VI

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El sol estaba cayendo, y la calle estaba llena de personas que regresaban de su trabajo para ir a descansar, era miércoles. Un día entre semanas en el que Max no estaba acostumbrado a salir de noche porque prioriza dormir bien para su escuela. Eso le importaba poco para este punto, estaba emocionado en que por fin sucedería su encuentro con Sergio, no cabía de los nervios.

Ver en sus notificaciones los mensajes de Sergio cambiaron realmente su actitud, se molestó consigo mismo por haber pensado en olvidarse por completo de ese omega que lo traía encantado. El mensaje de Sergio pedía que nos viéramos a las siete en lo que parecía ser un restaurante gourmet de la zona financiera. Algunas veces pasó por esta zona con su padre y admiraba los enormes edificios que decoraban la gran avenida, pero fuera de eso nunca tuvo la necesidad de venir aquí hasta ahora.

Ya faltaban quince minutos para las ocho, se atrasa demasiado eligiendo ropa, sin embargo, se sentía satisfecho con su vestimenta.

El alfa estuvo gran parte del tiempo logrando verse bien para Sergio, no quería aparecer de nuevo frente a él en las fachas de la última vez. Todo fue tan repentino que no pudo ni pedirle opinión a sus amigos del outfit que ocuparía. Lando no estaba en el departamento, en su armario no había demasiada ropa de etiqueta. Lo único que encontró fue una camisa de color vino que ocupe hace años para una reunión familiar, la camisa estaba un poco desgastada por el tiempo que ha pasado. Saco sus jeans color negro y una chamarra color negro, junto con sus mejores tenis.

Bajo de su moto frente al restaurante y el Valet asignado a recibir a los clientes lo esperaba extendiendo su mano para que le diera la llave. Dejó su casco amarrado en la motocicleta para darle las gracias y dirigirse a la entrada del restaurante. Se detuvo intentando ver si Sergio estaba por algún lado, sacó su celular para mandarle un mensaje avisando que estaba afuera.

Esperó diez minutos y apareció el hombre que lo arrastró a la habitación del cuarto de Sergio.

—El señor Pérez lo espera adentro.

Marchó detrás del alfa, que no lo dejó ni saludarle de forma cortés. El restaurante estaba cerrado al público, lo que parecía era más una fiesta privada. Afuera del restaurante no había ni una sola alma y aquí estaba a punto de reventar el lugar. La música era armoniosa de acuerdo al ambiente que se trataba de transmitir en el restaurante. Bottas lo llevó entre las mesas hasta llegar a otra habitación donde el flujo de gente era mucho menor y la puerta estaba siendo cuidada por tres guaruras.

La vestimenta de todos era suntuosa a comparación de la suya, Bottas se detuvo para señalar la mesa que estaba a unos metros.

—Gracias.

Miro al frente encontrándose con Sergio que estaba en una mesa con un grupo de hombres, bebiendo lo que parecía ser vino. Max se trasladó hasta estar frente a la mesa del grupo de caballeros, la gran mayoría eran hombres más grandes que él.

Fue a donde estaba Sergio y tocó su hombro para tener su atención.

—Hola. — Agito la mano con timidez.

—Imagine que ya no vendrías. — Se levantó del asiento y me estrecharon su mano. —Siéntate, llegas a tiempo.

Señalo la silla junto a él para que tomara asiento, Max se sentó alegre de estar al lado de Sergio, hoy era el día en que quería conocerlo un poco más y hacerle todo tipo de preguntas.

—Les presento a Max Verstappen. — El omega lo presentó a sus socios, en la mesa lo saludaron con amabilidad y el alfa les regresó el saludo.

—Ellos son algunos de los socios del trabajo. — Sergio me explicó en voz baja. —Gracias por venir a acompañarme.

Dangerous LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora