9 ❙ La verdad ᯓ ➹

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Angie

Volteo hacia la puerta, veo a Spreen, parado en la entrada con una expresión de sorpresa.

Carre y yo nos separamos rápidamente y yo me intento cubrir con mi remera.

—¿Qué mierda? —dice Spreen con una expresión de incredulidad.

Mi corazón late con fuerza, y me siento atrapada, sin saber qué decir.

Hace unas horas me besé con Spreen y ahora estoy con Carre como si nada hubiera pasado. La culpa me consume y me siento horrible.

—Yo... no sabía que... ¿Ustedes...? ¿Desde hace cuánto...? —balbucea Spreen, muy confuso.

Soy incapaz de hablar y miro a Carre esperando a que él conteste.

—Desde hace unos días —dice Carre, mientras se pasa una mano por el pelo, nervioso.

Spreen se queda mirando a Carre intentando analizar sus palabras, hasta que su mirada se posa en mí y su expresión cambia completamente.

Sus ojos se llenan de dolor y confusión.

Rezo para que Spreen no mencione nada sobre el beso. 

No quiero que Carre se entere aún de lo que pasó en la fiesta, no de esta manera.

—Me voy a dormir... —dice Spreen, sin quitarme los ojos de encima.

Spreen sube las ecaleras para ir a su pieza, totalmente inexpresivo.

Necesito hablar con él.

Me quedo hablando con Carre un rato, pero yo no puedo dejar de pensar en el beso con Spreen.

Siento que estoy traicionando a Carre y el no se merece esto.

Cuando Carre se va a dormir, subo las escaleras hasta el cuarto de Spreen sin que nadie se dé cuenta. Doy unos suaves golpes en la puerta.

La puerta se abre lentamente y veo a Spreen, con una expresión de confusión en su rostro.

—¿Qué querés, Angie? —pregunta, su voz cargada de emociones reprimidas.

—Spreen, ¿podemos hablar? —susurro.

Spreen duda un momento, pero me deja pasar.

Me mira, y por un momento parece que va a decir algo, pero se queda en silencio.

—Angie... —comienza con la voz temblorosa.

Spreen evita mi mirada nervioso y suelta un suspiro.

—No puedo seguir callándomelo, Angie. Me gustás... mucho. Desde hace tiempo.

No sé cómo reaccionar. Nunca había imaginado que Spreen sentía algo por mí.

—Spreen, yo... no sabía que te sentías así —respondo, mi voz apenas un susurro—. Pero estoy con Carre, vos sabés...

—Estás con Carre, pero eso no te impidió seguirme el beso, ¿verdad? Jugaste con mis sentimientos, Angie...

Su voz suena con una mezcla de dolor y enojo.

—Vos me besaste primero, Spreen —le recuerdo, mi voz apenas un susurro—. Y yo... pensé que eras Carre. No me di cuenta hasta que fue demasiado tarde.

Spreen se queda en silencio, sus ojos buscando respuestas en los míos, y veo cómo su rostro cambia con tristeza.

—¿Pensaste que era Carre...? —repite con algo de dolor en su voz.

Quiero decir algo más, explicar cómo todo se salió de control, pero las palabras se me quedan atascadas en la garganta.

El silencio cae entre nosotros, pesado e incómodo. Finalmente, Spreen sacude la cabeza y se dirige hacia la puerta, abriéndola de golpe.

Destino azul // Carre y AngieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora