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¿Y bien?.

— Me quiso apuñalar.

— Te lo dije.

— Pero al menos pudo escuchar lo que quería decirle. — Explicó, expresando desgano y aparente tristeza. — Sólo espero que me crea... Supongo.

— ¿Y por qué tengo que ser yo la que escuche sus problemas? — al menos deberían ir al psicólogo ”  Shoko pensó con una expresión de irritación, estaba cansada de escucharlo hablar y estaba segura que no era la única, después de todo el albino había llegado con la excusa de no encontrar al director; no debió preguntar porqué, mucho menos decirle que le contara sus problemas en su lugar.

— ¿Que debería hacer, Ieri?.

— Disculparte con T/N.— Sin más ella lo ignoró,girando su atractiva silla giratoria hasta continuar con su trabajo.

Satoru por un instante pensó — Tiene razón — por supuesto que la tenía, ¿Secuestrar a tu ex frente a su hijo y su posible “tal vez no ” pretendiente no fue una buena idea, no fue una buena excusa decir que tenía que contarle la verdad cuando realmente los sentimientos que creía muertos habían resurgido, saltando como un depredador sobre sus presas. Se sentía tonto por creer que las cosas serían fáciles y lógicas al tan solo intentar conseguir llamar la atención una vez más de su ex pareja, de aquella mujer que simplemente lo desaprobó por sus actos; ¿Lo habrá tomado como un infantil? Sería obvio por esa mirada molesta, analizándolo de pies a cabeza como si fuera un niño sucio y para nada agradable.

Bueno, ¿Quién abandona su propia sangre? Estaba seguro que su propio hijo lo estaba denigrando a palabras y miradas, que seguramente en cuanto lo viera de nuevo lo mataría con la mirada.

— Kei-chan, lo siento-...

El sonido del impacto cerca de su rostro, cerca de su sonrisa culposa y cerca de su disculpa; el menor había aporreado la puerta con suficiente fuerza.

Kei.

— ¡Mi mamá no quiere verte!.

¿No quería? Por supuesto, era de esperarse. Entendía perfectamente si las cosas eran así, al menos esperaba que tuviera el tiempo para pensar y reconsiderar las cosas.
¿Al menos creería sus palabras? Después de todo lo había confesado con sinceridad, con palabras suaves y tranquilas al igual que su rostro, incluso le suplicó. En una parte de su ego eso lo consideraba ridículo y probablemente estaba pensando en ello “¿Había sido demasiado?”.

— Kei-chan.

Silencio, una vez más. Satoru realizó una pequeña mueca, intentando decifrar qué podría decir.

Pensó, ni siquiera conocía completamente a su propia sangre. No sabía que le gustaba, cuál era sus dulces o comidas favoritas, sus lugares o actividades; Kei solo le prohibía entrar en su vida cotidiana.

— Conozco un buen lugar donde preparan dulces exquisitos, ¿Te gustaría ir conmigo?-.

— ¡No!

Entonces si estás escuchando › una pequeña sonrisa se había formado en sus labios. Podía escucharlo cerca, al otro lado de la puerta, muy seguramente pegado a la misma para permitirse escuchar más.
Quizás esperaba a que se fuera o quizás tenía piedad y empatía para escucharlo como un humano. Cualquiera de ambas opciones, principalmente la segunda derretía su corazón ante la idea.

Plantado como si realmente fuera parte del mundo verde, encantado y cautivado al punto de moverse sutilmente con entusiasmo mientras lo llamaba con cariño y agradecimiento por compadecerse de él ¿Cómo le explicaba al adulto que realmente no era así? Solo estaba esperando que se fuera cuánto antes.

五条先生、お父さんですか!?  [ SATORU GOJO X LECTORA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora