4X01 Violencia

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"¿Entradas para los Mets?. La mayoría de la gente supone que soy fanático de los Yankees"

"No soy como la mayoría"

(Cooper y Emily)

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El hecho de que Morgan se ofreciera a acompañar a Hotch de regreso a Virginia, había resultado providencial para Emily. No habría conversaciones extrañas en el vuelo de regreso, ni recordatorios de la que había quedado inacabada en la cafetería.

Los últimos acontecimientos habían sido como un mal sueño y, aunque el equipo había evitado un ataque terrorista, nada podía compensar la muerte de Kate Joyner. Afortunadamente, Emily retornaba a casa con el alivio de saber que Cooper se recuperaría. Había conectado rápidamente con él desde el momento en que se habían conocido, y era innegable que habían sentido una simpatía mutua y quizás cierta atracción. Cooper había tratado de coquetear con ella de un modo que a Emily le recordaba mucho a Morgan, pero sabía que sólo se trataba de un juego inocente. Cooper jamás le habría sido infiel a su esposa, y ella jamás lo habría alentado a que ni siquiera lo intentara.

"Los límites estaban para algo", le había dicho a Morgan sólo unas horas atrás, y no importaba si se trataba de un hombre casado o de todo un protocolo sobre relaciones en el ámbito laboral.

En realidad, sólo consistía en hacer lo correcto, independientemente de los sentimientos.

Pero había sido agradable conocer a Cooper.

Sin embargo, su problema principal, no era Cooper, a quien probablemente nunca volvería a ver salvo que surgiera otro caso en Nueva York. Su problema principal se llamaba de Derek Morgan quien, mientras Emily se sumergía en una ducha caliente en su apartamento, aún conducía de regreso junto a Hotch en un viaje de más de tres horas.

Esperaba que eso la librara de una conversación a la que había accedido tan rápidamente como se había arrepentido.

No funcionó.

Ya se había cambiado de ropa, sustituyendo su habitual indumentaria laboral por algo más holgado, y se disponía a leer un rato cuando el timbre de la puerta sonó.

Se quedó petrificada al comprobar, a través de la mirilla, que Morgan estaba al otro lado de la puerta. Ni siquiera se había molestado en avisarla de que vendría. ¿Tal vez porque creía que habría buscado una excusa para evitar la situación en la que justo ahora se hallaba? Era muy probable. Morgan la conocía lo suficiente como para adelantarse a sus excusas.

Mierda. Farfulló.

— Emily, sé que estás ahí.

Dejó caer la frente sobre la madera de la puerta, cerrando los ojos.

Por supuesto que sabía que estaba ahí.

Suspiró hondo y abrió.

Antes de que cualquiera de los dos dijera una sola palabra, se encontraron mirándose frente a frente. Emily, intentando controlar su deseo de salir huyendo de allí, cosa que era absurda puesto que estaba en su casa; y Morgan preguntándose si la expresión de pánico que había en en el rostro de la morena era real o sólo imaginación suya.

— Perdona que no te avisara. Acabamos de llegar y conducía ya hacia casa... Fue una decisión de último momento.

Emily tardó unos segundos en darse cuenta de que Morgan estaba esperando a que dijera algo, aunque fuera un mínimo "hola"

— Pasa, por favor – Acertó a decir finalmente. Emily Prentiss podría sentirse incómoda, pero sus buenos modales estaban demasiado arraigados en ella como para cerrarle a Morgan la puerta en las narices.

MOMENTOS FURTIVOS (TEMPORADA 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora