Sant Martí, Barcelona
Mayo del 2028El timbre sonando insistentemente obligó a Chiara a dejar su guitarra a un lado en el salón y levantarse del sofá para abrir la puerta.
Su sorpresa llegó cuando al abrir la puerta se encontró que quien llamaba al timbre era un pequeño de apenas un metro de altura.
-Pero Luca, ¿Y mamá?
-Ahora sube. -Dijo tan tranquilo el niño acercándose a la pelinegra para entrar al piso de la chica. -Mira, hemos hecho galletas con pepitas de chocolate. -Le dio un tupper lleno de dicho alimento. -Estas son para ti.
-Muchas gracias mi vida. -Chiara se agachó a la altura del pequeño cogiendo el tupper que este le ofrecía. -¿Me das un beso y un abrazo?
Luca simplemente asintió lanzándose a los brazos de la menorquina.
La escena que Violeta se encontró al subir las escaleras del siguiente rellano la derritió.
Chiara tenía a su hijo en brazos, y el pequeño encantado dejaba que la menorquina le llenase las mejillas con todos los besos posibles, mientras él buscaba juntar ambas narices y acariciaba con cuidado la cara de la chica.
-Anda que... yo te había dicho que me esperases eh Luca, que no subieras solo. -Violeta reprendió ligeramente a su pequeño.
-Pero no pasa nada, que solo era subir a casa de Kiki. -Respondió tan tranquilo el niño entrando a la casa que ya se conocía a la perfección.
-¿Pasas Vio? -Intervino Chiara al ver aún a su amiga en el rellano.
La motrileña simplemente asintió entrando también al piso de la pelinegra.
-Luca, a mi Kiki si me ha invitado a pasar, ¿y a ti? -Le preguntó Violeta a modo de riña a su hijo.
-Yo siempre estoy invitado, porque me quiere mucho, más que a ti. -Respondió tan tranquilo el pequeño rubito yendo a tocar con su manita las cuerdas de esa guitarra roja que tan conocida era para él.
-Es increíble. -Rio Chiara ante la respuesta del pequeño. -Si es que tiene salidas para todo.
-Esta guerrero últimamente. -Explicó la motrileña que últimamente sufría de primera mano las casi diarias rabietas del pequeño.
-Os oigo. -Confesó sonriendo la menorquina que era testigo de las conversaciones de madre e hijo que muchas veces oía a través del tabique que los separaba. -Esta mañana te he oído sin problemas gritar que no se podía poner un pantalón corto en mayo.
-Es que es más tozudo... -Violeta se contagió automáticamente de la ligera risa de su amiga y miró a su hijo que ya estaba haciendo de las suyas con aquella guitarra roja ya entre sus manitas. -Luca por dios deja la guitarra, que se la vas a romper a Kiki.
-No te preocupes, que no creo que la rompa. -Dijo tan tranquila la menorquina acariciando con cariño el pelito del niño que tocaba curioso todas las cuerdas de la guitarra. -Como mucho me la desafinará.
-De todos modos, Luca ten cuidado eh, que no es tuya. -Le avisó su madre al pequeño que simplemente asintió embobado con el instrumento.
-¿Qué quieres tomar? ¿Café? ¿Té? -Preguntó Chiara dirigiéndose a la cocina.
-Un café está bien. -Le respondió Violeta siguiendo sus pasos y dejando al pequeño en el salón. -¿Tienes algo para Luca?
-Le he comprado batidos y zumos de los que él toma. -Confesó sonriendo la pelinegra.
Al final los tres almorzaron tranquilamente en el salón de Chiara las galletas que habían cocinado madre e hijo.
Y entre risas y juegos con el pequeño pasó la mañana.
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Ella siempre me entiende [Kivi]
Fanfiction"El problema es que la gente no me entiende, no entiende mi manera a veces de ser supongo". Que suerte que el destino caprichoso puso a Violeta en la vida de Chiara, y todo empezó a cambiar para ambas.