Capítulo 12: La siesta

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Sant Martí, Barcelona
Junio del 2028

Habían pasado ya más de un par de semanas del fatídico día en el que el grupito de amigos salió de fiesta y la motrileña desfasó más de lo debido.

Y como era de esperar Chiara se había enterado de absolutamente todo, obviamente no le sentó bien, pero tampoco había hablado de formalizar nada con la pelirroja, por lo que no le echo nada en cara.

Simplemente prefirió poner distancias, no quería verla después de saber que se había acostado con otro.

Los días pasaban, y Chiara evitaba por encima de todo encontrarsela por las zonas comunes del edificio, pasaba por su rellano a toda velocidad y cuando llegaba al edificio ponía todos sus sentidos para ver si alguien estaba por las escaleras.

Hasta que llegó el día que era más que obvio que tenia que llegar, no les quedó otra que cruzarse en el rellano del cuarto piso en el que vivía la pelirroja.

Violeta intentaba lidiar de la manera más amable y respetuosa con una inmensa rabieta de Luca, el pequeño casi no había dormido la noche anterior y ahora ella estaba pagando las consecuencias.

Por otro lado, Chiara intentó por encima de todo evitar cruzarse con la motrileña, cuando entro a la planta baja del portal hacía más de 5 minutos ya oia el llanto desconsolado de Luca, y prefirió esperar a subir las escaleras a que madre e hijo estuvieran ya dentro de su casa, pero eso no sucedió.

Pero llegó el momento en el que su vecina del tercero también entró al portal, y no tuvo más opción que subir ella también las escaleras, para no parecer tonta ahí plantada en la entrada del edificio sin moverse.

Unos pocos escalones la separaban del rellano del cuarto piso, respiró profundo y se preparó para enfrentarse a lo que llevaba muchos días evitando.

-Hola. -Saludó por cortesia nada más subió al rellano en el que una Violeta con más ojeras que de normal estaba a la altura de su hijo intentando consolarlo.

-¡Kiki! -Gritó el niño corriendo hacia la menorquina.

-Hola Luquita cariño. -Se agachó a la altura del pequeño al que ya hacia muchos días que no veía.

-¿Puedo ir contigo a tu casa? -Pidió el niño nada conforme con la orden de su madre de entrar a casa a dormir la siesta.

-No Luca, no puedes. -Dijo seria Violeta sin atreverse a mirar a Chiara.

-Ya has oido a mamá Luca, no puedes. -Le respondió la menorquina al niño acariciándole con mimo la cara.

-¡No! -Se quejó el niño volviendo a la rabieta que habia tenido hace apenas unos minutos.

-Luca venga entra a casa. -Le volvió a insistir la pelirroja de manera seria aunque ya agotada por la situación.

-Venga cariño hazle caso a la mamá va. -Lo instó también Chiara viendo que Violeta no estaba de muy buen humor.

-No quiero con la mamá. -Dijo el niño sin obedecer y abrazándose a la medio inglesa que aún seguía agachada a su altura.

-¿Pero como no vas a querer con la mamá cariño? -Le volvió a hablar con cariño Chiara a la vez que lo abrazaba con mimo acariciándole la carita. -Si la mamá te quiere mucho, más que a nada en este mundo.

Luca no dijo nada dejándose mimar por la pelinegra, pero Violeta sonrió inconscientemente.

-Gracias. -Le dijo sincera a esa chica a la que sabia que habia jodido mucho.

-Va cariño, hazle caso a mamá. -Volvió a hablar Chiara pero sin dejar de dirigirse al niño.

-Venga Luca mi vida, y echamos la siesta los dos juntos. -Lo instó la motrileña deseando poder meterse a la cama a dormir.

Ella siempre me entiende [Kivi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora