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"Hiciste lo correcto"

"Sí, lo sé. Sabía que eso no ayudaría a nadie si esa mujer hubiera sabido lo que estaba ocurriendo enfrente de ella y sus hijos. Mentí porque era mi trabajo y quería protegerla"

"Entonces, ¿Qué es lo que te carcome?"

"¿Soy una ingenua por pensar que mentir nunca será la forma correcta de hacer las cosas?"

"Con este trabajo..."

"Sí... A veces nuestro trabajo apesta"

(Rossi y Emily)

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Emily Prentiss tenía muchas virtudes, pero entre ellas respetar siempre las reglas no era una de ellas. Aquel caso le había traído demasiados recuerdos de su vida pasada. Sabía que la mentira a veces era necesaria para conseguir un bien mayor, pero tener que dejar a un lado sus propios principios durante el proceso le creaba un conflicto interno con el que no siempre era capaz de lidiar.

Y Emily no era como J.J. Tenía sus valores, su ética, pero al contrario que su compañera, no sentía la necesidad de hacer siempre lo que se esperaba de ella. La legalidad o no de una decisión, no era tan importante para ella como para J.J. Había sacrificado demasiado de sí misma como para no dudar en saltarse las normas para proteger a alguien a quien quisiera y jamás vacilaba en esas ocasiones. No, no había sido sincera con aquella mujer que preocupada, le había preguntado qué sucedía en la casa de enfrente. Eso lo había hecho por su trabajo. Llamar a Tom para pedirle que no sacara a Declan de casa, lo había hecho no sólo por el niño, sino también por Doyle, por la deuda que tenía con él. Sus principios eran tan sólidos como los de cualquiera, pero no siempre iban en consonancia con lo que se esperaba de una agente del FBI.

Para ella, proteger a Declan era una prioridad, lo más importante de su vida y ese era el único principio que realmente le importaba. Esa era la esencia de Emily Prentiss y no estaba segura de que todos a su alrededor lo comprendieran. Tom realmente había facilitado las cosas porque no había hecho preguntas. No era extraño. Tom nunca cuestionaba sus decisiones respecto a la seguridad de Declan.

Pero evidentemente, ahora el conflicto estaba ahí. En su interior. Era el precio a pagar, y ella lo asumía con resignación.

Un poco de bourbon en un bar tan cuestionable como sus decisiones, siempre era una ayuda para sobrellevar el conflicto.

Lo que no calculó fue terminar bebiendo en la barra junto a Morgan.

Resultó que después de salir del hospital, Morgan había decidido pasarse por su apartamento, y al no contestar le había enviado un mensaje, que tampoco había obtenido respuesta. Preocupado, la había llamado en un par de ocasiones, hasta que finalmente escuchó su voz al otro lado del teléfono. Se inquietó aún más, cuando notó el tono evasivo de su voz y el bullicio a su alrededor.

Tan pronto Emily le había confesado que había salido a tomar una copa, Morgan se había ofrecido para acompañarla. Su verdadera intención, que ocultó convenientemente, era otra muy distinta. Asegurarse de que llegara sana y salva a su casa.

— ¿Dónde encontraste este lugar? ¿En una guía para futuros asesinos en serie? Creía que eras más selectiva.

Emily sonrió con desgana cuando Morgan se sentó junto a ella. Ni siquiera se molestó en mirarlo, ya arrepentida de haber aceptado que la acompañara. Mantuvo sus manos alrededor de su segunda copa de bourbon, que casi había terminado.

MOMENTOS FURTIVOS (TEMPORADA 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora