Capitulo 4: El peso del pasado y el futuro

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—¡Sí! Estoy camino a Beacon con mi hermana favorita. ¡Este es el mejor día de todos! —Dijo abrazándola fuertemente

—¡Yang! Soy tu única hermana y suéltame, me asfixias.

—Vamos Ruby, estoy muy orgullosa de ti. Te adelantaron dos años. Apuesto a que te llamarán niña genio.

—No quiero sobresalir tanto. Soy más joven que todos aquí y no conozco a nadie.

—¿Qué hay del tipo encapuchado que estaba con el director? Dijiste que no era un cazador, podría ser un estudiante —Yang, soltó a su hermana para cruzar los brazos.

—No lo sé, no parecía muy interesado —Ruby, se llevó un dedo al mentón, recordando esa noche.

—¿Aplicaste los consejos que te di para hacer amigos? Siempre funcionan a menos que el tipo sea un psicópata.

—No creo que sea un psicópata. Parecía... ¿amable?

—No pareces muy convencida —dijo Yang, alzando una ceja.

Ruby suspiró.

—Apenas habló —dijo Ruby, bajando la mirada.

Yang puso una mano en el hombro de Ruby, ofreciendo una sonrisa tranquilizadora.

—No te preocupes, Rubes. Siempre puedes intentarlo de nuevo.

—No es tan fácil para mí —Ruby, cerró los ojos por un momento—. ¡Oh! Ya sé, puedo quedarme contigo todo el tiempo.

La sonrisa de Yang flaqueó por un instante, pero rápidamente recuperó la compostura. Tosió en su mano para ganar tiempo y corregirse.

—Eso estaría bien, pero... —Yang sonrió nuevamente al encontrar una solución—. ¡Sí! Hagamos amigas juntas.

—Eh... —Ruby, no se veía muy confiada.

Yang, la abrazó por el cuello y empezó a observar los alrededores de la aeronave. La nave estaba llena de estudiantes emocionados, algunos charlando animadamente, otros perdidos en sus pensamientos. Las ventanas grandes ofrecían una vista impresionante del paisaje, aumentando la emoción del viaje.

—Veamos, alguien que parezca sola y aburrida —sus ojos se detuvieron en una chica leyendo un libro, cuyo pelo negro estaba adornado con un moño del mismo color —. Bingo —dijo, comenzando a caminar y arrastrando a Ruby con ella.

—Yang, espera —intentó protestar Ruby, sintiendo un nudo en el estómago.

Yang, no se detuvo, su entusiasmo era imparable. Ruby no tuvo más remedio que seguir el paso de su hermana mayor mientras se acercaban a la chica.

—¡Hola! —saludó Yang alegremente cuando llegaron a donde estaba la chica—. Soy Yang y ella es mi hermana Ruby. —La chica levantó la mirada del libro—. ¿Cómo te llamas?

—Soy Blake —dijo volviendo a posar su mirada sobre el libro, desinteresada.

—Es un placer conocerte. ¿No es hermoso el clima de hoy?

—Casi tan hermoso como este libro, que continuaré leyendo tan pronto como te vayas.

Yang parpadeó, sorprendida, y apartó la mirada.

—Eso fue grosero —dijo en un murmullo.

—Oye, ¿qué libro es ese? —Ruby, intervino, tratando de salvar la conversación.

Blake, no se molestó en apartar la mirada de su libro.

—Cuentos de hadas de Remnant.

Ruby, se animó un poco al escuchar eso.

Concédeme el descansoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora