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•Sábado 12 de Julio de 2012

—¿iDonde te habías metido!?

Rai se sobresaltó cuando escuchó la voz alterada de su amiga mientras abría la ventana de golpe. Alondra la miró seriamente por un segundo, antes de reaccionar y cubrir su boca, asustada por haber hablado lo suficientemente alto. ¡Sus padres no tenían que despertarse por su culpa! Ellos seguramente la castigarían al enterarse de que estaba despierta a altas horas de la noche.

-Alo... - Dijo Rai en voz bajita, apoyando sus manos en el marco de la ventana.

-La semana pasada te esperé toda la noche
-Apartó sus manos de su boca, reclamando en voz baja. —Me mantuve despierta por ti y hasta canté en tu lugar. ¡Estaba preocupada! ¿Y si estabas enferma? ¿Y si te había sucedido algo peor?

—Vendría incluso de estar enferma - Dijo sin vacilación. -No puedo arriesgarme a que mamá
aparezca y yo no esté aquí.

-Pero tú no apareciste la semana pasada, Rai. -Volvió a decir. Rai la miró con tristeza.

-Papá estaba molesto por algo y, cuando me vio, decidió desquitarse conmigo - Confesó. -Me encerró en mi cuarto y dijo que me quedara callada. Bloqueó mi puerta. Y aunque quise salir por la ventana, estaba demasiado alto. Me dio miedo saltar -Sus ojitos se humedecieron.

—¿Tu cuarto está en un segundo piso? - La menor asintió, ella la miró horrorizada. - ¡Ni siquiera debiste pensar en saltar! ¿Qué habrías hecho de salir lastimada? Tu padre te habría descubierto de todas formas - Rai bajó la mirada, apenada.
—Está bien, no es tu culpa

-Pero no vine... - Murmuró.

—Pero yo estuve aquí —Le recordó. -Y me quedé despierta por ti, vigilé por ti. Tu madre no ha venido, Riri, así que todo está bien -Extendió su mano hacia la más pequeña, apartando una pequeña lagrimita que yacía en su mejilla. -Cuando tengas problemas, cubriré tu lugar -Prometió.

Rai la miró fijamente, estudiando sus palabras. La mirada de la chica frente an ella poseía tanta determinación, que fue imposible que las comisuras de sus labios no se alzaran en una bonita sonrisa. Alondra sintió su corazón alborotarse cuando vio esa preciosa sonrisa. Y como si no fuera suficiente, la menor tenía los ojos más brillantes que había visto en su vida; ojos que podía comparar sólo a las estrellas.

Cada parte de ella le recordaba a la noche; solitaria, silenciosa, misteriosa, pero hermosa.

Rai era hermosa.

-¿Sabes? -Murmuró la morena, sin apartar su mano del pequeño rostro de la menor. -La noche que no viniste, mientras observaba el cielo, me di cuenta de algo.

-¿De qué? -Preguntó curiosa, ladeando su cabeza. Alondra se sintió nerviosa cuando, además de eso, Rai posó su mano sobre la de ella.

-Te pareces a la luna.

-¿La luna? - Rai sonrió tiernamente. -¿Lo dices porque sólo podemos encontrarnos durante las noches?

-Es más que eso -Negó con la cabeza. - Porque, lo cierto es que ni siquiera la luna es visible durante todas las noches- La menor la miró sin parpadear. - Al igual que a ti, a ella no pude verla esa noche. Eres como la luna. Eres mi niña de la luna, Riri.

—¿Cómo es que soy tu niña? - Preguntó con diversión, mostrando unos hermosos hoyuelos junto a su sonrisa. Sus ojitos volvían a brillar, llenos de cariño.

-Lo eres - Dijo con seguridad. - Ya que yo te descubrí, eres mi niña, Rai.

—Soy la niña de mamá - Refutó.

-Eres la niña de mamá y mi niña de la luna
-Insistió, con total seguridad en la voz.

—Está bien - Rió despacio. -Ya que eres tú mi primera amiga, dejaré que me llames tu niña. Niña de la luna suena bonito también.

Rai alejó la mano de la mayor de su rostro, presionándola con cariño en el proceso, sin dejar de sonreír en ningún segundo. Y Alondra feliz de verla, de escucharla, incluso si aún no estaba segura de la razón de ello. Ella solo sabia que necesitaba tener a su Rai ahí.

La niña de la luna || Railo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora