Cap 4

120 11 5
                                    

•Belen

A penas son las dos en punto y yo estoy ansiosa aguardando en la recepción por la señora Navidad en el lugar que hemos quedado para almorzar.

Las personas entran, salen, comen y conversan en éste sitio refinado, mientras que yo me dedico a observar por la ventana para ver si mi acompañante llega al fin.

Está de más decir que me siento un tanto incómoda y abrumada por el sitio, ni siquiera sé si estoy bien vestida para estar aquí, puesto que no es un tipo de lugar al que yo acostumbre visitar, si hubiera sabido la exclusividad de éste lugar, probablemente habría pensado un atuendo más decente, aunque cabe mencionar que elegí con cuidado la ropa para hoy sabiendo que voy a estar frente a ella. Estoy deseando verla llegar, siento mis manos sudar y las miro mientras juguetean con mi bufanda, pero no quiero estar en éste sitio y la contradicción hace que mis ansias aumenten considerablemente.

Vuelvo mis ojos hacia la ventana y por fin la veo venir.

Tan preciosa y elegante, vestida como si fuera a ver al presidente, con un vestido ajustado y unas gafas oscuras. Tan decente con otro hermoso abrigo de piel que hace juego con su bolso, pero ésta vez lo lleva desabrochado haciendo que se mueva mientras camina, como si fuera una especie de capa. Se contonea de forma distinguida mientras camina, casi corriendo en dirección a donde estoy aguardando por ella, no puedo evitar sonreír solo de ver que está aquí, y de inmediato toda la incomodidad se va.

Parece un ángel precioso que ha caído específicamente en éste lugar para verme a mí, para abrir sus alas y llevarme a un sitio en el que no existe nada ni nadie más que nosotras dos.
No puedo evitar sentirme como un pequeño cachorro salivando por una deliciosa comida, aunque tal vez suena pervertido de mi parte compararla de la forma en que estoy haciendolo, pues la deseo tanto como un cachorro anhela la carne, pero qué más da. Ella no sabe siquiera la manera tan sublime en que mis ojos la ven, en que se aparece por mi mente de forma constante, apuesto que ni siquiera se lo imagina, y apuesto que mucho menos piensa en mí ni siquiera un poco dentro de su ajetreada vida de mujer de la alta sociedad.

Abro la puerta para ella y sonríe también, avanzando conmigo hacia la recepción para pedir la mesa que ella misma ha reservado para nosotras, mientras yo permanezco absorta en silencio observando a detalle sus movimientos y la educación con la que habla cada segundo.

Para cuando nos dan la mesa, aún no hemos hablado ni un poco, ella retira la silla para mí y en seguida de que yo me acomodo, ella se sienta sin vacilación frente a mí con clase y modales.

*Paty: -Lamento mucho haberla hecho esperar...- Dice al fin, y su voz hace que mi piel cobre vida de inmediato erizándose, su voz es mucho mejor de lo que yo la recordaba. El mesero se nos acerca pero ella rechaza la carta de menú. -Quiero el puré de espinacas sobre huevos escalfados y un martini seco con una aceituna, por favor.- Le dice en una sonrisa afable, el hombre embobado anota la orden y luego me mira.

Observo el menú y estoy totalmente perdida porque no sé ni siquiera qué es cada cosa
de qué están hechos los alimentos que venden aqui.

*Belen: -Emm... Tráigame lo mismo.- Digo con seguridad fingida. Después de todo, si ella lo ha pedido, debe ser algo bueno.

*Mesero: -¿Los alimentos o la bebida?- Dice para complicar más mi estadía en el sitio.

*Belen: -Todo, si es tan amable. Gracias.- Le sonrío y el tipo al fin se aleja, dejándonos en la compañía de la otra como tanto había estado deseando.

Observo a Paty y ella saca su cigarrera con una sonrisa en los labios que no puedo entender, la abre y acerca a mí en un movimiento rápido y elegante.

Amor Inesperado🪐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora