche.
Por fin salgo de bañarme y me seco con toda la prisa cuando me doy cuenta que son las  seis , y todo va a empezar a las  siete  y nosotras tenemos que llegar antes porque vamos a llevar el pastel obviamente.
Andrea está terminando de arreglarse a mis espaldas y a pesar de que ya tiene su casa, a ella le encanta seguir viniendo a mi cuarto para acompañarme y arreglarnos juntas, algo que para nada me molesta. Yo agarro todas mis cosas, pero me observo por un momento en el espejo notando mis pronunciadas ojeras.
Las pesadillas y esos sueños que no logro descifrar me siguen torturando cada noche haciendo que no pueda conciliar el sueño muy bien o incluso que me aferre a la idea de no querer dormir. A pesar de qué odio la idea me termino acercando a Andrea pidiéndole que me maquille mientras ella hace una exagerada cara de sorpresa.
—¡Dios mío! Va a llover, pero qué milagro tuvo que suceder para que mis oídos puedan escuchar esta maravilla.
––No te hagas la graciosa y maquíllame que no tenemos tanto tiempo. Tenemos que estar ahí antes que Diego. A pesar de qué se que él va a llegar como a las  7:30  o  7:40 .
––Ya amor tranquila, tanto estrés, te va a hacer que te pongas vieja más rápido y así Diego ya no te va a querer. Me dice mientras empieza a sacar su maquillaje de nuevo.
––Él me quiere de cualquier forma, así me vea recién levantada cuando mi cabello es un desastre y mi aliento como de un dragón. Él me quiere.
––Me gusta esa seguridad que no tengas dudas, es algo tan agradable de escuchar.
Me quedo callada para no interrumpir a Andrea en lo que hace mientras me quedo observándola, lleva un bonito vestido pegado de color beis junto a unos tacones bajos. El cabello lo lleva recogido en una trenza lateral y un perfecto maquillaje.
––No te quedes callada que me da miedo, últimamente te estás guardando muchas cosas y te la pasas muy callada cuando tú no eras así. Prefiero que estés hablando de lo mucho que te gusta, no sé qué cantante extranjero, pero no que estés callada como si estuvieses en otro mundo.
––Andrea, ya te dije que María Becerra no es extranjera. Y no quiero hablar para no interrumpirte.
––Cómo digas y no necesitas tanto maquillaje, así que ya terminé. ¿Sólo querías que tapara tus ojeras verdad? Así que ya lo hice, tu carita está bien así que no necesitas algo tan cargado. Responde reprimiendo una risa.
––Gracias, eres maravillosa. Le respondo con una sonrisa mientras me levanto dirigiéndome al baño para terminar de arreglarme.
Entro al baño y ya no me importa así que dejo caer la toalla y empiezo a desenredar mi largo cabello para después sacar paciencia de no sé dónde para hacerme una cola alta. Después de unos minutos logro hacerla a la perfección y la termino de acomodar para después pasar a ponerme mi vestido.
Me coloco un mini vestido negro, suelto de tirantes y me coloco unos tacones altos. Fijo la mirada en mi mano izquierda y sonrío algo triste al observar el anillo de mi dedo anular.
––Bebé, lamento interrumpir lo que sea que estés haciendo. Pero si sigues tardando vamos a llegar tarde. Me dice Andrea desde afuera.
Paso de nuevo con rapidez el cepillo por mi cabello y acomodo mi collar para dirigirme a la puerta del baño y salir recibiendo la mirada de Andrea que me mira coqueta.
––Qué hermosísima mi amor, pero pensé que ibas a usar algo más... Tú, no es que sea por algo malo, pero tú eres usar puros, colores alegres, aunque una vez al año que te pongas algo diferente, no te hará mal.
––Voy a empezar a vestirme acorde a cómo me siento, aunque ahorita no me siento... Bueno qué importa te espero abajo a mí ya no se me olvida nada. Digo acercándome a la mesa al lado de mi cama para tomar la bolsa de regalo.
Bajo de nuevo a la cocina y arranco una hoja de una libreta para empezar a escribir una nota para mi madre. Después la dejo sobre la mesa de Centro de la sala y regreso a checar todo, saco de un cajón la vela y rápido me pongo a pensar que no se me olvide nada a pesar de qué sé que tengo que estar tranquila pero no lo voy a estar hasta que no vea que todo salió acorde como lo pedí.
Andrea baja justamente cuando tocan la puerta y ella se dirige abrir. Apuesto que es Leonel y ahorita se an de estar comiendo la boca en modo de saludo.
Y efectivamente es él y lo compruebo cuando entra a la cocina, y de repente se detiene observando la mesa.
––Pero qué belleeza quedó Super bonito, pero Dios mío, ¿acaso lo hicieron para 100 personas?
––50. Lo corrijo.
––En primer lugar, Diego no tiene tantos amigos, ¿y en segundo lugar van a repartir una rebanada de 20 cm a cada persona?
––Parece que no eres latinoamericano, o acaso no te recuerdas las reglas todo invitado, siempre lleva otro invitado, así que al final pueda que si lleguen varias personas.
––Nos encargamos de dejar en claro que no queríamos que pasara ni siquiera porque fueran las novias, aunque al final lo pensamos bien y las novias si las permitimos porque sería algo injusto que sólo ustedes estén como chicas.
––Cómo sea vámonos mejor. Digo acercándome a la mesa y Leonel me detiene antes de que agarre el pastel.
––Mejor me lo llevo yo, te veo muy ansiosa y no vaya ser que lo tires. Aparte tienes unos tacones muy altos.
––Oye, he usado tacones más altos y si los sé controlar.
––Aún así mejor me lo llevo yo tú llévate la vela y todo eso. Me dice señalando los desechables que ya se me habían olvidado. Agarra con mucho cuidado el pastel que ya está bien tapado y avanza a la salida.
-.
Cuando ya vamos de camino, Andrea y Leonel van platicando con demasiada miel mientras yo siento un montón de cosas y me encantaría morderme las uñas para calmarme, pero en primer lugar tengo que sostener bien el pastel y en segunda Andrea, me advirtió que si me mordía las uñas me iba a matar. Esta vez no fuimos a que nos las hicieran. Ella se esforzó mucho para pintármelas y decorarlas con corazoncitos bonitos.
Cuando llegamos son las 7:05 , y si no fuera por el pastel que lo tengo en las piernas y tengo que cuidarlo perfectamente. Ya hubiera abierto la puerta del coche y me hubiera bajado con toda prisa para revisar hasta el mínimo detalle.
Leonel se baja y abre la puerta trasera para quitar el pastel de mis piernas y llevarlo adentro. Le agradezco con una sonrisa tensa y rápido me bajo por la otra puerta para entrar primero. Gracias al cielo todavía no llegan muchos invitados y me voy fijando en cada mínimo detalle.
Por fuera está todo perfecto, no hay ninguna señal de que vaya a haber alguna fiesta porque todo está natural ningún cartel que diga. ¡Feliz cumpleaños! O bienvenido a su fiesta sorpresa. Nada que pueda delatarnos. Bueno sólo uno que otro coche de los invitados. Pero ya veremos qué hacemos con eso.
Ni bien abrimos la puerta y quedo encantada al ver que todo está como lo quería. Tras la puerta hay un cartel donde dice para el mejor en letras doradas y grandes. La decoración consiste en luces de colores y globos rojos todo tipo de tono y uno que otro globo blanco.
El DJ está listo para cuando a todos se nos antoje bailar y por lo tanto suena música en inglés que sólo Diego entendería. Las mesas tienen manteles blancos y en el Centro de los manteles. Hay pegatinas con la cara de Diego. Estoy segura que esto se le ocurrió a Samuel y lo voy a matar cuando llegue.
Sigo observando cualquier cosa para ver si encuentro algún fallo, pero todo está a la perfección, la comida, las bebidas, la mesa de dulces y el licor que está ahí ya muy bien preparado e incluso ya está perfectamente bien el confeti  que le aventaremos en cuanto él aparezca por la puerta y le gritemos sorpresa.
Algunos ya están divirtiéndose en la mesa de ping-pong mientras el cumpleañero llega que es lo que más me tiene nerviosa. Espero todo esto le guste y bueno. sólo queda esperarlo.
Empiezo a escribirle a Samuel de cómo va y avisándole que en cualquier momento ya lo puede traer. Sólo falta que lleguen los demás invitados que obviamente confirmaron que no iban a faltar mientras espero su respuesta. Estoy apunto de morderme una uña cuando alguien me pega en la mano haciéndome voltear de repente viendo que es Andrea.
––¡Qué es lo que ibas a hacer! ¿A ver? ¿Qué crees que no me costó trabajo hacerte todos esos diminutos corazones? Me regaña a la vez que me mira con ganas de matarme.
––Ni siquiera lo hice Relájate.
––Pero estuviste a punto.
Empiezo a mover una pierna y Andy se me acerca más.
––Ya tranquila, todo saldrá bien. A él le va a encantar. Me dice Leonel mientras me acaricia el brazo para relajarme.
––Mejor voy a ir a dejar el regalo. Les digo y me alejo con rapidez para acomodar la bolsa en la mesa donde ya hay unos cuantos regalos, y ahí también hay una pegatina con la cara de mi... Amigo.
Me doy cuenta que fui una mala educada y solamente entré revisando todo y ni siquiera saludé así que me dirijo para empezar a saludar algunos cuantos chicos con los cuales cada vez voy entrando más en confianza. Encuentro a Rolando que mira fijamente una de las botellas de whisky y llego por detrás, poniéndole la mano en el hombro, haciendo que se sobresalte.
––No me vuelvas a hacer eso por favor que me matas. Dice exageradamente mientras se pone la mano en el corazón.
––¿Como que le andas viendo mucho a esa botella no? Ni se te ocurra abrirla porque eso es hasta más noche primero tiene que llegar el señorito, abrazarlo llenarlo de amor, luego comer divertirnos y ya mucho después abrimos la botella.
Él me hace una cara tierna, pero yo me mantengo firme o bueno intento hacerlo cuando me mareo.
––¿Estás bien? Me pregunta preocupado Rolando mientras me sostiene con su brazo.
––Sí, gracias. No te preocupes un simple mareo.
––Pues no creo que sea tan simple, deberías irte a revisar.
––Voy a tomarlo en cuenta, pero ahora mejor vengo. Voy a seguir saludando a los demás. Aparte acaba de llegar Angel.
Rolando me sigue mientras yo me sostengo con cuidado de las paredes y algunas sillas, porque todavía no me pasa el mareo de del todo.
Después de saludar a todos los que ya llegaron, observo el mensaje de Samuel y le respondo rápidamente diciéndole que ya pueden venir ya que ya estamos todos. La respuesta llega rápido, y ahí es donde mis nervios empiezan, pero confío en que todo saldrá bien. Ojalá le guste. Ojalá...
Vuelvo a correr prácticamente para avisarles a todos, porque sólo están a 20 minutos de distancia, así que hay que preparar todo, y en cuanto de la señal las luces tienen que apagarse, la música de detenerse y todos callarse. Hablo con el DJ rápidamente sobre algunas cosas y Andrea llega junto a mí.
––Te pareces a mi madre, eres una muy buena organizadora de fiestas y todo, pero sabes que te va a hacer mal tanto estrés bebé, tienes que mantenerte relajada.
––No lo puedo estar Andrea, no lo puedo hasta que no lo tenga enfrente y vea su cara hasta ahí veremos, si me voy a relajar o no.
––Ah, cuando me dices Andrea, no estás bien...
Me disculpo con la mirada mientras vuelvo a moverme de lugar para como una obsesiva volver a checar que todo esté en su lugar.
Me voy al baño y según yo sólo son cinco minutos y cuando checo mi teléfono en realidad si son cinco minutos, pero cinco minutos son los que faltan para que ellos lleguen. Corro como loca, diciendo a todos en voz alta que ya nos reunamos cerca de la puerta.
Todos los presentes nos reunimos y cada uno agarra el confeti y les aviso que ya están a nada de llegar porque Samuel ya me lo avisó, así que todos rápidamente empezamos a organizarnos. La música se detiene y las luces empiezan a apagarse. Todos estamos expectantes y aunque faltan dos minutos es mejor prevenir, pero para mí son los dos minutos más largos de mi vida.
Nerviosa fijo mi mirada en la puerta, como un cachorrito que espera que regrese su dueño. El silencio es profundo que solamente se escuchan las respiraciones de todos, y eso me pone más inquieta. Empiezo a frotar mis manos como si quisiera que entren en calor, pero prefiero eso a hacer otra cosa para calmar mi ansiedad. Al final, prefiero yo también tomar el confeti y esperar manteniendo la calma, aunque es imposible.
––Qué prisa tienes vamos camina eres mi amigo, así que tienes que acompañarme a recoger esto no es mi culpa que se me haya olvidado y si es por irte a cenar con tu bonita, ya vienes arreglado al final de cuentas, ella lo va a entender si llegas un poco tarde por ella.
¿Díganme que escuchan eso, lo escuchan verdad? ¿Verdad que sí? Bueno pues si no lo hacen, es mi corazón ya se aceleró como loco, por fin ya va a llegar este momento y están a nada de abrir esa puerta...
––Sólo a ti se te ocurre que tu celular se te olvide acá en serio que eres demasiado tonto a veces, pero bueno te voy a ayudar a buscar rápido porque si tengo que ir a recoger a mi bonita, lo único que me va a importar de hoy es pasar tiempo con ella.
Los pasos se escuchan cada vez más cerca, así que todos, ahora sí aguantamos la respiración cuando escucho que alguien saca unas llaves para abrir y todo se queda en silencio. Ni una mosca, ni nada. Como si nadie estuviera ahí adentro, esperando a que ese atractivo chico entre.
¡Sorpresa! Gritamos todos con emoción y fuerza en cuanto abren la puerta siendo Samuel quien empuja a Diego que entre primero y las luces se encienden mientras todos le aventamos el confeti y algunos globos salen volando directo a el.
Su carita demuestra confusión, sorpresa y un montón de emociones más y mi corazón, y todo en mí por fin se relaja cuando cruzamos miradas y me sonríe con esa dulzura que tiene solo el.
Todos sus amigos se lanzan abrazarlo, diciéndole cosas bonitas. Consintiéndolo, él todavía en shock corresponde los abrazos y agradece con una enorme sonrisa.
Hasta este momento todos estarán tal vez preguntando por qué no decoramos la fiesta con temática al fútbol porque es capitán, pero es cierto que le encanta el fútbol, pero quise basarme en otras cosas y en otros gustos, ser un poco más original.
La música empieza a sonar de nuevo y poco a poco todos empiezan a apartarse de Diego. Yo no dejo de sonreír, feliz al ver sus expresiones y sonrisa. Andrea me empuja hasta él cuando por fin sus amigos lo dejan de rodear.
––¿Por qué no te acercaste tu primero, bebé? Me pregunta Andrea.
––Porque quería darles su espacio a ellos y no tengo que ser primero yo en todo, así que a mí no me molesta. Estoy feliz.
––Bueno, pues ahora les vamos a dar nosotros a ustedes su espacio. Dice guiñándome el ojo.
Andrea sonríe y se aparta. Yo termino de cortar la distancia con él y lo abrazo. Un abrazo fuerte, sin decir nada, solo mirándonos y sonriendo.
––Éste es el abrazo que estaba esperando más en todo el día. Mi bonita la niña que me hace sonreír, la mujer que me tiene totalmente enamorado.
––Te quiero tanto... Feliz cumpleaños, capitán, encantador.
Suelta una risa algo fuerte tan tierna que me hace sonrojarme un poco. Yo también sonrío sin separarme de él.
––¿Esto lo hiciste tú verdad? Fue tu idea. Por eso lo dijiste que más noche la cena.
––Si fue mi idea, pero no lo hice todo yo sola. Tuve ayuda de todos los que te queremos y mira salió todo esto. ¿Te gusta? Pregunto nerviosa.
––Me encanta princesa, en serio, no lo esperaba no sospeche ni un poco, aunque yo no quería nada. Te lo agradezco mucho, me ha sorprendido y esto... Simplemente es estupendo. En serio que no tengo palabras, pero me encanta, aunque más me encantas tú.
Yo me relajo de nuevo por completo y lo abrazo un poquito más fuerte, como si no fuera suficiente la cercanía que ya estamos teniendo.
––¿Me encanta esto, sabes? Me encanta estar en tus brazos y es todo lo que necesito princesa.
––¿Tú quieres que me ponga como un tomate verdad? Porque lo vas a conseguir.
—Yo sólo quiero que nunca dejes de sonreír y que me sigas abrazando.
Me río y dejo un beso en su mejilla, para después a través de la mirada comunicarnos y soltarnos y caminar para sentarnos. Llegamos a una mesa y suelta una carcajada al ver las pegatinas. La quita mientras fulmina con la mirada a Samuel, pues lo conocemos bien y sabemos que nadie más pudo haberlo hecho más que él.
––Eres un idiota, me la vas a pagar cuando sea tu cumpleaños. Voy a llenar toda tu calle con carteles donde tengan tu cara.
Samuel se ríe y le saca la lengua en una manera divertida a Diego, como si fueran niños chiquitos. De repente las risas se hacen más fuertes, y es porque yo no me doy cuenta que Andrea le quitó la pegatina a Diego de la mano y me la pegó en la mejilla, así que ahora se ríen de mí, porque tengo la cara de ese niño lindo en mi cara.
––Me la pagarás. Digo con firmeza tratando de aguantar la risa mientras me quito la pegatina y Diego saca una silla para mí.
––Yo te pago todo lo que quieras mi amor. Me responde con un tono coqueto.
––No me seas infiel princesa bronceada, yo que te amo tanto... Y me engañaste en mi propia cara...
––Lo siento. Yo llegué primero a su vida. Le respondo a Leonel con burla.
El finge limpiar una lágrima, y todos nos reímos viendo que Andrea se inclina para darle un beso.
––Esos besos eran míos. Digo ahora yo fingiendo molestia.
––Yo te puedo dar uno. Si quieres. Me dice Diego en el oído haciendo que me sonroje.
Yo me río nerviosa sin saber cómo responder ante eso. Así que fijo mi mirada en los presentes de la mesa para ver quién me salva.
––¿Cómo puede ser que no te hayas dado cuenta que Samuel te traía para acá? ¿Eso de qué olvidó su celular es algo muy estúpido, no viste cómo estaba mensajeando?
Yo me río, esperando a que él responda al comentario de Rolando.
––Venía manejando hasta eso, el pendejo me hizo venir y traerlo en mi propio auto, así que como iba a desconcentrarme para ver lo que hace.
––Pero cuando ella va contigo algún lugar, si te desconcentras mucho por estarla viendo... Agrega Samuel mientras me señala.
––Es diferente, no puedo perderme ni un segundo de toda la belleza que tengo a mi lado, pero en cambio contigo sólo iba a provocar un choque porque me iba asustar al verte.
Mi risa sale como si fuera una carcajada mientras Samuel le lanza una servilleta a Diego.
Liriel me mira regalándome una sonrisa que no logro comprender.
––Me encanta verte sonreír, de esa manera, logro leer de sus labios.
Le regreso la sonrisa, y escucho a Diego decir que irá a platicar con sus demás compañeros, y me dice si lo acompaño y yo acepto levantándome junto a él.
El ambiente es demasiado bueno tranquilo y la música lo hace genial, uno de los compañeros propone jugar en la mesa de ping-pong, así que Diego y yo avanzamos hasta ahí mientras los demás se reúnen.
Diego hace una seña para que todos se reúnan junto a la mesa mientras yo me mantengo al lado de el. Llevo una mano a mi vientre un poco abultado y obtengo su mirada.
––¿Te ves preciosa, sabías? Me dice con ternura mientras pones su mano encima de la mía, haciendo una pequeña caricia con su dedo índice.
––Nunca voy a dejar de agradecerte por acompañarme en este momento.
––No solo tuyo, es nuestro los dos estamos juntos en esto y vamos a poder. Deja un beso en mi frente y yo pestañeo para alejar las lágrimas que empiezan a formarse.
––Te quiero mucho...
––Y yo a ti princesa, con todas mis fuerzas. Responde  para luego atraerme hacia él con un abrazo.
––Iré a bailar mientras tú juegas, sabes que no se me da muy bien esto que es algo fácil, pero quiero que pases tiempo con tus amigos.
––Está bien, no te preocupes, disfruta tu también y recuerda no hacer movimientos tan bruscos.
Toma mi mano y deja un beso suave en ella para después poner atención completa en sus amigos que ya están ahí, viéndonos, expectantes y curiosos.
Sonrío y dejo que el disfrute y juegue con sus amigos, mientras yo voy en busca de las mías para ponernos a bailar. Cuando las encuentro le hago una seña a el DJ para que empiece a poner música más rítmica y poder empezar a disfrutar con muchas ganas.
Nos vamos al centro del salón y empieza a sonar la música y empezamos a bailar. Sin duda la que tiene más ritmo para hacerlo es Lir así que las demás solamente la seguimos tratando de tener el mismo ritmo que ella. Llega un momento donde formamos un mini círculo tomadas de la mano las  cuatro  y seguimos bailando así, cruzamos miradas, sonreímos y seguimos disfrutando como si no hubiera mañana.
Así tomadas de la mano, damos una vuelta mientras nos seguimos moviendo y riendo. cuando la música cambia nos soltamos y cada una agarra a otra para bailar juntas. Andrea y yo bailamos haciendo ciertos movimientos de cadera y hombros.
La tomo de la cintura mientras seguimos bailando y cantando en voz alta. después nos separamos y cada una baila por separado, sin dejar de sonreír.
Yo pongo la mano en mi cintura y la otra en mis caderas y empiezo a hacer movimientos circulares bajando un poco sin dejar de sonreír. Siento una mirada encima de mí, cuando me doy cuenta es Diego, así que simplemente le sonrío algo coqueta. Pero en cambio Andrea le está metiendo más duro al perreo, moviendo perfectamente sus caderas y Leonel ahora ya está cerca de ella. Mientras mira embobado como ella hace tremendos movimientos tan sensuales.
Esta niña es una diosa hasta yo me enamoraría. Ella con una mano levanta su cabello y mientras sigue bailando, lo deja caer suavemente, mirando con intensidad a Leonel.
No quiero saber qué pasará luego así que mejor sigo bailando atreviéndome un poquito más, mientras Diego permanece sonrojado en su lugar con una pelota en la mano. Siento de nuevo manos agarrarme con suavidad y por el color de uñas. Reconozco que es Celeste, así que bailamos juntas como si nos estuviéramos coqueteando mutuamente y compitiendo de quien logra seducir a quien.
Los demás chicos siguen jugando en la mesa de Ping-pong y Diego hace de todo por concentrarse. Así que desvía la mirada mientras yo sigo disfrutando con mis amigas, bailándonos muy cerca de vez en cuando. Se me olvida que no puedo hacer movimientos tan bruscos, pero me siento feliz y por un momento me quiero olvidar de todo lo que ha estado pasando. Así que salto me muevo y disfruto porque la vida es sólo una.
Empieza a sonar piel de Tiago y dirijo mi mirada a la mesa de Ping-pong, pero veo que Diego ya se me acerca. Se apresura a mi lado y extiende su mano con una sonrisa y yo la acepto feliz y la empezamos a bailar.
No soy muy buena en esto, así que sigo sus pasos y él de vez en cuando me explica los siguientes movimientos para yo poder estar bien coordinada con él. Giramos nos miramos y sonreímos mientras él me sigue sosteniendo con suavidad.
Al final nos salimos un poco del tipo de baile que es para este género y terminamos haciendo un tipo baile al estilo Disney.
Me río, mientras él me gira entre sus brazos para después volverme a sostener y seguir bailando. Sonreímos cómplices pues es una canción que nos encanta a los dos.
Y después de ese pequeño mini baile diferente volvemos a seguir el ritmo de la canción con alegría.
Cuando termina la canción, nos abrazamos y después volvemos a bailar juntos pero ahora un reggaeton, pero nosotros lo hacemos en la otra manera. No de esa manera donde se ve que sobra la ropa, sino de una manera más tranquila y menos explícito.
Mantenemos un poco de distancia, mientras yo bajo haciéndolo seguir mis movimientos. Hago círculos con las caderas suavemente, mientras bajo el me mantiene firme agarrándome de la cintura. Cuando subo de nuevo me alejo un poquito haciendo que estire sus brazos para después yo poner mi mano en su hombro y acercarme lentamente mientras sigo moviendo las caderas.
––¿Por qué no puedo quitar la mirada de ti ni un segundo, bonita?
––Y me lo preguntas a mí. Le contesto estando más enfrente de él.
––Mejor vamos a comer, ya hace hambre. Dice tocándose el estómago haciéndome sentir ternura.
––Vamos ya. Le digo estirándolo de la mano casi que corriendo y él me detiene antes de qué yo me estrelle con Andrea y Leonel que bailan demasiado pegados.
––Dile al DJ que cambie la música para que dejen de bailar y podamos comer todos, y yo me llevo a mis amigas a la cocina del salón para empezar a servir la comida. Le pido a Leonel quitándole a Andrea para llevármela.
Nos quiere ayudar el cumpleañero pero tiene que ser el consentido, así que no se lo permito y mejor le pedimos a Rolando Ayuda.
––Me imaginé a Rolando como mesero, y se me hizo tan sexy... Escucho a Celeste comentar y dejo que Andrea le haga burla mientras yo agarro más platos para servir.
Cuando ya todos tienen sus platos de comida, las pláticas regresan y las bromas. Todos en este momento lo quieren tener en su mesa. Así que pobre, casi que quiere dividirse en 1000 partes. Que afortunada que soy por tenerlo al lado en la mesa.
––¿Y si todos comemos en el piso para estar juntos? Propone Samuel y todos miramos riendo.
––Sin duda, mi suegra cocina riquísimo. Le dice Leonel a Andrea mientras se dan de comer mutuamente en la boca.
Yo hago pucheros, y Diego entiende el por qué. así que me hace el favor de alcanzar la salsa y entregármela para podérsela poner a mis tamales.
Después de disfrutar la comida, seguimos platicando hasta que hago una seña que mis amigos perfectamente tienen Clara y repasamos mucho. Me hacen el favor de entretener a Diego y me llevo a Leonel rolando y Angel para traer el pastel.
En la cocina, les pido que lo agarren con cuidado mientras yo saco la vela y busco lo demás necesario. cuando ya tenemos todo, salimos con cuidado hasta llegar a la mesa y poner el pastel.
Veo la cara de Diego, en total sorpresa sin dejar de ver el pastel, yo me acerco y con cuidado sin querer arruinar nada de la decoración pongo la vela y Samuel rápidamente saca un encendedor de su bolsillo.
––¿De algo sirve fumar tanto, no? Lo escucho decir.
––¿Tú hiciste esto también, tú lo hiciste? Me pregunta Diego con la voz entrecortada, y a la vez con ese toque de emoción.
––Tuve Ayuda, pero todo fue mi idea. Le respondo abrazándolo mientras él deja caer algunas lágrimas, sonriendo ampliamente.
––Te amo, te amo, te amo, te amooo. Dice entre mis brazos para después darme besos en la cara.
––Eres la mejor, no hay nadie como tú eres el amor de mi vida.
––Yo lo siento por interrumpir, pero ya quiero pastel. Comenta Samuel sin esperarse el golpe de Diego.
––Cállate idiota, deja expresarme en paz porque no vas y te compras un pingüino a la tienda y así va a ser como tener tu pastel.
Nos reímos mientras lo vemos como si fuera un niño chiquito, él vuelve abrazarme y después suspira para acercarse frente al pastel.
Andrea empieza a tomarle fotos y él hace que me acerque junto a él, mientras me rodea con su brazo y Andrea nos toma una foto. Después yo me retiro y enciendo con mucho cuidado la vela y todos empezamos a cantarle las mañanitas.
Sus preciosos ojitos se cristalizan, mientras todos formamos un coro algo desordenado. La vela poco a poco empieza acabarse y el rápidamente se concentra para su deseo. Todos aplaudimos mientras empezamos a corear lo siguiente.
––Mordida capitán, mordida capitán, mordida capitán.
Él nos asesina con la mirada y poco a poco se acerca mientras sigue observando el pastel y cuando está apunto de morderle por su propia cuenta Samuel es más rápido y lo empuja. Su carita queda llena del betún de colores y me dan ganas de tomarle una foto, pero no soy tan cruel, así que me acerco con servilletas en la mano para que se limpie mientras mientras él quiere ir tras Samuel que se burla libremente.
––Sólo te recuerdo que el tuyo también está cerca, maldito. Amenaza él, mientras yo le limpio con suavidad.
––Ya tranquilo, después nos vengaremos de él no te preocupes. Le digo para tranquilizarlo y él me sonríe con esos labios tentadores llenos de betún.
El reparte el pastel que no es porque lo haya hecho yo que recalco de nuevo que no lo hice sola, pero está delicioso porque tiene un relleno de fruta. Sobre todo kiwi que es la fruta favorita de Diego.
Mientras él se come el pastel, camina de un lado a otro platicando con todos sus amigos, y yo me muevo en mi lugar cuando empieza la canción un fin de semana.
––Te veo con muchas ganas de bailar así que ven. Me dice Rolando tomándome la mano desprevenida para sacarme a bailar.
––Pero estoy comiendo pastel. Le respondo en reproche.
––Come y baila. Me dice y nos empezamos a mover al ritmo de la canción.
Me río de la situación, pero bailo junto a él mientras con la otra mano sostengo bien el plato donde está el pastel. Casi se me cae el plato cuando él me hace girar, pero gracias al cielo, no sucede. Cuando se acaba la canción, le agradezco y regreso junto a Diego que me recibe con una sonrisa, aunque sinceramente en todo lo que va de la fiesta, nunca se le ha borrado esa preciosa sonrisa.
––Voy a abrir los regalos. Dice cuando me pongo a su lado y empiezo a comer mi pastel.
––Adelante, hágalo. Lo animo mientras avanzo a la mesa donde están todas las bolsas y cajas para que me siga.
Todos nos reunimos de nuevo, mientras él agarra rápidamente una bolsa y es la de mi regalo.
––Quiero empezar con el regalo que trajo la bonita. Dice en voz alta, mientras con cuidado empieza a quitar las grapas.
––¿Cómo sabes que es mi regalo? Pregunto después de tragar lo que tengo en la boca.
––Muy fácil, tú un día me dijiste que cuando me regalaras algo lo ibas a poner en una bolsa que tuviera un dibujo navideño y acá está.
Me río al confirmar que tiene una muy buena memoria, y obviamente es cierto porque la bolsa en donde yo puse el regalo, tiene un muñeco de nieve. El termina de quitar las grapas y lo abre sacando de primero una camiseta, pero no cualquier camiseta, sino una de su equipo favorito de fútbol.
––No es sólo eso, hay más. Le digo rápidamente antes de que diga algo.
––Quee. Dice sorprendido cuando saca dos boletos, dándose cuenta que son para ver el siguiente partido que habrá.
Yo le sonrío mientras acomoda todo de nuevo, y luego se gira para abrazarme con fuerza. Yo simplemente paso un brazo por encima de sus hombros, porque en el otro todavía sostengo el plato desechable.
––En serio que eres la mejor, te adoro.
––Yo a ti. Le respondo soltándolo para que siga abriendo los regalos.
En cada bolsa o caja y cosas diferentes, por ejemplo un perfume, más ropa, un balón que se lo regaló Rolando, mis amigas deciden regalarle adornos para su coche y un álbum de fotos. Todo va increíble hasta que le toca abrir el regalo de Samuel y...
––¿Condones? ¿Es en serio hijo de...? Yo esta vez si te mato.
Diego deja la caja sobre la mesa y empieza a seguir a Samuel casi que por todo el salón muy al estilo persecución, sólo les falta unas pistolas.
Diego lo alcanza. Gracias a que Samuel estuvo apunto de tropezar con los cables y empiezan a pelear en modo de juego. Me río junto a mis amigas mientras Andrea les toma una foto y yo me pongo a bailar un rato mientras ellos terminan de pelear.
La única manera en la que esos dos se separan es cuando Rolando propone ya empezar a servir el licor y todos hacen fila como si fueran a dar bolsitas de dulces en fiesta infantil, Rolando es quien empieza a servir en los vasos y Diego niega pero Rolando le insiste. Y termina aceptando.
Qué precioso, él siempre tan amable y nunca puede negarse porque no es grosero.
––Yo no puedo tomar licor. Le digo a Rolando cuando se acerca hacia mí con un vaso en la mano.
––Un poquito, no creo que te haga daño ándale.
––Es que si se me antoja y tal vez me ayude, pero no quiero que pase algo sabes.
––¿Voy a servir en un vaso más pequeño y no aceptaré un no ok?
––Si no quieres no tienes porque obligarte hacerlo. Me dice Diego dando el primer trago a su vaso.
––No, no te preocupes, está bien, supongo que un poquito no hará daño.
Rolando regresa con un vaso más pequeño y me lo entrega. Yo le agradezco con una sonrisa y él mira fijamente a Diego.
––¿Por qué no quieres tomar hoy? No he visto que le has bajado tanto a ese vaso.
––Hoy no quiero emborracharme, todavía. Tengo planes para hacer después de esto. Así que quiero estar sobrio.
––Supongo que esos planes, te refieres a estar con ella... Es aceptable. Aparte eres el cumpleañero, tienes derecho a hacer lo que quieras.
––Gracias, y si les acepté el vaso fue nada más para no ser grosero, pero en realidad no quería tomarme ni una gota de alcohol.
––Claro, tienes que estar bien para cuidar a la princesa. Dice lo último fijando su mirada en mí.
Sonrío nerviosa mientras me termino mi vaso y se lo entrego a Rolando que me mira sorprendido.
––Qué rápida, pero bueno ya no te voy a dar más porque si puede hacerte daño.
––Gracias, iré a ver si juego con mis amigas Ping-pong, voy a reunir a todas las chicas a ver si logramos ganar.
––Ahorita te alcanzo corazón. Escucho a Diego decirme y yo sonrío mientras avanzo a la mesa.
-.
Tiempo después estoy cerca de la entrada del salón. Muevo los hombros al ritmo de la música que todavía suena mientras espero a Diego que le dice algo a Samuel. La noche ha estado muy divertida. Jugamos, reímos, bailamos. Hemos pasado Super bien, pero ahora él quiere que lo acompañe a otro lugar. Y quién soy yo para negarme.
––Vamos, ellos se encargan de limpiar todo. Todavía quieren seguir con la fiesta, pero yo quiero estar contigo. Me dice extendiendo su mano para salir.
––Pues entonces vámonos. Le respondo tomando su mano curiosa por lo que pasará.
Salimos y avanzamos hasta su coche, donde rápidamente me abre la puerta para que suba al asiento del copiloto. Yo entro y me acomodo mientras sonrío y él cierra la puerta con cuidado para dar la vuelta y subir. Me doy cuenta que atrás están todos los regalos y no me di cuenta en qué momento los guardo ahí.
––Cómo digo la fiesta está preciosa y todo. Estoy muy agradecido por todo esto, pero ahora quiero pasar tiempo con mi bonita a solas. Comenta mientras arranca el coche para alejarnos del salón.
-.
Pasamos todo el camino platicando de todos los planes que tiene para todo lo que resta del año y el camino se hace corto. Llegamos y se estaciona afuera de su casa captando mi mirada interrogante.
––¿La cita de nosotros esta noche es en el balcón, acepta señorita?
––OK, con usted me atrevo a ir hasta el mismísimo infierno.
Deja rápido un beso en mi mejilla mientras se baja del coche y da la vuelta para abrir mi puerta, ayudándome a bajar. Cierra la puerta y avanzamos hasta la entrada de la casa. Está muy tranquila porque supongo que sus padres ya están dormidos. Él abre la puerta y entramos avanzando rápido hacia el balcón.
––Hoy quiero que veamos a tus hermanas. Me dice cuando terminamos de subir y se sienta en el piso.
––¿ Mis hermanas? Pregunto confundida sentándome a su lado.
––A las estrellas mi amor. Quiero que veamos las estrellas juntos, que te quedes conmigo y recibamos el amanecer uno al lado del otro.
––Me parece un plan perfecto. Respondo abrazándolo, recargándome en su pecho.
––Te amo. Me susurra en el oído.
Por unos segundos nos miramos fijamente, sin decir nada hasta que yo soy la que decide cortar esa conexión y acomodarme de nuevo para empezar a ver las estrellas. Él toma mi mano y las entrelazamos sin dejar de observar al cielo.
––Hay millones de estrellas y todas son preciosas, pero sin duda la que siempre va a ser mi favorita porque es la que más brilla eres, tú.
––Y tú eres ese lugar seguro donde yo me quiero quedar siempre...
––Siempre princesa, siempre. Por cierto quiero agradecerte por todo lo que hiciste... Lo de la fiesta, los regalos, demasiado para mí. Te amo.
––Te mereces eso y más. Por cierto los boletos no son para que tú y yo vayamos juntos.
––¿Entonces? Pregunta confundido.
––Para que vayas con tu papá, para que pasen tiempo juntos y recuperen lo que todavía no se pierde por completo.
––¿Ves porque digo que eres la mejor mujer del mundo? Cualquier otra chica no le importaría nada de eso. Dice luego de soltar un largo suspiro.
––Quiero lo mejor para ti, y siempre voy a estar aquí para cualquier cosa.
––Y yo para ti eso jamás lo dudes. ¿Mira recuerdas esa estrella? Me dice señalando a un punto en específico.
Sigo su mirada y sonrío.
––Por supuesto que sí, jamás se me va olvidar la promesa que hicimos ante esa estrella.
––¿Y si la reforzamos? Me pregunta con una voz tierna y se a lo que se refiere.
Asiento y sonrío un poco nerviosa, mientras volvemos a hacer conexión de miradas y empezamos a acercar nuestros labios, lentamente...
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Holiii
¿Cómo están? No me quieran matar por ese tremendo corte... Como leyeron en el título este es un capítulo especial, por eso no le puse el número porque en realidad acá no pasa nada de lo que tiene que pasar en el capítulo que se tenía que publicar. Bueno no sé qué dije, pero ojalá me entiendan.
El cumpleaños de Diego, el capitán más precioso se ha revelado felicítenlo con un voto.
Siento que este es de uno de los personajes que más voy a enamorarme, tiene algo tan especial... Por cierto, hoy se cumplen dos meses oficiales de qué se estrenó el primer capítulo de esta historia y estoy feliz y agradecida por los que la siguen leyendo, a pesar de que para muchos no sea interesante.
Cada día estoy investigando más para poder hacerles capítulos mejores más interesantes explosivos y que no les aburra pero de igual los que siguen acá. Gracias y les mando besos también hoy es una fecha muy especial para mí, porque es un año de que conocí a grandes personas que me han hecho muy feliz Solo dos personas de las que conozco, es probable que lean esto rápido, así que los adoro.
Por cierto, en el capítulo anterior, se me olvidó agradecer por las 300 lecturas. Sé que todo llega en su momento y yo mientras me voy a seguir esforzando por dar capítulos mejores. También estoy feliz por mí misma porque hice un capítulo de 7130 palabras en dos días literal se me ocurrió último momento escribir Esto porque no estaba muy segura, pero el cumpleaños de Diego no se puede dejar pasar.
Perdón si hay errores y algunas líneas quedaron pegadas. Mañana volveré a darle una revisada para mejorarlo. De igual. No creo que lo vayan a leer de inmediato, pero todavía es 31. Y hablando de errores. Sé que hay muchos errores en los capítulos anteriores, pero primero quiero dedicarme a terminar la historia para después dedicarme a corregir errores, y tal vez mejorar los capítulos. Si nada más que decir, les mando un abrazo, ojalá soñar con un Diego y espero ya el viernes tenerles capítulo porque ya se los estoy escribiendo, pero preferí ponerle más atención a este que se tenía que subir hoy.
I love you.
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El arte de amar y perder. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora