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Deckard miraba el techo de la habitación donde se estaba quedando en Los Ángeles, había regresado de Tokio hace pocas horas, la cuestión en ese momento era que cierta chica apareció en su mente

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Deckard miraba el techo de la habitación donde se estaba quedando en Los Ángeles, había regresado de Tokio hace pocas horas, la cuestión en ese momento era que cierta chica apareció en su mente.

Era extraño lo que sentía, cuando estaba en Japón simplemente le pareció divertido mandarle aquel mensaje de advertencia poco antes de marcarle a aquel que quería destruir, pero ahora quería verla, no solo mandarle mensaje.

Los recuerdos de aquella madrugada llegaron como un recuerdo fugaz, debía admitir que aquella chica le había gustado, sonrió, no... más bien era la experiencia lo que le gustaba.

Se puso de pie, sabía que probablemente ella lo odiaba en esos momentos por haber matado a aquel hombre, pero podía hacerla ceder nuevamente, pudo una vez, puede una segunda.

Durante su camino a la casa de la menor buscó su número en su teléfono, sabía que estaba allí, la tenía bien vigilada, ella no podía salir del país sin que él se diera cuenta.

Al momento de llegar se metió como las veces anteriores, al parecer ella estaba con su guardia baja, pues cuando él entró ella estaba subiendo las escaleras para ir a su habitación, él caminó siguiendo sus pasos y con desconcierto decidió observarla.

Cuando la vio llorar hizo una mueca, ahora comprendía porque estaba tan distraída, se había envuelto en su tristeza, dio unos pasos atrás y marcó su número para que esta finalmente diera con él.

En el momento en que ella abrió la puerta encarándolo sonrió sin poder evitarlo, podía notar en su mirar que la tristeza se había esfumado dejando paso a la ira, sabía que era odiado, pero no le importaba, solo quería verla, y quizás, lograr besarla.

—Maldito — gruñó la menor para después lanzarle un puñetazo que se dio el lujo de aceptar, pero se arrepintió un poco cuando sintió ligero dolor en su mandíbula.

—¿Así me recibes después de lo que pasamos? — se masajeó el lugar golpeado.

—Tú mismo lo dijiste, seríamos enemigos cuando nos volviéramos a ver, y ahora te lo confirmo, mataste a Han — lanzó otro puñetazo, pero este fue detenido por él, quien la miró sorprendido, incluso le había dolido, esa mujer sí que tenía fuerza.

—Casi mata a mi hermano — informó con obviedad.

—¡Y él mató a su mujer! — se soltó con sus ojos cristalizados.

Bueno, Owen no había matado directamente a Giselle, ella se había sacrificado para salvar a Han, el cual no hubiera estado en peligro si el Shaw no hubiera secuestrado a Mia, así que culpaba al hombre.

—Aparte, tu maldito hermano casi mata a mi hermana, así que créeme, estamos en la mismas — ingresó a su habitación, por alguna razón ella no se sentía en peligro, quizás porque conociendo los antecedentes del hombre suponía que si este la quisiera matar ni siquiera le hubiera dado tiempo de reaccionar — haz lo que tengas que hacer y vete.

𝐃𝐄𝐒𝐈𝐑𝐄 » [𝐃𝐞𝐜𝐤𝐚𝐫𝐝 𝐒𝐡𝐚𝐰] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora