4x03 Pérdida Mínima

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"Necesito que me escuches. Lo que Cyrus me hizo no es culpa tuya. Fue mi decisión y lo haría de nuevo"

(Emily a Reid)

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— De verdad, Morgan, esto no es necesario... Estoy bien...

Emily lo había dicho con convicción, pero la realidad era que su aspecto la contradecía. A medida que habían pasado las horas desde la paliza que Benjamin Cyrus le había propinado, los hematomas y cardenales en su rostro y en su cuerpo se habían acentuado de una forma alarmante, aunque por fortuna, no había sufrido daños internos.

Aun así, era innegable que le dolía hasta el último centímetro de su cuerpo, a pesar de que ante Reid había procurado que no se evidenciara para evitar que el joven se sintiera aún más culpable. 

Lo que escapó de su control fue el empeño de Morgan en cuidar de ella, hasta el punto de llevarla hasta su casa y asegurarse de que se tomaba los calmantes que le había recetado el médico. Habían llegado a primera hora de la mañana, y aunque habían dado alguna cabezada en el avión, lo cierto era que ambos estaban rendidos. Como era de esperar, Hotch les había dado el día libre – una semana en el caso de Emily, pero ésta lo había rechazado educadamente- por lo que ninguno de los dos tenía prisa por regresar al trabajo.

Se acababa de dar una ducha, y habría jurado que hasta las gotas de agua le habían dolido. A medida que sus músculos se enfriaban, el dolor empeoraba. Descubrió además, mientras se cambiaba de ropa, que tenía un par de cardenales nuevos en la cadera, y su estómago había adquirido una desagradable tonalidad oscura.

Al salir del dormitorio, se había encontrado a Morgan preparándole el desayuno.

— Estarás mejor cuando comas...— Dijo Morgan con un sorprendente entusiasmo— Además, no es sólo para ti— Dejó sobre la barra de la cocina dos platos con huevos revueltos y salchichas acompañados de zumo de naranja – Vamos, a desayunar.

Luego dio la vuelta a la barra, y apartó uno de los taburetes altos instándola a sentarse. Emily no tuvo más opción que claudicar.

Un instante después, ambos compartían aquel desayuno improvisado.

Emily se dio cuenta de que tenía más hambre de la que había creído, y devoró el contenido de su plato ante la benevolente sonrisa de Morgan. Al menos lo había hecho feliz, pensó Emily.

— ¿Te has tomado la medicación?

Morgan se la había entregado poco antes de que Emily fuera a ducharse pero, conociendo su aversión por los medicamentos, no estaba seguro de si habían terminado en el fondo del váter.

— Sí, doc... Me la he tomado...— Admitió ella, a pesar de que en realidad se había tomado la mitad de la dosis prescrita. No quería pasarse el día somnolienta por efecto de los calmantes.

— Bien— Sonrió Derek, mientras se levantaba y recogía los platos en los que ya no quedaba absolutamente nada— Estoy orgulloso de ti.

Emily no pudo menos que echarse a reír, pero comprobó para su sorpresa que reírse dolía, y mucho. Las consecuencias de los golpes de Cyrus en su estómago y en sus costillas se evidenciaron de forma notoria cuando Emily, instintivamente, llevó las manos a cada una de esas zonas.

Derek la miró, alarmado.

— Oye, ¿seguro que estás bien?

Quería sostenerla de algún modo, pero casi no se atrevía ni a tocarla, más que posando suavemente su mano sobre su espalda.

MOMENTOS FURTIVOS (TEMPORADA 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora