2 ❙ ¿Un beso? ᯓ ➹

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Carre

El rostro de Angie está a centímetros del mío e instintivamente retrocedo un paso.

—Quítate la camisa como esta tarde... —susurra Angie con una sonrisa traviesa volviendo a acercarse a mi.

Me quedo petrificado al ver la actitud de Angie claramente afectada por el alcohol.

¿Por qué mierda está diciendo estas cosas ahora?

Sus ojos, normalmente tan reservados, ahora brillan con una chispa de picardía, y su sonrisa es más amplia y despreocupada.

—Angie, no digas boludeces, estás re en pedo.

—Eso no es cierto —protesta Angie, como si fuera una niña pequeña.

Angie murmura algo que suena a un quejido mientras la llevo a rastras a su habitación. La dejo sentada encima de su cama y y me arrodillo frente a ella para mirarla a los ojos.

—¿Estás bien? —le pregunto, preocupado pasandole un mechón de cabello azul por detrás de la oreja.

Angie asiente lentamente, aunque sus movimientos son torpes. Se queda mirándome con una expresión soñadora.

—¿Sabías que sos muy lindo, Carre? —dice de repente, sin filtro alguno.

Me río nerviosamente y trato de no tomarle mucha importancia a sus palabras, sabiendo que está hablando por el alcohol.

—Sí, claro, Angie. Dormí, en serio. Mañana te vas a arrepentir de todo esto.

Pero Angie sigue insistiendo, alzando una mano para tocar mi cara.

—No, en serio. Nunca te lo había dicho, pero siempre me pareciste lindo.

Intento mantener la calma y cambiar de tema, aunque mi corazón late un poco más rápido.

—Bueno, bueno, gracias. Pero ahora a dormir, ¿dale?

—Te quiero, Rodri...

—¿Rodri? —pregunté, luchando por contener una sonrisa.

Angie tiene un encanto natural que se amplifica con el alcohol, una especie de vulnerabilidad que la hace ver aún más adorable. No puedo evitar sonreír.

—Yo también te quiero, Angie —digo levantándome del suelo para irme a mi habitación.

Al levantarme Angie me rodea la cintura con sus brazos abrazándome con fuerza. Sus manos se aferran con ternura, y puedo sentir su calidez a través de la tela de mi camiseta.

—Angie... —susurro, delicadamente intentando liberarme suavemente de su abrazo.

—No te vayas —murmura con voz suave, casi suplicante.

Me quedo quieto, sintiendo su respiración.

—Angie no me voy, mi habitación está al lado de la tuya.

Se separa de mi con una mueca de desilusión.

—Quédate en mi cama... —susurra , casi como un ruego.

Me quedo en silencio por un momento, debatiéndome internamente. La situación me pone nervioso.

Me imagino la cara que pondría Spreen al levantarse y verme en la cama de Angie.

La miro, tratando de descifrar si realmente entiende lo que está pidiendo o si es solo el efecto del alcohol hablando.

—Angie, no creo que sea una buena idea... —empiezo a decir, pero su expresión se vuelve aún más vulnerable.

—Por favor... Rodri —insiste agarrándome de la mano y atrayéndome hacia ella.

Me muerdo el labio inferior indeciso, sé que simplemente está haciendo porque está borracha pero, la idea de dormir con ella no me parece tan mala.

—Angie... —susurro, intentando mantener la razón.

—Solo esta noche —repite, su voz quebrándose un poco. Sus ojos brillan con una mezcla de alcohol y sinceridad.

—Está bien... solo esta noche.

Angie sonríe ilusionada y me suelta la mano para acurrucarse entre las sábanas.

Me quedo mirándola con ternura antes de acostarme a su lado.

Ella se queda mirándome pensativa y sé que está apunto de preguntarme algo.

—Rodri... ¿Me puedes dar un beso? —dijo con voz inocente.

¿Cuánto alcohol tomó esta mujer?

—Angie...

—Por favoor, solo un besito de buenas noches...

No quiero caer en la tentación pero, ver a Angie pedirme un beso con las mejillas sonrojadas... Es demasiado tierna, no puedo decirle que no, aunque sé que solo actúa así porque ha bebido.

Me inclino hacia ella y deposito un beso suave en su mejilla. Angie sonríe satisfecha.

Apago la luz y me vuelvo a acostar a su lado sin saber bien cómo acomodarme hasta que Angie me abraza dejando su rostro en mi cuello. Haciendo que mi corazón se acelere.

—Te quiero... —murmura en voz baja.

Angie y yo nos decimos "te quiero" a diario pero, esta vez suena diferente. Su voz parece cargar con un significado más profundo, como si hubiera algo más que deseara expresar.

Me tenso, nervioso bajo su abrazo, sintiendo su respiración pausada que me provoca cosquillas en el cuello.

—También te quiero —murmuro casi inaudible.

Deslizo mi mano con suavidad sobre su espalda, acariciándola hasta que se queda dormida.

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La luz del sol entra por la ventana y me despierto al sentir a Angie moverse al despertar. De repente, ella se sobresalta y se inclina hacia mí para mirarme el rostro con una expresión de sorpresa.

Abre la boca para decir algo pero parece pensarlo mejor y la cierra rápidamente.

Siento que mi mano está sosteniendo su cintura y la quito de prisa, para no incomodarla.

—¿C-Carre...? —pregunta como si no pudiese creer que estuviera en su cama.

—¿T-tu...? Yo... —balbucea nerviosa.

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Destino azul // Carre y AngieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora