Cap 11

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•Belen

Jamás me he sentido tan amada en mi vida. Y sé que ella no lo ha dicho, y mucho menos yo me he atrevido, pero estoy segura de que lo que siento es amor, y por supuesto que ella puede sentirlo también.

«Te quiero» nos susurramos a penas, en un intento de ser valientes y dejar escapar una brisa de lo que realmente sentimos una por la otra.

Descansar sobre su pecho mientras ella acaricia mi espalda se ha convertido en mi parte favorita de estar con ella, claro, esa parte va en la lista después de hacer el amor.

Me estiro en la cama y reviso mi celular. Es
temprano, pero a juzgar por la temperatura de su espacio en la cama, ella tiene ya un rato que se levantó y salió no sé a donde. Quizá está consiguiéndonos algo de café, y juro que podría acostumbrarme a todas éstas atenciones bastante rápido.

Me levanto con pereza y como hoy nos iremos por fin de aquí, creo que es buena idea poner un poco de orden en la habitación.

Acomodo nuestras cosas dentro de las maletas, y muevo la de Paty cerca de la puerta para que sea más fácil llevárnosla en un rato que nos vayamos de aquí.

La puerta se abre de golpe haciéndome voltear sobresaltada, y una Paty con la cara enrojecida entra de inmediato como si fuera otra persona, una que está verdaderamente molesta y desesperada.

Nunca la había visto ni siquiera pisar parte de éste estado de ánimo, y me siento asustada de verla casi hiperventilar por el enojo.

*Paty: -¡¿Dónde está mi maldita maleta?! Grita mirándome con enojo y acercándose a zancadas hacia donde yo estoy.

*Belen : -La... La puse allá, junto a la puerta... Tartamudeo de forma patética. -Paty, ¿qué pasa?- Ella me ignora y va como poseída hacia la maleta. -¡Paty!- Se deja caer de rodillas y la abre esparciendo cosas por todos lados y revolviendo con rapidez todo el interior de la maleta.

Se queda quieta un momento corto y se pone de pie con ese maldito revólver en las manos. Me mira por una fracción de segundo y así como entró, vuelve a salir de la habitación con la pistola empuñada con fuerza y por supuesto que no puedo dejarla ir sola a donde sea que va.

No importan las consecuencias.

*Paty: -¡Maldita sea!- Da zancadas por el pasillo conmigo corriendo tras de ella.

*Belen : -¡Paty! ¡Detente! ¿Qué rayos pretendes hacer con eso?- Sigue ignorándome. -¿Qué pasó? Paty, habla conmigo... ¡Me estás asustando!- Y de pronto, en la puerta de al lado de nuestra habitación, como en esas versiones de las películas de agentes de policía, Paty me empuja y retrocede un poco para después abrir la puerta de una fuerte patada, y ahí está el. Jorge Méndez. El supuesto vendedor que no dejaba de hostigarnos en aquel café. ¿Qué rayos está sucediendo?

El tipo ni siquiera se inmuta, solo nos mira con seriedad acicalándose el estúpido bigote con una mano. Mis ojos recorren la habitación, y pegado hacia la pared de nuestra habitación, está todo un sistema de cables enmarañados unos sobre otros, extendiéndose como una telaraña y que terminan conectados a una laptop con un programa de grabación. En ella también hay varias vistas de lo que parecen ser cámaras de grabación que dan al pasillo e incluso de su ventana hasta el pequeño parque en el que Paty y yo nos sentamos a tomar café el día de ayer. Joder. Esto no puede ser nada bueno.

*Paty: -Vas a entregarme esa computadora y la grabación ahora, maldito hijo de perra.- Dice con una voz que no reconozco como suya. La ira tiene su rostro y ojos enrojecidos, y esa voz seductora y preciosa, ahora parece más como el gruñido de un león cuando hay intrusos en su territorio. Jamás pensé escuchar a Paty así, y menos diciendo ése tipo de palabras que por supuesto no suele usar jamás. La recatada y educada señora Patricia se ha ido de vacaciones en éste preciso instante y no sé cuándo es que va a volver. -¿Cuánto te va a pagar Diego por esto? Te doy el doble, el triple, lo que quieras.- La pistola no deja de apuntar al tipo y yo solo permanezco tras de Paty en silencio como una pequeña niña asustada. Y en verdad me siento exactamente así. Él tarda en responder, parece que se lo piensa un instante antes de hablar.

Amor Inesperado🪐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora