Dangerous Love

IV

El alfa corpulento continuó empujando a Max, sujetándolo del brazo para arrastrarlo a la habitación como se lo ordenaron. Las pertenencias del alfa de ojos azules se quedaron tiradas, no llevaba ni su celular para poder llamar a alguien si surgía algún inconveniente.

Max estaba asustado por la situación, en su cabeza solo tuvo la idea de poder hablar unos segundos con ese chico de ojos avellana y devolverle su cartera. Escapar no era una opción real, Max no podía comparar su fuerza y lo mejor solo era quedarse callado hasta saber qué era lo que pasaría.

Entraron a la habitación y recibió un fuerte empujón por la parte de atrás, provocando que tropezara y se tuviera que sujetar de las paredes de la habitación.

—Levanta las manos.

Obedeció órdenes dispuesto a cooperar evitando ponerse en riesgo, queriendo salir lo más rápido que pudiera de esta situación. Bottas cacheo intentando averiguar si porta alguna arma o algo con lo que pueda hacer daño a su jefe. Se apartó y dio una patada en las piernas para que Max cayera al suelo de rodillas.

—No te muevas.

—Señor, yo no quería hacer nada, solo quería hablar...

—No me importa que pretendía hacer, yo solo sigo órdenes. — Se separó para colocarse al lado de la puerta de entrada de la habitación en espera de su jefe. —No te muevas.

No le dio tiempo a dar su explicación y hacerle entender la verdadera razón por la que esta noche en este hotel y acercarse a ese omega de cabello castaño. Las manecillas del reloj se movían y el silencio en la sala solo se hacía más desesperante para el hombre que se mantenía de rodillas, implorando que nada le ocurra.

Se abrió la puerta de la habitación haciendo que hiciera eco en toda la sala, Max no quiso voltear a ver nada, solo agacho su rostro y espero a que ellos empezaran a hablar primero.

—Valteri, sal y ve a descansar.

—Sí señor.

Valteri salió de la habitación dejando a los dos hombres solos, el omega camino hasta Max inspeccionando al joven arrodillado hasta quedar frente a él. Dejando sus pertenencias tiradas en el suelo.

—¿Qué haces aquí? — Rompió el silencio con esa pregunta, el alfa no levantó la vista evitando su mirada.

—... solo... solo quería hablar... — Respondió en voz baja.

—¿De qué querías hablar? — Indago, dando una patada a la rodilla del hombre arrodillado. —

—Vine a entregarte algo. — Metió sus manos en el bolsillo, sacó de su pantalón lo que buscaba y el monstruo la cartera levantando la mano. —A lo mejor no te acuerdas de mí, pero tú y yo dormimos juntos... encontré esto ese día y quise devolverlo. Solo era eso.

El alfa estaba disgustada al saber que fue la mejor noche de su vida para el omega no fue nada importante porque estaba actuando demasiado frío. Lo mejor hubiera sido seguir sin cruzar palabras y quedarse con esa ilusión en su cabeza.

—Viniste a buscarme a las diez de la noche solo para darme mi cartera. — El omega la quitó de las manos, abriéndola asegurándose de que todas sus pertenecías estuvieran dentro.

—Si, creí que la necesitarías.

—La hubieras tirado. — El castaño lanzó al sofá la cartera.

Max le hervía la sangre por lo desagradecido del chico. Se levantó porque no se dejaría humillar más de lo que ya se sentía, era momento de regresar a su casa y olvidar este momento.